Vuelta al cole

Catalunya inyecta 8 millones para reforzar las mates en los centros con peores resultados

El programa Florence, pensado inicialmente para centros con "margen de mejora", cuenta ahora con la inyección del plan de Pedro Sánchez para remontar PISA

Educació también dispone de otros 3,4 millones estatales para destinar a refuerzo en lectoescriptura en 250 centros

Los alumnos catalanes vuelven a pinchar en matemáticas: el 44% suspende las pruebas de segundo de la ESO

Pasillo de una escuela de educación infantil y primaria, el curso pasado.

Pasillo de una escuela de educación infantil y primaria, el curso pasado. / Irene Vilà Capafons

Helena López

Helena López

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Tras los malos resultados en PISA -confirmados por las pruebas de segundo de ESO, en las que el 44% del alumnado de 2º de ESO suspendió en competencia matemática-, Pedro Sánchez presentó un paquete de intervenciones entre las que destacaba un plan de mejora de la competencia matemática, la cual fue presentada casi en paralelo al programa Florence, la iniciativa catalana ideada con el mismo empeño. Según ha podido saber este diario, la discreta acogida de este último en la escuela catalana -pese a ofrecer plaza para 200 centros, de momento solo se han apuntado 87- ha llevado a la nova conselleria a reformular sus bases y a abrir una nueva convocatoria entre septiembre y octubre con el objetivo de llegar especialmente a los centros que lograron peores resultados en matemáticas en las últimas competencias básicas. Una reformulación que contará con la inyección de 7,9 millones procedentes del paquete del Gobierno (la partida que toca a Catalunya de los 95 millones para toda España).

¿Qué ha fallado (antes de empezar) en el plan Florence que había puesto en marcha la anterior conselleria? ¿Por qué los centros no se han apuntado en masa al proyecto, que ofrecía 120 plazas para primaria y 80 para secundaria y ha logrado solo seducir a 39 escuelas, 5 instituto-escuelas y 43 institutos?

El fenómeno es multicausal. Por un lado, el plan original estaba dirigido a los centros calificados con la etiqueta de "mayor margen de mejora". Es decir, estaba pensado para las escuelas e institutos que necesitaban un pequeño empujón, no para los centros con peores resultados (seguramente los que más necesitarían un revulsivo). Las escuelas se dividen por complejidad. Dentro de su casuística, si un centro tiene un 7 pero las de su complejidad tienen un 9, este centro tiene margen de mejora. En la nueva convocatoria, según señalan fuentes del Departament, se irá a buscar de forma activa a los centros con peores resultados en matemáticas en las competencias básicas, vía inspección y servicios territoriales, para que accedan al programa.

La barrera del papeleo

Esa, sin embargo, no era la única barrera de la que se quejan desde colegios e institutos. "Para entrar en estos programas hay que aprobarlo en claustro y normalmente solo los más motivados se suman a estos planes, ya que suponen muchísima burocracia y horas de trabajo añadidas. Por entrar en estos planes formativos no se resta horas de docencia a los profesores", señala un profesor de matemáticas, quien añade que, "al final, siempre pasa lo mismo: los centros con equipos más comprometidos son los que se apuntan a más planes, y los que tienen equipos menos cohesionados y fuertes, que serían los que más lo necesitarían, son los que quedan fuera".

Otra crítica al programa Florence que ponen sobre la mesa los docentes de matemáticas para explicar por qué, hasta el momento, no ha acabado de arrancar es que se trata de un plan del que conocen pocos detalles. "La información que se nos ha ofrecido es muy ambigua, y es difícil sumarse como centro si no te queda muy claro el compromiso que supone hacerlo", prosigue uno de los miles de docentes que este lunes ha vuelto a su puesto de trabajo, donde ha sido recibido, como el conjunto de docentes, con un correo electrónico de bienvenida de la nueva consellera, Esther Niubó.

Participar en los planes voluntarios de mejora implica tal nivel de burocracia que solo lo hacen los equipos más motivados, por lo que más lo necesitan acostumbran a quedar fuera

En la página web del programa Florence, que tiene una duración prevista de tres cursos, se explica que el plan nace de "la evidencia de que el alumnado catalán tiene dificultades de aprendizaje en los problemas de conexiones y reflexión, en deducción y razonamiento; especialmente en fracciones, porcentajes, proporciones y geometría del espacio". En el apartado de "conexiones" de las nuevas pruebas diagnósticas de la LOMLOE en segundo de ESO, saber relacionar los distintos aspectos de las matemáticas, la cifra de no aprobados se elevaba hasta el 76,8%.

En cuanto a la concreción de qué significa sumarse, según la página web de Florence -la información que hoy por hoy tienen los docentes-, se materializa en "apoyo en aspectos organizativos, metodológicos y de evaluación, incremento de las horas de matemáticas entre una y cuatro horas semanales, formación del profesorado y acompañamiento". También prevé la creación de la "figura de un referente de centro en matemáticas en la educación primaria".

El Gobierno ha asignado también 3,4 millones para los planes de lectoescriptura en Catalunya, previstos en 250 centros y que pondrán el foco en la oralidad como base para mejorar la comprensión lectora

Además de los 7,9 millones para los planes de matemáticas, en el marco del plan de choque del Gobierno de Pedro Sánchez para remontar PISA, también se han asignado 3,4 millones a Catalunya para los planes de lectoescriptura, previstos en 250 centros catalanes, que pondrán el foco en la oralidad "a través de la aplicación de la metodología de la inmersión lingüística como base para mejorar después la comprensión lectora", en el marco del Pla Nacional del Llibre i la Lectura de Catalunya, que incluye también el discretísimo plan de mejora de las bibliotecas escolares (con solo 35 plazas para centros públicos y 15 para privados-concertados).

Medidas estructurales

A ojos de Mar Hurtado, presidenta de la Associació de Mestres Rosa Sensat, estos planes de apoyo son interesantes, "pero están atacando síntomas, no la enfermedad". "Al ser, además, planes piloto, tenemos que esperar a ver qué resultados dan para saber si son un buen recurso y esperar a que, si funcionan, se hayan reservado suficientes recursos para ponerlos en marcha a nivel global porque, si no, no servirán de nada", considera Hurtado, quien insiste en la necesidad de políticas sociales más allá de la escuela para afrontar el grave problema de pobreza infantil que hay detrás de muchas de esas malas notas.

"Los resultados académicos son un síntoma de un problema mucho más profundo y que no puede resolver solo la escuela", reflexiona Hurtado.

Sergi Bertran, docente de matemáticas y miembro del colectivo de profesores Clam Educatiu, apunta también a la necesidad de medidas globales. "El curso pasado se creó una comisión de expertos que elaboró un documento de medidas muy bien hecho y de consenso, para introducir cambios de forma estructural; ese documento para nosotros debe ser el punto de partida; esa es nuestra hoja de ruta, empecemos por ahí", zanja el profesor.

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