Crisis climática

Noches tórridas, casi infernales: Barcelona lleva casi un mes yéndose a dormir a más de 25 grados

Los termómetros del centro de la ciudad suman más de 30 días con cifras por encima de los 25 grados entre las nueve de la tarde y medianoche

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Vista nocturna de la ciudad des del Turo de la Rovira

Vista nocturna de la ciudad des del Turo de la Rovira / RICARD CUGAT

Valentina Raffio
Francisco José Moya
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Hace casi un mes que los vecinos y vecinas de Barcelona se van a dormir a más de 25 grados. Según un análisis realizado por EL PERIÓDICO a partir de los registros de la estación meteorológica del Raval, la más céntrica de toda la metrópolis, todas y cada una de las noches desde el pasado 8 de julio hasta ahora se han registrado cifras muy por encima de los 25 grados entre las nueve de la tarde y medianoche. Es decir, en la franja horaria en que la mayoría de la gente se va a dormir.

La situación se ha replicado en diferentes puntos de la ciudad así como en varias localidades costeras catalanas, donde incluso hay vecinos que se están yendo a dormir a las playas para esquivar el calor de estas noches tórridas, casi infernales.

Los registros confirman que Barcelona lleva casi un mes acostándose con unas temperaturas nocturnas extremadamente altas. Según apuntan innumerables estudios científicos, cuando los termómetros superan los 25 grados durante la noche se produce una "cascada de efectos adversos" para la salud. Por un lado, el calor nocturno produce cada vez más problemas para conciliar el sueño, empeora la calidad general del descanso y hasta provoca un aumento de los episodios de insomnio y de sueño fragmentado (como, por ejemplo, despertarse en medio de la noche y luego no lograr dormir).

Por otro lado, también está más que demostrado que una falta de un descanso adecuado aumenta la irascibilidad de los ciudadanos, provoca un empeoramiento de las enfermedades crónicas (sobre todo en el caso de las cardiovasculares) e incluso causa un repunte de los ingresos por problemas de salud mental.

Los registros de la estación meteorológica del Raval confirman que en la totalidad de las noches desde el 8 de julio se han superado los 25 grados entre las nueve de la tarde y medianoche. En el observatorio situado en el Zoo, se han registrado un total de 26 noches con estas condiciones. En el de Zona Universitaria, 26. Incluso en el Observatori Fabra, situado en la sierra de Collserola, una decena. Esto significa que todos los vecinos y las vecinas de estas zonas encadenan ya varias semanas yéndose a dormir con temperaturas extremas que dificultan conciliar el sueño, aunque en muchos casos durante la madrugada se ha registrado algún que otro descenso de los termómetros.

Salida del sol después de una noche tórrida de altas temperaturas en Barcelona

Salida del sol después de una noche tórrida de altas temperaturas en Barcelona / Alfons Puertas / Observatori Fabra RACAB

Noche infernal

Las noches más críticas de lo que llevamos de verano en Barcelona han sido las del 30 y 31 de julio. Coincidieron con la llegada de una gran ola de calor que atravesó todo el territorio catalán y que, además, dejó un récord histórico de temperatura en la ciudad: por primera vez la termperatura oficial barcelonesa llegó hasta los 40 grados centígrados. La noche antes de este hito histórico, los vecinos del centro de Barcelona se fueron a dormir a casi 30 grados. En el Raval, por ejemplo, se registraron máximas de 31,6 en plena noche, en Zona Universitària se alcanzaron los 30,4 y en el Observatori Fabra, a más de 400 metros de altitud, también se rozaron los 30 cuando el sol ya se había puesto. La situación se repitió durante dos noches seguidas.

Las zonas que han pasado más calor en Barcelona coinciden con los barrios del centro de la ciudad. Esto se explica, en gran parte, por el efecto 'isla de calor' que se produce en estos puntos y que, según explican los expertos, contribuye a aumentar el calor y, además, lo 'embotella' evitando así que se disipe durante la noche.

De media, las noches del Raval y las de la Ciutadella, donde se sitúa la estación meteorológica del Zoo, han sido entre 2,5 y 3,5 grados más cálidas que las del Sarrià-Sant Gervasi, distrito al que pertenecen los termómetros del Observatori Fabra. La noche del 5 de agosto, por ejemplo, los vecinos del casco antiguo se fueron a dormir a 27,5 grados, mientras que los de los barrios más altos se fueron a la cama con 23,4 grados.

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