2º PARTIDO SIN SER INSCRITO

¿Y Dani Olmo? En la grada

Pedri, novedad en el once; Olmo sigue sin ser inscrito

Gavi y Dani Olmo, en la grada de Montjuïc antes de iniciarse el Barça-Athletic.

Gavi y Dani Olmo, en la grada de Montjuïc antes de iniciarse el Barça-Athletic. / Jordi Cotrina

Marcos López

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El verano, y con Laporta en la presidencia, al menos en su segunda etapa, es un sinvivir para cualquier entrenador. Da igual quien sea. Sea Xavi, angustiado en su día porque no podían inscribir a Koundé –se necesitó un aval personal incluso del dirigente del dirigente- o a Iñaki Peña.

Y le ha ocurrido también ahora a Hansi Flick, quien camufló el caso de Dani Olmo en Mestalla. Aunque no pudo ocultar la desorganización de un club que realiza un fichaje estrella –casi 60 millones de euros- para luego no poder utilizarlo. Ni en Valencia. Ni tampoco en Montjuïc ante el Athletic.

Lewandowski celebra el gol de Lamine Yamal, el 1-0 del Barça al Athletic en Montjuïc.

Lewandowski celebra el gol de Lamine Yamal, el 1-0 del Barça al Athletic en Montjuïc. / Jordi Cotrina

El verano ‘laportiano’ tiene estas cosas. Quiso a Nico Williams, abrazo cómplice y rollo de pandilla juvenil con Lamine Yamal, Fermín, Gavi y Balde antes del partido, pero lo tuvo que sufrir como rival desde el palco.

Despidió a Gündogan de forma precipitada y confusa cuando, en realidad, era tan sencillo como que no lo podía pagar. Y este ya jugó con el City siendo recibido como un mito por su afición.

Y no puede Flick usar al jugador que, supuestamente, había ‘empujado’ al alemán a refugiarse con Guardiola. "Sabíamos que podía pasar", se limitó a decir el técnico alemán antes del partido, recordando que “teníamos un plan sin él”.

Dani Olmo a la grada durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao

Dani Olmo a la grada durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao / Jordi Cotrina

Ese es el problema del Barça, un club que vive al día. Casi al segundo. El plan de ayer no sirve para hoy. Y menos para mañana. Es una entidad que no encontró recursos económicos –se desprendió de Gündogan, vende a Mika Faye, cede a Lenglet al Atlético- para poder inscribir a Dani Olmo, quien también oculta su enfado. Vino para jugar y ya lleva dos partidos fuera del equipo.

El primer encuentro lo vio por televisión desde casa, disfrutando del triunfo en Mestalla. Supuestamente, dijo Flick, no estaba en condiciones físicas adecuadas. La única verdad es que no estaba inscrito. En el segundo, Olmo conoció antes la grada de Montjuïc que el césped. Y eso que su entrenador apuró hasta el último suspiro por tenerlo.

Lo incluyó en la lista de 23 jugadores. Con asterisco, pero lo situó, convencido Flick de que el club haría su trabajo. No lo hizo. Y el futbolista, que había sido uno más en la rutina del equipo –entrenamiento en la ciudad deportiva, mini concentración en un hotel de Barcelona, viaje en el bus al estadio, se lo miró todo desde fuera. Antes de iniciarse la soleada tarde de la montaña olímpica, hasta se sentó en el banquillo. Lo más cerca que estuvo del campo.

Lamine Yamal festeja su gol, el 1-0 del Barça al Athletic, junto a Balde en Montjuïc.

Lamine Yamal festeja su gol, el 1-0 del Barça al Athletic, junto a Balde en Montjuïc. / Jordi Cotrina

Desde ahí vio otro gol, con golpe de fortuna incluido, de Lamine Yamal para el 1-0, mientras Olmo escuchaba como el público que casi llenó Montjuïc -había 46.648 espectadores - no paraba de pitar a Nico Williams cada vez que tocaba la pelota. Lo quisieron durante todo el verano, Laporta, el primero, para sufrirlo antes de que el equipo de Flick festejara su segunda victoria consecutiva en la Liga. Dos partidos, dos triunfos. Y con idéntico (1-2 en Mestalla y 2-1 en Montjuïc).