Oferta de compra

El romance de Talgo con Rusia: un largo recorrido pese a las tensiones geopolíticas

Los empresarios húngaros detrás de la OPA a Talgo poseen estrechos lazos con el Kremlin

El entonces ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, preside el viaje inaugural de un tren Talgo entre Moscú y Berlín en 2016.

El entonces ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, preside el viaje inaugural de un tren Talgo entre Moscú y Berlín en 2016. / EFE / YURI KOTCHETKOV

Marc Marginedas

Marc Marginedas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Fue un acto rodeado de la mayor pompa. En junio de 2015, los primeros trenes Talgo, pertenecientes al contingente de siete adquiridos por la estatal Rossiyskie Zhelezhnye Dorogui (RZhD, Ferrocarriles Rusos) tras la firma de un contrato en 2011 y bautizados con el nombre de 'Strizh' (Vencejo), hacían su aparición en la moscovita estación de Kursk. La anexión de Crimea y el arranque de la guerra del Donbás, un año antes, no había impedido o afectado a la transacción comercial, aunque sí había obligado a modificar el trayecto para el que los convoyes estaban destinados: en lugar de la ruta Moscú-Kiev, cubrirían Moscú-Nizhni Nóvgorod, decisión que los portavoces de la firma española calificaron entonces de interna.

El presidente de la empresa, Carlos de Palacio Oriol, viajó a Moscú y no escatimó parabienes, a pesar de las crecientes tensiones geopolíticas entre Occidente y el Kremlin, expresando sin ambages la disposición de Talgo a compartir con el gigante euroasiático su revolucionaria tecnología de cambio de ancho de vía. "Este es un importante día ... por poder contribuir con la tecnología de Talgo a apoyar a los ferrocarriles rusos a prestar un servicio cada día mejor... Todos los que me conocéis sabéis de mi afecto y cariño por el pueblo ruso", proclamó el directivo durante su intervención.

En su discurso, también evocó su excelente relación con Vladímir Yakunin, presidente entonces de Ferrocarriles Rusos (RZhD), un hombre considerado en aquel tiempo como muy próximo al presidente Vladímir Putin y quien ya había sido incluido en la lista de personalidades y hombres de negocios rusos sancionados por el Departamento del Tesoro de EEUU.

Era el inicio de un romance, que aún podría permanecer vivo y que, tal vez, guarde relación con el apoyo que el actual consejo de administración de Talgo ha prestado desde el primer momento a la oferta de compra “amistosa y atractiva” lanzada por la firma húngara Magyar Vagon, cuyos promotores, según el Gobierno y los servicios secretos españoles, mantienen vínculos con el Kremlin. Tanto es así que el Gobierno español ha acabado por vetar la oferta de compra de Magyar Vagon por razones de "seguridad nacional" y de "orden público".

El plato fuerte

El plato fuerte de la alianza entre Rusia y Talgo se produjo un año y medio de su irrupción el país euroasiático, concretamente en diciembre de 2016. Bajo un frío pelón, en una estación de Kursk en esta ocasión cubierta por la nieve, arribaron nuevos trenes, que fueron adjudicados al viaje Moscú-Berlín, cuya duración se reduciría en cerca de cinco horas. Este trayecto sí que implicaba un cambio de ancho de vía en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, razón por la cual se construyó en la estación de Brest, la última de territorio bielorruso, un cambiador similar al que existen en muchos puntos de la geografía española y que permite a los trenes Alvia circular por la red de ancho ibérico y la red de alta velocidad, con ancho estándar. En el acto participó el entonces ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, quién se congratuló de la cooperación industrial con Rusia e hizo mención de nuevo a la tecnología de cambio de ancho de vía, una de las razones que acaban de empujar ahora al Gobierno de Pedro Sánchez a vetar la OPA de Magyar Vagon. "Gracias a la tecnología española" el trayecto entre ambas capitales europeas iba a recortarse, celebró el político español.

En los años siguientes, el matrimonio Talgo-Rusia se afianzó y caminó en una dirección contraria al sentir general en Occidente, cada más inclinado a mantener las distancias con Moscú debido a las continuas denuncias de injerencias y a incidentes como envenenamientos o asesinatos ordenados por Rusia en suelo extranjero. El propio presidente de Talgo, Carlos de Palacio Oriol, fue condecorado con el prestigioso galardón Agustín de Betancourt por el embajador de Rusia en España, Yuri Korchaguin, mientras que un año después, el ministro de Fomento del Gobierno de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, visitó las instalaciones de la compañía en Moscú y calificó su presencia en Rusia de "modelo a seguir".

El inicio de la invasión de Ucrania dio al traste con los planes de Talgo de crecer en el mercado ruso. La filial que creó en Rusia la firma española, con una plantilla de 50 personas, para realizar labores de mantenimiento de los trenes construidos por ella y pertenecientes a RzhD, se vio obligada a implementar recortes de plantilla debido a las sanciones impuestas por la UE a raíz del inicio de la invasión de Ucrania, que vetaban cualquier actividad que pudiera implicar transferencia de tecnología. Los convoyes dejaron de prestar servicio y fueron sustituidos por trenes construidos por la alemana Siemens, aunque las composiciones se conservan y no han sido desguazadas. "Debido a las sanciones europeas, Talgo no tiene derecho a seguir prestando servicios de mantenimiento técnico de trenes de pasajeros Talgo en Rusia", admitió a Efe un portavoz de la compañía.

La Federación Rusa suponía para la empresa española alrededor de un 1% de sus ventas, un porcentaje muy pequeño. Los observadores creen que, más que las mínimas pérdidas incurridas, la razón por la cual Talgo se ha mostrado reticente a abandonar dicho mercado radica en su potencialidad. En la vecina Kazajistán, la firma ha recibido uno de los mayores encargos hasta la fecha: 3.000 vagones en las próximas décadas, según recuerda 20 Minutos

Suscríbete para seguir leyendo