3 GOLES EN 2 JORNADAS

El resurgir del ‘nueve’: Flick reconecta a Lewandowski para el Barça

Lewandowski sigue pescando y el Barça sigue ganando: 2-1 al Athletic

¿Y Dani Olmo? En la grada

Flick ensalza la eficacia de Lewandowski y la "presión" de Raphinha

Lewandowski celebra su gol, el 2-1 del Barça al Athletic en Montjuïc.

Lewandowski celebra su gol, el 2-1 del Barça al Athletic en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Marcos López

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Es un síntoma. Tal vez, solo un síntoma. Pero el Lewandowski gruñón –recuérdese el desplante a Lamine Yamal en noviembre 2023 cuando se negó a darle la mano- ha desaparecido del campo. "¿Si es el mejor Lewandowski? Yo lo conozco así, no conozco a otro Robert", dijo un feliz Hansi Flick tras sumar ante el Athletic la segunda victoria consecutiva en la Liga.

Es, además, el mejor arranque goleador del polaco en el Barça. Anotó dos goles en las dos primeras jornadas de la temporada 22-23, se quedó seco en la siguiente (se estrenó en el tercer encuentro liguero de la 23-24) y ahora disfruta de una fertilidad que no se le conocía en Barcelona.

Aquel delantero inquieto e impaciente que le hizo saber su malestar a Xavi porque no le llegaban balones al área, desconectado como quedaba del remate y oxidado como se le veía, ha quedado ahora atrás con Flick, quien disfruta de sus goles para obtener la calma necesaria -seis puntos de seis- en el inicio de su proyecto.

Lewandowski festeja con Pedri el gol que le marcó al Athletic en Montjuïc, era el 2-1 del Barça.

Lewandowski festeja con Pedri el gol que le marcó al Athletic en Montjuïc, era el 2-1 del Barça. / Jordi Cotrina

No es el mismo Barça. Ni es tampoco el mismo ‘Lewy’. Es solo un síntoma porque apenas se llevan dos jornadas de Liga. Aunque él, y eso se le nota en la cara y, sobre todo, en su juego, se siente más cómodo y feliz.

Es como si su viejo entrenador en el Bayern Múnich hubiera tocado el botón para encenderlo de nuevo. Va incluso más allá de los goles –suma tres en las dos primeras jornadas, el 75% de lo que ha anotado el nuevo Barça- porque con la llegada de Flick le hubiera reubicado consigo mismo.

Lamine Yamal y Lewandowski conversan durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao.

Lamine Yamal y Lewandowski conversan durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao. / JORDI COTRINA

Juega Lewandowski como punto y final del equipo. Es el rematador, al que se le exime de elevados compromisos defensivos –no renuncia a la presión, pero no exhibe, ni mucho menos, la hiperactividad que irradia Raphinha- convencido el técnico alemán de que lo necesita fresco ahí arriba.

Instalado en el área enemiga para aprovechar su sabiduría. Tiene 36 años. Y físicamente se encuentra bien. Pero es tan solo el inicio de temporada. Lo juega todo -180 minutos de 180 posibles, sin cambio alguno- porque Flick depende de la eficacia del ‘nueve’, que no tiene recambio de tronío a su alrededor. El Barça se ha desprendido de Vitor Roque con su cesión al Betis.

Debía ser la alternativa al polaco, pero seis meses en Montjuïc han bastado para determinar que, de momento, no vale para cumplir es función. El otro ‘nueve’ azulgrana es un chico joven –Pau Víctor (22 años)- que vive sus primeros días en la elite. Certificó su oficio con el filial azulgrana de Rafa Márquez en la pasada temporada, anotando 20 goles.

Pero jugaba Pau Víctor en la Primera RFEF (marcó 20 goles en 39 partidos) y ahora, debido al austero mercado, se ha transformado en el suplente de Lewandowski, que se siente el verdadero y casi único dueño del ataque.

