Macrojuicio en Francia

Caso Gisèle Pélicot: los tentáculos del monstruo de Mazan

Cada día que pasa se van conociendo más detalles, y no dejan duda de que estamos ante uno de los mayores criminales sexuales de los últimos tiempos

Gisèle Pelicot habla con los medios al salir del juzgado de Aviñón, en el sur de Francia.

Gisèle Pelicot habla con los medios al salir del juzgado de Aviñón, en el sur de Francia. / AP/Lewis Joly

Leticia Fuentes

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Charly, Patrick, Mathieu, Dominique, Nicolas, Cedric, Jean-Luc… Más de 50 nombres componen la lista de los violadores de Mazan. Hombres ordinarios, de entre 26 a 73 años, padres de familia, maridos, hermanos o amigos. Un bombero, un militar, un periodista, un consejero municipal, o un policía de prisiones, y un cabeza de la trama: el marido de Gisele Pélicot.

Cuando en 2020, Dominique Pélicot llamó a Gisèle diciéndole que “había cometido una tontería” y que debía ir a comisaría a testificar, jamás imaginó que su vida iba a cambiar para siempre convirtiéndose en una auténtica pesadilla. Dominique había sido cazado por un guardia de seguridad de un supermercado haciendo fotos a las entrepiernas de varias clientas. Tras su detención, la policía decidió revisar su teléfono y sus ordenadores, pero jamás pensaron que destaparían al mayor depredador sexual de Francia de los últimos 20 años.

Los agentes citaron a Gisèle en comisaría y le mostraron unas fotografías que habían encontrado en los ordenadores. “Por favor, madame Pélicot, mire bien”. Fue entonces cuando se reconoció en todas aquellas imágenes. Era ella, no había duda, estaba siendo violada por varios hombres desconocidos. “Me quisieron enseñar un vídeo, les dije que no podía. En las imágenes hay dos o tres hombres encima de mí y yo estoy inerte. Nunca he sido cómplice ni he fingido que dormía”, cuenta la víctima.

Más de 20.000 vídeos y fotografías ordenadas meticulosamente por carpetas durante diez años, bajo el nombre de los violadores y las fechas en las que se cometían los abusos: 'ABUS/noche del 26 de mayo de 2020 con MARC SODO por quinta vez' o 'ABUS/noche del 09/06/2020 con Charly por sexta vez'.

Gisèle no recordaba nada, porque su marido la drogaba durante la cena para luego venderla sistemáticamente a sus vecinos de Mazan y grabar las violaciones, bajo unas estrictas normas: prohibido el olor a tabaco y los perfumes para evitar olores fuertes. Los hombres debían lavarse las manos con agua caliente, desnudarse en la cocina, y no aparcar cerca de la casa para evitar sospechas.

Tras el hallazgo de la policía, para esta mujer francesa de 71 años, acababa la incertidumbre sobre sus supuestos problemas de alzheimer, su caída de pelo y sus problemas ginecológicos, dolencias que ningún médico supo encontrar con el motivo, pero mientras daba respuesta a esas preguntas, empezaba un calvario. "Esos hombres me mancillaron, se aprovecharon de mí y ni uno se preguntó si había algo raro", explicó Gisèle durante su declaración en un macrojuicio en Aviñón, que empezó el pasado 2 de septiembre y que finalizará el 20 de diciembre.

Gisèle ha querido que este juicio sea público para que todo el mundo vea la cara de los violadores y para ayudar a otras mujeres, que puedan ser víctimas de sumisión química, a identificar el abuso y denunciarlo: “El día en que una mujer se levante y no recuerde lo que hizo el día anterior se dirá a sí misma: he oído el testimonio de la señora Pélicot”, sentencia.

A este macrojuicio están llamados a declarar, por el momento, 83 sospechosos de violación, de los cuales, 14 ya han reconocido los hechos aunque con matices. Algunos han alegado que creían que cumplían con las fantasías sexuales de una pareja libertina, algo que no pasa inadvertido durante el juicio, puesto que el sistema penal francés solo condena a los agresores que son conscientes de que estaban cometiendo una violación.

Caroline Darian, junto a Gisèle Pélicot, en el juicio que se celebra en Francia contra su padre

Caroline Darian, junto a Gisèle Pélicot, en el juicio que se celebra en Francia contra su padre / Christophe Simon / AFP

La sumisión química y el consentimiento

La primera semana de juicio ha sido suficiente para demostrar que estamos ante un proceso histórico. Cada día que pasa, se van conociendo más detalles sobre la “barbarie” del caso Pelicot, pero también este suceso puede ser un precedente en el ámbito jurídico francés, puesto que pone sobre la mesa el debate sobre el consentimiento y la sumisión química.

Actualmente, el término sumisión química no existe como tal en el derecho penal francés. Aunque desde 2018, el acto de suministrar una sustancia a una persona, sin su consentimiento con el objetivo de llevar a cabo una violación o agresión sexual está castigado con cinco años de prisión y una multa de hasta 75.000 euros. Según la hija del monstruo de Mazan, Caroline Darian, fundadora de la asociación 'M'dors pas', cree que es esencial sensibilizar más al público sobre la importancia del análisis toxicológico y de la presentación de denuncias.

“Todos esos hombres me ven como una muñeca de trapo, como una bolsa de basura”, afirmó Gisèle durante su declaración. Según publicó en 2023, el periódico francés Le Monde, uno de los detenidos, Christian L., bombero de Vancluse, reconocía en una de las conversaciones con el marido de Gisèle que el hecho de que ella estuviera inconsciente le excitaba aún más.

El Código Penal francés no incorpora el consentimiento de la víctima de manera explícito en la ley, aunque sí define el delito de violación como, "cualquier acto de penetración sexual cometido sobre otra persona por violencia, coacción, amenaza o sorpresa sin consentimiento".

El caso Pelicot podría tener los tentáculos mucho más largos e ir más allá del pueblo de Mazan. En los discos duros de este bombero, las autoridades encontraron más de 700 imágenes de explotación sexual infantil y una negociación por Skype con un hombre de Metz para violar a su hija de 15 años sedada. No es el único, a varios de los detenidos, como el periodista Nicolas F., les encontraron en sus ordenadores cientos de fotografías pedocriminales.

Su hija, su nuera y sus nietos, las víctimas de Dominique

La barbarie no acabó con su mujer. Dominique Pélicot no tenía suficiente, y la policía encontró en sus miles de archivos, imágenes de su hija mayor desnuda e inconsciente, y de su nuera.

No solo eso, según una información publicada por Le Parisien y Le Monde citando a fuentes policiales, durante las declaraciones de la familia, los nietos relataron cómo el jubilado insistía en jugar a los médicos o les chantajeaba con “comprarles juguetes solo si se desnudaban”.

"Amaba a mi padre, amaba la imagen del hombre al que creía conocer. La imagen de un hombre sano, amable, considerado", afirmó la hija mayor del matrimonio, Caroline Darian, quien ahora etiqueta a su padre como "uno de los mayores depredadores sexuales de los últimos 20 años".

Cada día que pasa se van conociendo más detalles, y no dejan duda de que estamos ante uno de los mayores criminales sexuales de los últimos tiempos. Dominique Pelicot también está siendo investigado por el asesinato de una joven de 23 años en 1991 y por el intento de violación de otra en 1999. 

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