Salud

'Fenómeno Ozempic': avances e incógnitas de los fármacos que prometen acabar con la obesidad

Ozempic, Wegovy, Mounjaro o Zepbound han cambiado la forma de tratar la obesidad al entenderla como una enfermedad y no como una cuestión de voluntad

EEUU, donde un 40% de la población es obesa, ha sido el gran campo de pruebas de estos medicamentos, que están funcionando en el 90% de los casos

MULTIMEDIA | Así funciona el Ozempic y otros fármacos que han revolucionado la lucha contra la obesidad

El fenómeno Ozempic revoluciona la forma de luchar contra la obesidad en EEUU

El fenómeno Ozempic revoluciona la forma de luchar contra la obesidad en EEUU / Reuters / MIKE BLAKE

Irene Benedicto

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Cuando Dan Azagury tomó las riendas de la Clínica para Control de peso y Estilo de vida de la Universidad de Stanford, en California, el centro atendía a unos 100 pacientes de obesidad al año. Como jefe de Cirugía Mínimamente Invasiva y Bariátrica, realizaba operaciones de reducción de estómago y supervisaba tratamientos con fármacos, sobre todo para personas que no podían pasar por quirófano por el alto riesgo que suponía para su vida. Sin embargo, en cuestión de año y medio, la afluencia al centro médico se multiplicó por 20, hasta alcanzar más de 2.000 pacientes. Azagury da una explicación directa: “Fue el fenómeno Ozempic”. 

“Lo que cambió Ozempic fue tener un medicamento que de verdad funciona. Antes, el único tratamiento verdaderamente eficaz era la cirugía”, explica Azagury a EL PERIÓDICO. Durante décadas, apenas entre un 10% y un 15% de pacientes farmacológicos “perdían un poco de peso”. Con esta nueva generación de medicamentos (Ozempic, Wegovy, Mounjaro o Zepbound), cerca del 90% tienen una buena respuesta, explica el doctor: “Cambió completamente nuestros horizontes”.

El precio de los productos, elevado y no siempre cubierto por aseguradoras o por la sanidad pública, marcará su impacto real

"Hay un estigma increíblemente alto con la obesidad, como si fuera un problema de personalidad porque no tienes voluntad para perder peso. Pero se trata de un problema médico", argumenta Azagury. "El fenómeno Ozempic hace que la gente entre en el sistema médico, porque saben que ahora hay un tratamiento", añade, y matiza que igualmente la medicación tiene que ir acompañado de una vida activa y saludable.

800 millones con obesidad

Ozempic se ha convertido en el atajo para referirse a toda esta gama de fármacos que ya están revolucionando la forma de tratar la obesidad, una enfermedad que afecta a 800 millones de adultos en todo el mundo, 100 millones de ellos en EEUU (al 40% de la población estadounidense). Esta patología lleva otras asociadas, como diabetes, cardopatías, artritis, hígado graso y ciertos tipos de cáncer, acortando la vida de las personas que la padecen y sobrecargando los sistemas de salud pública.

En Estados Unidos, el Ozempic ha llegado a alcanzar los mil dólares; en España, estos medicamentos oscilan entre 180 y 300 euros mensuales

Paradójicamente, lo que ha hecho famoso a este medicamento es el mal uso que algunas 'celebrities' hacen para perder unos pocos kilos. Pero el auténtico fenómeno es médico, y rompe el techo de los anteriores tratamientos contra la obesidad: da opciones a pacientes reticentes a la operación y esperanza a casos antes categorizados como ‘intratables’.

El descubrimiento fue casi por accidente. Algunas cirugías bariátricas, además de la reducción de estómago, hacen un ‘bypass gástrico’: se reconecta el intestino con tal de reconfigurar la segregación de la hormona intestinal GLP-1 (péptido similar al glucagón-1), que en personas con obesidad se desajusta impidiendo la sensación de saciedad. Lo que se comenzó a observar es que, después de la operación, los pacientes diabéticos dejaban de serlo en cuestión de días, antes siquiera de que comenzara la pérdida de peso.

En Estados Unidos hay 100 millones de personas con obesidad : el 40% de la población

Así se reveló que esa hormona podía también regular el azúcar en sangre y, con ese principio activo, se comenzaron a fabricar fármacos contra la diabetes. Entonces hubo un segundo giro de guion: la gente que se trataba para la diabetes por este método perdía peso. “De repente, cerramos un círculo: la hormona que activábamos quirúrgicamente para pérdida de peso, ahora la podemos recetar como inyección para la obesidad”, apunta Dan Azagury.

Contra el mal uso y la frivolización

De la frivolización del uso del medicamento –y de su 'boom' mediático y social, llevándolo a dejar una huella como la que en su día supusieron el Prozac o la Viagra– tienen gran parte de responsabilidad la presentadora estadounidense Oprah Winfrey o la ‘influencer’ Kim Kardashian, que introdujeron ese ‘cuerpo Ozempic’ como canon estético aspiracional de la delgadez. El medicamento solo se vende bajo prescripción pero, a menudo, personas adineradas e influyentes consiguen recetas para las que no tienen necesidad médica. 

