Robos, traficantes, peleas y suciedad: vecinos y comerciantes de la Rambla del Raval claman contra la inseguridad

"Llevo 15 años viviendo aquí y si pudiera me iría corriendo". Con estas palabras la propietaria de un bar en el Raval y también vecina del barrio expone su hartazgo. No es una situación nueva, sino que se lleva arrastrado hace varios años, explica a este medio Jordi Bordas, gerente del Eix Comercial Raval, entidad que tiene su epicentro en la Rambla del Raval. Este paseo destinado a convertirse en ejemplo de la rehabilitación del barrio más complejo de Barcelona también ha sucumbido con los años a la degradación del entorno.

Vecinos y comerciantes de esta rambla defienden que actualmente "hay un punto de inseguridad que nunca se había alcanzado antes" con mucha violencia, robos, peleas y suciedad. Aseguran que los delincuentes actúan "con mucha impunidad" y que se sientan en la zona a controlar a los que entran a comprar droga o los que se van con prostitutas para seguirlos y que paguen el servicio. "Vemos pasar los coches policiales pero no se paran, no hay patrullas uniformadas andando por la zona", explica Bordas, quien reclama un punto fijo policial en la Rambla del Raval.

Ya se ha hecho en otros puntos del barrio antes, como la calle Hospital, para acabar con el clima de inseguridad. "No es soportable la situación de degradación y violencia", insiste. Los comerciantes señalan que se han producido peleas entre delincuentes, algunas "a machetazos o lanzando sillas" y los detenidos han aparecido de nuevo por el barrio al día siguiente "con total impunidad". A finales de junio un grupo de 12 personas atacó a tres empleadas de un local de restauración en la terraza y le rompieron el brazo a una de ellas. No hubo detenidos.

Consultados por este medio, Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra evitan hacer declaraciones sobre esta arteria en concreto del centro de Barcelona y subrayan que han intensificado la presión en Ciutat Vella el segundo trimestre de 2024, lo que ha permitido reducir un 3,2% los delitos e incrementar un 5% los detenidos.

Reforma urbanística

Para ellos es constante ver a personas durmiendo en sus terrazas o defecando o meando en la vía pública, cerca de los contenedores o parterres. Así, inciden en la importancia de la limpieza, que consideran insuficiente, ya que pasan días antes de que retiren algunos excrementos y al endurecerse son más difíciles de eliminar. También señalan que hay falta de iluminación y presencia de ratas o cucarachas.

Pero los contenedores y los parterres también se utilizan para esconder la droga que se vende y hasta alguna arma blanca. Por ello, han pedido al Distrito de Ciutat Vella que en la reforma prevista de la Rambla del Raval reorganice estos elementos, junto con la parada del Bicing, los bancos o el parque de juegos infantiles, ya que hay delincuentes que los utilizan para controlar el paso de personas. El Eix Comercial Raval presentó una propuesta, firmada por arquitectos, para reorganizar la rambla y se insistía en que las terrazas de los bares debían quedar enfrente de los locales para "garantizar la seguridad y que se puedan controlar". "La reforma se ha hecho sin tener en cuenta a los comercios", critica Bordas.

"No existe el miedo a ser detenido"

Los comerciantes afectados aseguran que han tenido varias reuniones desde hace un año con el Ayuntamiento de Barcelona, con el Departament d'Interior y la Guardia Urbana y "todo el mundo promete soluciones, pero no llegan y la situación va a peor". En este sentido remarcan "el tono desafiante" de la Administración en los encuentros que han tenido por sus quejas: "Los delincuentes están cómodos, no existe el miedo a ser detenido".

Aseguran que se sienten "desamparados" y destacan que facturan un 70% menos que antes de la pandemia, mientras que los alquileres de los locales siguen siendo altos, de unos 5.000 euros al mes, además de pagar impuestos por las terrazas. También señalan que cada vez se cancelan más reservas de alojamientos turísticos por miedo a la zona y que los visitantes vienen menos al barrio. Junto con la pérdida del cliente autóctono, que empezó hace años, la preocupación comercial es acuciante.

Los tenderos reividican la importancia comunitaria de la actividad comercial en un barrio que está perdiendo vecinos. De 2019 a 2023 los empadronados en el Raval han bajado de 48.297 a 45.671 personas, en contraste con la repoblación del barrio Gòtic. Aseguran que su presencia dinamiza la zona por la oferta variada en restauración y que se apoyan entre ellos cuando hay problemas. También remarcan que aportan "seguridad al barrio" al alertar de posibles delitos a clientes y peatones. "Hay personas a las que les han robado hasta las maletas nada más bajar del taxi", destacan. Por eso, reclaman más seguridad en la zona para evitar que la situación se degrada aún más.