Educación en Catalunya

El efecto de 5 horas de música a la semana en la escuela Concepció de Barcelona: alumnos más concentrados y menos conflictividad

La dirección del centro defiende que la música ayuda a trabajar la atención, la memoria y mejora los resultados académicos

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Alumnado de la escuela pública Concepció de Barcelona, que tiene la música como eje.

Alumnado de la escuela pública Concepció de Barcelona, que tiene la música como eje. / Escola Concepció

Helena López

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Francesc Grau lleva cuatro años al frente de la Escola de la Concepció, centro público de primaria en el distrito barcelonés del Eixample que tiene la música como eje transversal. Una materia prioritaria a la que, durante cuatro cursos, de tercero a sexto -de los ocho a los once años- dedican cinco horas lectivas a la semana. A la hora que establece el currículum del Departament d'Educació le añaden una hora y le suman otra de instrumento y otras dos horas de 'big band'. Una extensión que pueden hacer gracias al apoyo del Consorcio de Educación de Barcelona -subraya el director- que les aporta financiación, además de la posibilidad de ofrecer a su alumnado una suerte de sexta hora, flexibilizando el horario para disponer de más tiempo para formar a sus pequeños Louis Armstrong y Ella Fitzgerald.

Cada grupo-clase, de tercero a sexto de primaria, es una 'big band' de jazz en la que cada alumno toca un instrumento

"En relación con otras escuelas en las que he trabajado, puedo decir que aquí la concentración es buena, los resultados académicos son buenos y el nivel de conflictividad es bajo", define Grau a su alumnado, poniendo énfasis en la buena atención de su alumnado, casi una utopía en tiempos de TikTok.

Menciona también Grau el efecto positivo en la autoestima del alumnado -"poder interpretar una pieza musical te hace sentir bien, igual que los aplausos..."- y el papel facilitador de la música, "igual que el de la educación física", añade.

"Aprendiendo a tocar un instrumento se trabaja la atención, la memoria, la coordinación motriz y se fomenta la creatividad"

Francesc Grau

— Director de la Escola la Concepció

Y, del tirón, Grau sigue narrando efectos positivos en sus criaturas de su celebrado proyecto singular. "Aprendiendo a tocar un instrumento se trabaja también la memoria; y todo eso hace que el alumno, cuando tenga que aprender a hacer un algoritmo, esté más preparado", sigue. "Y ayuda a fomentar la coordinación motriz y fomenta la creatividad", remacha.

¿Cómo lo hacen? A partir de tercero de primaria cada grupo-clase (es una escuela de una sola línea, algo que facilita las cosas) se convierte en una 'big band' de jazz en la que cada alumno tiene un instrumento (instrumento que escogieron en segundo y al que han dedicado meses a conocer). Flauta, trombón, trompeta, saxo, teclado, guitarra eléctrica, batería... Apuntar aquí que los instrumentos los compran familias, en su mayoría de clase medias, acorde con la ubicación de la escuela y la segregación urbana que define la ciudad.

La Concepció está ubicada junto al Conservatorio Municipal de Música de Barcelona, hecho que la escuela destaca en su web: 'La illa més musical de Barcelona'. Esta proximidad tiene mucho que ver con la apuesta del colegio por la enseñanza de la música. El hecho de que desde 1998 compartan edificio ha supueto la progresiva implicación del profesorado del conservatorio en la educación musical de la escuela.

El deseo

"Ojalá hubiera una escuela así en cada distrito", reflexiona el director de este centro del Eixample, consciente de que las realidades en otros territorios de la ciudad son socioeconómicamente bastante más duras. "Si a un alumno le enseñas a tocar el piano, también le estás abriendo una puerta", apunta.

En esa misma línea se pronunciaba en mayo en este diario Anna Bueno, profesora de música y directora del IE El Molí, instituto-escuela en Nou Barris, cuyo alumnado cuenta con unas condiciones materiales de vida bastante distintas al de la Concepció. El IE El Molí es uno de los 15 centros de alta y máxima complejidad de Barcelona que han participado este curso en el proyecto 'En directe, música als instituts', financiado por el Plan de mejora de oportunitades educativas (PMOE) del Departament de Educació.

"Lo mejor de este proyecto es poder hacer llegar la cultura, el gusto por la música, a chavales que difícilmente tendrían acceso a él", señalaba Bueno, quien recordaba que en toda Barcelona hay cinco escuelas municipales de música. "¿Quién accede a ellas? Quien puede pagarlas", planteaba la directora de este instituto-escuela de Nou Barris, orgullosa de la participación e implicación de su alumnado, y una convencida del impacto educativo de la música en el alumnado. "¿De qué otra manera una escuela como la nuestra podría tener a disposición del alumnado ocho guitarras, ocho baterías, ocho teclados y cuatro bajos?", reflexionaba.

El instituto-escuela El Til·ler, en el barrio del Bon Pastor, también en Barcelona, es otro centro de máxima complejidad en el que se ha hecho una apuesta por un proyecto singular de música, el Til·ler Musical, iniciativa similar a la de la Concepció, pese a lo distinto del contexto social de la mayoría del alumnado. A través de dos profesionales de la música realizan un acompañamiento al profesorado especializado a los tutores de cada curso, introduciendo el aprendizaje musical en todos los cursos, desde I-3 hasta secundaria obligatoria, en su caso gracias al Plan de Barrios.

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