Entre Bruc y Girona

Barcelona ajardina 'sine die' un tramo de la Diagonal hasta que se resuelva el futuro del tranvía

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Las primeras plantas llegan a la calzada de la Diagonal.

Las primeras plantas llegan a la calzada de la Diagonal. / MARC ASENSIO

Carles Cols

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Como los Ents de Tolkien, ¡árboles que caminan!, una quincena de grandes arbustos han dejado esta semana las aceras de la Sagrada Família y se han acomodado, a saber hasta cuándo, en mitad de la avenida de la Diagonal, entre las calles de Girona y Bruc. Acaba de nacer lo que casi es una nueva plaza del Eixample. Mueren en Girona las vías del tranvía procedente de Glòries. Se convierte la Diagonal, para el tráfico procedente de Francesc Macià, en un callejón sin salida al llegar a Bruc.

De este modo, los 4.810 metros cuadrados de la calzada central y de las ramblas laterales de la avenida entre esos dos puntos, con ese verde recién llegado desde la Sagrada Família en macetas gigantes y con ocho piezas de mobiliario urbano recién adquirido, acaba de consolidarse como un inesperado oasis de tráfico en mitad de la Dreta de l’Eixample, con la promesa municipal, además, de que ahí programará actividades de barrio.

Un operario descarga macetas en la Diagonal.

Un operario descarga macetas en la Diagonal. / MARC ASENSIO

Ya se estrenó ese ‘cul-de-sac’ urbanístico durante la fiesta mayor del barrio el pasado junio, con un tranquilo éxito de público, que es lo que se pretende, pero entonces a aquel tramo de la Diagonal no le habían dado aún el remozado de esta semana. Sin ser un vergel es, como mínimo, más verde. Las jardineras son en realidad el descarte de otra iniciativa municipal. Los técnicos del distrito se han propuesto aligerar de obstáculos los alrededores de la Sagrada Família. Se han eliminado ahí paradas de bus fuera de servicio y pronto se retirarán quioscos que hace meses que no levantan la persiana.

La jardinera de la tórtola

Las jardineras no eran inútiles. Se colocaron en día en la acera de Mallorca, la de la Fachada de la Gloria del templo, y su función estética hacían, además de evitar que los turistas bajaran imprudentemente de la acera, pero al final se ha concluido que convirtieron esa zona peatonal en un embudo impracticable en horas punta de visitantes. Muy rápido se les ha encontrado un nuevo uso, el de la Diagonal, aunque una de esas macetas gigantes no ha hecho ese viaje de unas pocas calles porque se ha preferido no desahuciar a una pobre tórtola que había hecho un nido en ella.

Actividades a la vista

El distrito del Eixample ha invitado a los vecinos del barrio a que le hagan llegar propuestas sobre qué tipo de actividades llevar a buen puerto ahí. Dice que las estudiará. Tienen que ser, por decirlo de algún modo, de proximidad, nada que sea un imán para atraer cientos de personas desde otros puntos de la ciudad.

La Diagonal, durante la Fira Modernista de la Dreta de l'Eixample.

La Diagonal, durante la Fira Modernista de la Dreta de l'Eixample. / ZOWY VOETEN

Tras el verano, ya se verá. Evidentemente, llamar a aquello plaza es emplear esa palabra de una forma muy elástica. No lo es, pero es un rectángulo peatonal mayor que, por ejemplo, la plaza Reial, o sea, que no es poca cosa, y lo será durante años. Muchos. Podría bautizarse provisionalmente como la plaza del Sine Die, porque permanecerá igual hasta que la ciudad decida si conecta o no las dos redes del tranvía a través de la Diagonal. Podría incluso bautizarse como una resurrección del urbanismo táctico, pero esa expresión está proscrita en el actual mandato municipal, porque se asocia al 'colauismo'.

La cuestión es que esa singularidad creada, o sea, que la Diagonal quede interrumpida salvo por el tráfico residual de los laterales, es toda invitación a reparar, con espíritu de agrimensor, en lo raro de aquel lugar. No solo es un tramo de la avenida comercialmente aletargada, sino que incluso tres de sus fincas, las de los número 345, 347 y 349, ni siquiera tienen tiendas en sus bajos. La única chispa de vida de barrio está justo en la esquina de Bruc, junto a la (a veces discutida) Font de la Palangana, en la que una niña trata de desteñir con agua la piel de un niño negro. Un par de bares y un frondoso parterre hacen de ese minúsculo triángulo de acera un punto de reunión social. El resto, precisamente por ser la Diagonal y la Dreta de l’Eixample, sorprende por su ambiente mortecino.