A la espera de Dani Olmo

Flick le ha escoltado y arropado con todo tipo de recursos, a la espera de que llegue Dani Olmo, la estrella del mercado veraniego que sigue sin poder ser inscrito. Le ha puesto el técnico el regate y desequilibrio de Lamine Yamal, junto a los desmarques y el movimiento que proyecta Ferran Torres, además de colocarle a su espalda a Pedri, cuya creatividad –suyo fue el centro que desvió Padilla y ‘cazó’ el polaco para firmar el decisivo 2-1- resulta imprescindible para que el balíon le llegue limpio al ‘nueve’.

Y nada de esa estructura ofensiva azulgrana, radicalmente distinta, por mucho que sean los mismos personajes, pero diferentes funciones, a la que solía emplear Xavi, se entendería sin el sudor de Raphinha. El ‘nueve’ vive en el área. No es que viva realmente sino que llega al área.

Lewandowski aprovecha el rechace de Padilla para firmar el 2-1 del Barça al Athletic en Montjuïc.

Lewandowski aprovecha el rechace de Padilla para firmar el 2-1 del Barça al Athletic en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Basta ver su partido contra el Athletic, tímido en la primera parte donde solo dejó su huella con el disparo que repelió el poste izquierdo de Padilla (m. 37), pagando la espesura de Pedri. Apenas había intervenido hasta entonces en el partido. Aunque todo cambiaría en la segunda parte demostrando, de nuevo, la dependencia que tiene el Barça de su remate. Y de su eficacia.

Cinco remates en 18 minutos

Abandonado el vestuario en el descanso -se vio a Olmo en el túnel charlar con el 'nueve- se despertó Pedri, Entonces, Lewandowski exhibió su mejor catálogo posible: cabezazo escupido también por el palo izquierdo (m. 57), zapatazo en la frontal del área pequeña (m. 64) repelido felinamente por el meta del Athletic con un paradón soberbio, tiro bloqueado por la defensa (m. 71), cabezazo forzado que es trelló en la red lateral (m. 73) y el zurdazo (m. 75) para alivio de Flick.

Alivio del técnico, de Laporta –días duros para el presidente por un mercado de fichajes irregular e improvisado- y del barcelonismo. O sea, en solo 18 minutos se vivió la ‘tormenta Lewandowski’ en Montjuïc: cinco remates, un gol, uno al palo, la intervención extraordinaria de Padilla…

Esa es la reconexión que necesitaba el Barça y, sobre todo, Lewandowski, cuyo futuro en el club quedaba bajo sospecha si hubiera continuado Xavi. Era él o el técnico. Y Laporta no tuvo dudas. Escogió al jugador, al que transformó, de nuevo, en el pilar del proyecto de Lamine Yamal.

La estrella es el joven de 17 años, pero el equipo depende, y hasta casi de forma peligrosa, de los goles del polaco. Estaba en duda hace unos meses. Tan en duda que, a pesar de su elevadísimo contrato (firmó por cuatro años, está en el tercero y es el mejor pagado de la plantilla), se le veía como un problema. Flick, en cambio, lo considera una bendición porque le va resolviendo líos.

Tiene, además, el ‘nueve’ el poder en el campo y también fuera, por mucho que no haya sido votado en la lista de cinco capitanes elegidos este pasado viernes con Ter Stegen, Frenkie de Jong, Araujo y los nuevos Pedri y Raphinha.

El polaco no está en esa jerarquía oficial del vestuario. Con Flick comparte representante (el poderoso e influyente Pini Zahavi, de largas y antiguas conexiones con Laporta) y presume de una vieja y excelente química.

En la Liga pasada, la segunda y última con Xavi, necesitó tres jornadas necesitó 251 minutos –fue en Villarreal y le dio el 3-4 al Barça- para anotar su primer gol. Ahora, reconectado al juego, suma tres tantos en apenas dos jornadas.