"Las 'celebrities' están abusando de este medicamento, pero no está prescrito para perder unos kilos; aún no sabemos cuál es el impacto de la sobremedicación de jóvenes sanos”

— Steven Kahn. Endocrino. Universidad de Washington

Las 'celebrities' están abusando de este medicamento y encima hacen gala de ello”, admite a EL PERIÓDICO Steven Kahn, endocrino y director del Centro de Investigación de la Diabetes de la Universidad de Washington, que dirige un programa de investigación sobre obesidad. “Este medicamento no es para perder unos kilos”, explica, y añade que todavía se desconoce “cuál es el impacto de la sobremedicación de jóvenes sanos”. En la clínica de Stanford descartan a diario a personas que acuden por motivos estéticos.

Estados Unidos se ha convertido en campo de pruebas de estos fármacos. Dos tercios de las ventas mundiales de Ozempic se registran en este país, donde las prescripciones se han multiplicado por 40 respecto a los anteriores cinco años. Su popularidad es absoluta: más del 80% dice al menos haber oído hablar de ello. Las redes sociales han sido un importante altavoz: los 100 primeros vídeos mostrados en TikTok bajo el hashtag #Ozempic tuvieron, en conjunto, más de 70 millones de visitas en 2023. 

“Lo que cambió Ozempic fue tener un medicamento que de verdad funciona. Antes, el único tratamiento verdaderamente eficaz era la cirugía”

— Dan Azagury. Clínica para Control de peso y Estilo de vida de la Universidad de Stanford

El mal uso de estos fármacos genera un problema de accesibilidad”, lamenta el doctor Kahn. El desabastecimiento provoca una subida de precio: alrededor de 1.000 dólares al mes en tratamientos de largo plazo o incluso vitalicios. En el sistema sanitario eminentemente privado de EEUU, el acceso al medicamento pasa por la cobertura de las aseguradoras. El precio –que en España oscilan entre los 180 y los 300 euros y solo está financiado para personas diabéticas– será también un desafío en Europa y marcará la accesibilidad y su impacto real.  

'Boom' económico

De momento, el pelotazo económico lo está pegando la compañía danesa Novo Nordisk, la matriz detrás de Ozempic (para la diabetes) y, desde 2021, Wegovy (obesidad). El llamado ‘milagro danés’ ya está valorado en 600.000 millones de dólares, seis veces más que hace tres años y más que el PIB de su Dinamarca natal.

Su competidor estadounidense, Eli Lilly, comercializa Mounjaro (obesidad y diabetes) y, desde 2023, Zepbound (obesidad). La industria de los medicamentos para adelgazar, copada por este duopolio, podría alcanzar los 100.000 millones de dólares en 2030, según los analistas. 

Un paciente de la Clínica Stanford perdió 40 kilos en un año y recuperó 30 en apenas seis semanas cuando la aseguradora lo dejó de financiar y él no pudo pagarlo

La brecha económica y social se agudiza, en el caso estadounidense, cuando las aseguradoras dejan de cubrir el tratamiento. Fue el caso de un paciente de Azagury, que consiguió perder 40 kilos en un año con Wegovy y recuperó 30 kilos en un mes y medio, cuando no pudo pagarlo por sus medios. “Es muy difícil para una persona hacer sostenible el pago del tratamiento”, lamenta el doctor. Hace dos semanas, este paciente optó por una operación bariátrica, de vuelta al antiguo método.

Efectos secundarios

En cuanto a los efectos secundarios, por un lado aparece el efecto rebote, que es mayor si el fármaco se deja de golpe: el apetito se vuelve incontrolable. La reacción adversa más común mientras se toma son náuseas y diarreas, pero también puede presentarse inflamación del páncreas, que requiere hospitalización. Asimismo, se ha detectado un cierto porcentaje de suicidios de personas en estos tratamientos. 

“Aún estamos investigando los efectos en el estado de ánimo, no está nada claro, hay pocos ensayos comparativos”

— Sarah Kim. Doctora del Hospital General de San Francisco

“Todavía estamos investigando los efectos en el estado de ánimo con esta medicación, no está nada claro”, explica a EL PERIÓDICO Sarah Kim, del Hospital General de San Francisco, que señala los interrogantes sobre si los resultados se sostienen a largo plazo. “Aún hay pocos ensayos comparativos para probarlo”, añade la doctora, que dirige el Centro para la Diabetes de la Universidad del Sur de California.

Se calcula que, en EEUU, el 99% de las personas con obesidad que podrían optar a una operación bariátrica no están buscando ayuda médica. El tratamiento con semaglutida brinda una alternativa. En Stanford, la proporción de pacientes que buscan sortear el quirófano ya se ha disparado: de cada 2.500 nuevos pacientes, solo 500 se operan. La mayoría está apostando por los nuevos fármacos. “No hay medicamento sin riesgo”, concluye Azagury. “Si el beneficio es salvar, alargar o mejorar la vida, compensa. Pero si es solo cosmético, no”.

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