Harvey Weinstein, el "monstruo" de Salma Hayek

Conocemos otro nuevo caso.

Salma Hayek, en la gala LACMA 2015 de Los Ángeles.

Salma Hayek ha sido la última en contar su experiencia con Harvey Weinstein: "Durante años, fue mi monstruo", ha escrito en un artículo para el New York Times.

La actriz mexicana ha contado la historia de acoso que sufrió por parte de Weinstein en torno al 2002, cuando Salma andaba produciendo 'Frida', proyecto del que se encargó el entonces jefe de Miramax. Una vez se pusieron manos a la obra, la relación profesional de Salma con Harvey pasó a convertirse en un infierno: consistía en "decir no".

"No a bañarme con él. No a dejarlo que me viera bañarme. No a dejarlo que me diera un masaje. No a que un amigo suyo, desnudo, me diera un masaje. No a dejarlo que me hiciera sexo oral. No a desnudarme junto con otra mujer. No, no, no, no, no…", relata la actriz, que a cada rechazo que le daba, más encendía "la ira maquiavélica de Harvey", quien una vez llegó a decirle: "Te voy a matar, no creas que no puedo”.

Pese a que Salma Hayek consiguió saltar todas las trabas que Weinstein le puso (intentó desvincularse de la película por todos los medios, al ver que no conseguía su propósito), hubo una que no pudo evitar: "Me ofreció una opción si quería continuar. Me dejaría terminar el filme si acordaba tener una escena de sexo con otra mujer", cuenta Salma.

Se rodó a trancas y barrancas, pues la actriz de 51 años confiesa que sufrió ansiedad, náuseas (y quién sabe qué mas) al pensar que estaba cumpliendo la fantasía de Weinstein, sin que el resto del equipo supiera lo que había detrás de aquella escena.

Finalmente, y fuera aparte del descontento con el resultado final por parte de Harvey, 'Frida' fue todo un éxito en las taquillas (incluso ganó 2 Óscar), aunque ahora sabemos el precio que costó todo esto, y que tuvo que pagar nuestra querida Salma Hayek.

La actriz, termina su artículo reflexionando: "¿Por qué tantas de nosotras, artistas mujeres, tenemos que ir a la guerra para poder contar nuestras historias cuando tenemos tanto que ofrecer? ¿Por qué tenemos que pelear con uñas y dientes para mantener la dignidad? Creo que es porque, como mujeres, hemos sido devaluadas artísticamente hasta un nivel de indecencia, hasta el punto de que la industria del cine ha dejado de esforzarse por averiguar qué quiere ver el público femenino y qué historias queremos contar”.