Abuso de poder

Romper Google: el plan que Estados Unidos baraja para acabar con el monopolio del buscador

La Justicia estadounidense podría forzar al gigante tecnológico a compartir datos a buscadores rivales o a desprenderse de negocios como el sistema operativo Android o el navegador Chrome

FILE PHOTO: FILE PHOTO: Google app is seen on a smartphone in this illustration

FILE PHOTO: FILE PHOTO: Google app is seen on a smartphone in this illustration / DADO RUVIC

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

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Google es un monopolio. Durante más de dos décadas, el gigante tecnológico californiano ha adoptado tácticas ilegales para mantener la hegemonía de su buscador, mercado que controla con mano de hierro. Ese abuso de poder ha llevado a Estados Unidos a estudiar el desmembramiento del imperio digital de la compañía, una opción que sentaría un precedente histórico y podría cambiar Internet tal y como la conocemos.

El pasado 5 de agosto, el juez Amit Mehta del Tribunal de Distrito de Columbia dictaminó que Google ha infringido las leyes antimonopolio al pagar hasta 26.000 millones de dólares a fabricantes de teléfonos móviles como Apple o Samsung para que su motor de búsqueda esté instalado de forma predeterminada en sus dispositivos. Esos acuerdos han permitido a Google asfixiar ilegalmente a sus competidores y cimentar su posición como el buscador más popular del mundo —con una cuota de mercado de casi el 90%—, pero también elevar artificialmente los precios que se cobran a los anuncianes y perjudicar a los consumidores.

"Uno de los efectos del poder monopolístico de Google es una crisis mundial de la privacidad", ha denunciado el activista y novelista tecnológico Cory Doctorow, que lamenta que la sentencia judicial no critique la masiva recopilación de datos personales de los usuarios ni establezca que la compañía abusa de su poder en el mercado de la publicidad digital.

Cómo romper Google

La histórica sentencia ha dado alas al Departamento de Justicia estadounidense, que aboga por fragmentar la empresa propiedad de Alphabet mediante la venta forzosa de algunos de sus principales negocios, una reforma estructural que serviría para restablecer la competencia. Fuentes internas de la administración han explicado a Bloomberg que, de seguir adelante, ese plan podría obligar a Google a desprenderse del sistema operativo Android que utilizan unos 2.500 millones de smartphones en todo el mundo—, del navegador web Chrome o de Google Ads, la plataforma con la que vende los espacios de publicidad que aparecen en la parte superior de la página de resultados. Esta última es su principal negocio, pues casi dos tercios de sus ingresos (más de 100.000 millones en 2020) provienen de los anuncios.

"Un remedio verdaderamente eficaz no sólo debe castigar a Google por sus delitos pasados, sino también abrir los mercados al restringir significativamente a la empresa de conductas similares en el futuro", ha valorado Tim Wu, profesor en la Escuela de Derecho de Columbia y experto en legislación antimonopolio, en un artículo en The New York Times. "El objetivo debería ser sacudir la industria tecnológica y lanzar muchas empresas nuevas".

Otros correctivos

La decisión final, que el juez establecerá el próximo otoño, podría descartar la división del imperio Google y decantarse por otros correctivos mucho menos drásticos y severos. Por ejemplo, podría obligar a Google a compartir más datos con competidores como Bing o DuckDuckGo para que estos puedan mejorar sus resultados. Algo similar sucedió con el caso antimonopolio contra Microsoft. También podría anular el millonario acuerdo de Google con Apple para que su buscador esté preinstalado en los dispositivos iOS, una medida que expertos como Wu consideran "insuficiente".

Bloomberg señala que al Departamento de Justicia le preocupa que Google se sirva del dominio de su buscador para tener una posición de ventaja en el desarrollo de su IA. Es por eso que el gobierno federal también podría prohibir que la compañía obligue a las páginas web a ceder su contenido para entrenar su sistema, algo que prevé hacer con los nuevos resúmenes generados con IA. También podría forzar a Google a garantizar el acceso gratuito a todas sus tecnologías de IA así como a los datos usados para entrenarla.

Lecciones de la historia antimonopolio

Si Washington elige ese camino se trataría de la primera iniciativa para desmantelar un monopolio ilegal en la era moderna de Internet. El último caso similar es el de Microsoft, en el año 2000. Entonces, un juez ordenó su división debido al monopolio de su sistema operativo Windows. Aunque la compañía fundada por Bill Gates logró evitar su separación en los juzgados, la sentencia la obligó a abrir parte de su tecnología a terceros y le prohibió imponer contractos restrictivos a sus socios, reduciendo su control de Internet.

Por otro lado, si se logra la disolución de Google sería el mayor caso que afecta a una empresa estadounidense desde 1982, cuando una sentencia contra el gigante AT&T desintegró su monopolio de las telecomunicaciones para dividirlo en ocho compañías regionales mucho más pequeñas. En 1956, otra sentencia apartó a AT&T del mercado de la computación. Ambos precedentes son vistos como medidas de éxito que permitieron el florecimiento de las empresas informáticas y los fabricantes de semiconductores que han dado forma al sector.

Advertencia a las 'Big Tech'

La sentencia por el juez pueden sentar un precedente con influencia en EEUU, donde los reguladores también han acusado de monopolio a otros gigantes como Apple, Amazon o Meta, pero también en todo el mundo. "Puedes ser dominante, pero no puedes abusar de ese dominio", ha resumido Bill Baer, ex alto funcionario antimonopolio del Departamento de Justicia.

Es por eso que Google ya se prepara para recurrir la decisión del juez e iniciar una larga batalla legal que, como ya hizo Microsoft, logre diluir las obligaciones que se le imponen por haber violado las leyes federales.