Los restaurantes de Pau Arenós
Restaurante Glug: de la croqueta de macarrones al ‘pâté en croûte’ de berenjena
Beatrice Casella e Iván García han abierto un restaurante dominado por una barra para un tapeo y copeo de altura, con seis tiradores para vino y vermut
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![Beatrice Casella e Iván García, en el restaurante Glug.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/dadf5e41-b311-4e1d-ab25-bf62b35e88e7_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Beatrice Casella e Iván García, en el restaurante Glug. / Manu Mitru
![Pau Arenós](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6dede594-7397-42ce-887e-130f3934f4ee_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
![Pau Arenós](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6dede594-7397-42ce-887e-130f3934f4ee_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Pau Arenós
Coordinador del canal Cata Mayor
Periodista y escritor, con 18 libros publicados, entre ellos, novelas y cuentos, y media docena de premios, como el Nacional de Gastronomía. Ha estado al cargo de las revistas 'Dominical' y 'On Barcelona' y ha dirigido series de vídeorecetas y 'vídeopodcast'. El último libro es 'Las pequeñas alegrías'.
El restaurante Glug está en una esquina, tiene dos puertas, azulejos blancos, líneas rojas y una gran barra dividida en varios segmentos. Beatrice Casella e Iván García están detrás de esas pulcras superficies para atender una de las aperturas más tentadoras del año: temperamento, creatividad contenida y precios que no asustan.
Beatrice (Turín, 1991) era la jefa de cocina de Hisop, el imprescindible de Oriol Ivern, e Iván (Granollers, 1993) trabajaba en el Direkte Boqueria de Arnau Muñío, que ha dejado el mercado para instalarse en la calle de París.
Ella estuvo en Tickets y con Xavier Pellicer y él en Disfrutar, Els Garrofers y Aürt. Se conocieron en una cena en el Bar Torpedo. Cada uno estaba en un extremo de la mesa.
Glug
Viladomat, 289. Barcelona
Tf: 747.747.929
Precio medio (sin vino): 35 €
Cuando se fueron a vivir juntos adoptaron un gato, 'Rubio'. 'Rubio' ha muerto pero el espíritu pervive: el dibujo que lo representa se encuentra en carteles y etiquetas, puesto que tienen su propio espumoso.
Glug, el nombre lo sugiere, es un espacio donde los vinos son protagonistas, carta amplia y compleja con 200 referencias y el atractivo de los tiradores conectados a una serie de 'bag in box', con una gamay de Marcel Lapierre que es ligereza para el peso del verano.
![La croqueta de macarrones de Glug.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/040e961c-396e-4f89-8eb9-c5d72856c365_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
La croqueta de macarrones de Glug. / Manu Mitru
Seis tiradores, algo inusual en Barcelona, de donde también sale la copa de rosado de nebbiolo de Michele Brezzo. He comenzado con el ancestral rosado de Anne-Santi, después de que Beatrice me preguntara: “¿Te gusta el vino natural?”. Y yo ya no sé qué responder. Sí. Con reservas.
Glug no tiene un subtítulo claro: es la cocina de aquí y de allí, de lo que ha vivido la pareja, de lo que les gusta. “Fondos, salsas, vegetales, base italiana y catalana”, resumen.
Querían un lugar sencillo y sin protocolos al que acercarse y tomar una copita de vino y un platillo y ya han visto que, según la voraz demanda de los primeros clientes, será más restaurante que bar.
![El 'pâté en croûte' vegetal de Glug.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/0dd251c8-3933-403c-badb-33c638c060e7_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
El 'pâté en croûte' vegetal de Glug. / Manu Mitru
Ideas a la italiana resueltas localmente como la aceituna rellena ('olive all’ascolana') con pollo a la catalana (alitas y 'vi ranci') y la croqueta de macarrones de la abuela de Iván (ese recuerdo petrificado y nostálgico de tantos nietos), con el añadido de papada, mozzarella y parmesano.
Abro la pieza y veo perfectamente ordenados los 'sedanini' de La Molisana envueltos en sofrito. Una croqueta a destacar en la abundancia 'croquetil' de Croquelona.
![Los raviolis de comté de Glug.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/041c83cb-cea7-4407-962b-2e6c6e6db436_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Los raviolis de comté de Glug. / Manu Mitru
Dos pastas, una de mentira y otra de verdad. La falsa, y muy buena, con la parte venosa de las acelgas, hervida y pasada por la brasa y con un curri de las hojas y trufa de verano. Como dije, ideas y carácter.
Y la auténtica, unos raviolis finísimos rellenos de comté y con un consomé de cebolla. Elogio los botones y su liviandad. “Muchas, muchas pruebas”, concluye Bea.
Tiempo para el clásico francés que ha encontrado acomodo y resurrección entre las nuevas generaciones: el 'pâté en croûte', este, de berenjena tachonado con pistachos y hortalizas y en compañía de encurtidos caseros. Interior y exterior bien resueltos.
Es entonces cuando les pregunto: ¿son necesarios tantos gestos, tantos elementos? Están los dos solos ante los comensales, cocinando sin esconderse –hay detrás una cocina de producción–, montando con las pinzas, interactuando con el cliente.
![La gran barra partida de Glug.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/e5de18e1-9c4b-448d-8e22-47a1912997f7_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
La gran barra partida de Glug. / Manu Mitru
¿Cuántos movimientos pueden ahorrar para que el plato tenga la resolución ideal y ellos gocen del servicio y del contacto?
Suma de elementos y desafíos en el siguiente: la sardina a la brasa con ‘nduja', uva y migas con y sin cardamomo.
![La entrada del restaurante Glug.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/88a9565d-cf10-45ce-a4f8-03763b1f2908_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
La entrada del restaurante Glug. / Manu Mitru
Continúo con el conejo, en dos partes: en forma de albóndigas con salsa chocolateada (reduciría cacao) y los muslos escabechados y con hinojo.
Y un postre gratamente chiflado con helado de judías verdes y hierbas, melocotón, cremoso de almendras y vermut.
Disponen de un 'jukebox' para que los clientes elijan la música. Glug es una novedad que suena muy bien.
El equipo
Beatrice Casella e Iván García.
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