Integración

La segunda generación de inmigrantes escala puestos en el mercado laboral respecto a sus padres

Los hijos de extranjeros afincados en España que trabajan en puestos técnicos, científicos e intelectuales duplican la tasa de los de primera generación

España recibe los extranjeros mejor formados y más disponibles para trabajar de la UE

Jóvenes inmigrantes en el aula de un instituto de Barcelona.

Jóvenes inmigrantes en el aula de un instituto de Barcelona. / El Periódico

María Jesús Ibáñez

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Los extranjeros de segunda generación, es decir, los hijos de aquellos que llegaron a España como inmigrantes y que ya han nacido aquí, responden, por lo general, a las expectativas de sus progenitores y escalan posiciones en el mercado laboral. Dejan de ocupar los puestos más básicos y encuentran empleos que se sitúan en un escalafón superior y, por tanto, están mejor remunerados y menos expuestos a los vaivenes del desempleo. Ganan peso, sobre todo, entre las profesiones intermedias (técnicos), en puestos científicos (sanitarios, por ejemplo) y en ocupaciones intelectuales, donde su presencia prácticamente duplica a la de la anterior generación.

También ganan relevancia, aunque de manera más discreta, en el sector del comercio, de la atención a las personas y en labores administrativas, según un análisis elaborado por la corporación Natixis, un banco de inversiones que periódicamente publica estudios sobre el mercado laboral.

En esta ocasión, el informe se centra en 'Los flujos migratorios y la reducción de la fuerza laboral en la Eurozona' y pone el foco sobre lo que está ocurriendo en este sentido en Alemania, España, Francia e Italia. Y así, en el caso español, constata que este es el país al que llegan los extranjeros mejor formados de la UE, pero que, lamentablemente, toda su preparación y su talento suelen valerles de poco, ya que acaban ocupando empleos de baja cualificación. Esta circunstancia se suele corregir en la siguiente generación, indica el análisis de Natixis. "Pese a que tienen un nivel educativo que muchas veces no es mayor que el de sus padres, sin embargo, sí están ganando peso en tareas profesionales", agrega.

Solución estructural

De este modo, mientras solo el 9,8% de los nacidos en el extranjero ejercen profesiones intelectuales y científicas, el porcentaje entre sus hijos asciende al 23,9% (más del doble, en realidad). En el caso de las denominadas ocupaciones intermedias, del 7,1% de los migrantes de primera generación que las desempeñan pasan a ser un 14,9% en la segunda. En el otro extremo, si un 24,5% de los primeros ocupan puestos elementales, la cifra desciende al 9,7% de los segundos.

La llegada de extranjeros ha contribuido a frenar el descenso de la población en edad de trabajar en Europa, arranca el estudio. Con excepción de España, los otros tres países analizados se enfrentan a una disminución o estancamiento de su oferta potencial de trabajo. "Frente a esta tendencia estructural de largo plazo, difícil de revertir en el corto y medio, la inmigración y la presencia de población extranjera en edad de trabajar constituyen una respuesta parcial, aunque también plantean la cuestión de cómo integrarla en el mercado laboral", señala el documento. En general, se observa que "la fuerza laboral extranjera es más sensible y vulnerable a los impactos que pueda sufrir ese mercado de trabajo".

En concreto, en los dos países del sur de Europa estudiados (Italia y España), las personas extranjeras tienen, en general, una tasa de actividad superior -la que mide tanto el poder trabajar como el querer hacerlo- a la de los no extranjeros. Pero también se ve que el empleo extranjero es más sensible a los ciclos y a las condiciones económicas, constituyen una variable de ajuste durante las recesiones, donde son los primeros empleos afectados. La tasa de desempleo de los extranjeros es estructuralmente más alta en la mayoría de los casos, y se aleja de la de los nacionales después de un impacto negativo de la economía.

En España se da una condición particular: la gran mayoría de los migrantes que se asientan aquí proceden de países de Latinoamérica, con lo que diluyen la barrera del idioma, que sí afecta a los llegados desde otras regiones del mundo. Otra particularidad es que a España llegan bastantes más mujeres que al resto de Europa. Aquí, la mitad de la migración que viene a trabajar es de mujeres, mientras que en el resto de la UE es predominantemente masculina. En el último año, además, cuatro de cada 10 nuevos empleos en España los ha asumido una persona nacida fuera, algo que se explica, en buena parte, por su alta disponibilidad para trabajar.

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