Educación en Catalunya

Perder a 20 profesores de un plumazo: los daños colaterales del proceso de estabilización docente en un instituto-escuela de máxima complejidad

El IE Baldomer Solà, en el barrio de Sant Roc de Badalona, perderá a 15 docentes de secundaria, muchos de ellos coordinadores, y a cinco de primaria, que han saltado con las adjudicaciones de verano

Los centros de máxima complejidad históricamente han concentrado a un mayor número de interinos por la norma que establecía que estos centros no podían asignarse de oficio, norma que este año ha cambiado

Víctor Dieste, profesor en el barrio de Sant Roc: "Tenemos alumnado que no tiene informe de notas porque no viene lo suficiente"

Exterior del IE Baldomer Solà, en el barrio de Sant Roc de Badalona, en una imagen de archivo.

Exterior del IE Baldomer Solà, en el barrio de Sant Roc de Badalona, en una imagen de archivo. / FERRAN NADEU

Helena López

Helena López

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¿Es posible consolidar un proyecto cuando de un zarpazo salta más de la mitad del equipo, un equipo entregado y motivado pese a la dureza y las dificultades del contexto? En esa situación se encuentran en el Institut Escola Baldomer Solà, en el barrio de Sant Roc de Badalona, uno de los más pobres e históricamente olvidados de Catalunya, el rincón de la ciudad que concentra un mayor número de desahucios y donde el absentismo escolar sigue siendo uno de los grandes problemas de la infancia. Que los niños y niñas vayan cada día a la escuela es la obsesión del comprometido equipo del Baldomer, centro en pleno proceso de transformación de escuela e instituto-escuela, precisamente para que los chavales no se pierden por el camino en el complicado salto al instituto y que, con las adjudicaciones de verano tras el macroproceso de estabilización docente, ha perdido a 15 profesores de secundaria y a 5 de primaria. Docentes interinos con un conocimiento profundo de la difícil realidad del centro y una gran implicación personal y profesional que han sido desplazados de forma involuntaria.  

Para los niños será un shock ver que muchos de aquellos profesores que ya se habían ganado su confianza ya no están, son niños para los que el vínculo es muy importante

Víctor Dieste

— Profesor de IE Baldomer Solà

Los centros de máxima complejidad -es decir, escuelas con un alumnado especialmente vulnerable, muy por encima de la media, y especialmente necesitado de docentes con un plus de vocación y entrega -como el IE Baldomer Solà -con un 70% de alumnado de la comunidad gitana- suelen concentrar un mayor número de docentes interinos, ya que los funcionarios, una vez obtienen plaza definitiva, acostumbran a elegir centros más tranquilos.

Hasta ahora para ser enviado a una escuela de máxima complejidad el profesor tenía que solicitarlo de forma explícita, pero con los cambios introducidos in extremis este verano para poder colocar a los miles de nuevos funcionarios fruto del macroproceso de estabilización impulsado por el Departament d'Educació para adecuarse a la normativa europea, ese requisito se retiró con lo que muchas de esas plazas se han ocupado con nuevos funcionarios enviados allí de oficio. 

Puntales del equipo

Concretamente, en el IE Balomer Solà pierden a la persona que hacía la coordinación digital, a la que llevaba el aula de acogida desde hacía tres años, a la profesora de sexto de primaria que pasaba como tutora en primero de ESO [una de las apuestas en la lucha contra el abandono escolar prematuro, que la docente hacía por su vocación y compromiso, pero que no cualquier docente de primaria estará dispuesto a hacer, ya que es un cambio de etapa], el coordinador de biblioteca o la coordinadora de escuelas verdes, por ejemplo. 

¿Quién ocupará en septiembre esas plazas? Algunos, nuevos funcionarios que sí han pedido el centro -por lo que se les presuponen las ganas y energía para afrontar el reto-, pero, muchos otros, han sido adjudicados allí de oficio, y no tienen por qué ser personas preparadas para hacer frente a la gestión de la atención a la diversidad que necesita un centro como este. "¿Cómo podremos acoger a un volumen tan grande de nuevos profesores en septiembre y hacerles un buen acompañamiento?", se pregunta David Godino Molina, director del instituto-escuela, preocupado también por el impacto del brusco cambio en el alumnado, un alumnado que muchas veces carga unas mochilas muy pesadas y para el que es especialmente importante el vínculo con el profesorado. "Para los chavales será un shock ver que muchos de aquellos profesores que ya se habían ganado su confianza ya no están", lamenta Víctor Dieste, uno de los pocos profesores del primer ciclo de ESO del instituto-escuela que seguirá el próximo curso.

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