Justicia restaurativa

"¿Por qué bebiste?": Barcelona pone cara a cara a víctimas y autores de accidentes de tráfico para reparar el daño psicológico

La prueba piloto, impulsada por el Colegio de la Abogacía y la Guardia Urbana, es voluntaria y persigue resolver el conflicto y que las dos partes puedan expresarse

Los muertos en accidentes de tráfico en Catalunya bajan un 31,5%

Accidente de tráfico de una moto con un coche, en la plaza Alfons X de Barcelona.

Accidente de tráfico de una moto con un coche, en la plaza Alfons X de Barcelona. / RICARD CUGAT

J. G. Albalat
Germán González
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Un accidente múltiple en el Eixample de Barcelona en que el se ven implicados un vehículo, una motocicleta con pasajero y un peatón. Estos dos últimos resultan heridos. También este año, en el Poblenou, un turismo tiene un percance con una moto. El balance: un lesionado. Estos son dos casos de justicia restaurativa o reparadora que se tramitan en una prueba piloto que ha puesto en marcha la Guàrdia Urbana y el Col.legi de l’Advocacia de Barcelona sobre accidentes de tráfico en la ciudad. No solo para mediar y resolver el conflicto, sino también para que las víctimas o sus familiares directos se puedan sentir reparados en un encuentro con el autor del siniestro. Este sistema debe contar con la aceptación de las partes implicadas y es gratuito. Se calcula que al año podrían resolverse de esta manera unos 800 casos de estas características.

La justicia restaurativa o reparadora es una vía para la resolución de conflictos mediante el diálogo y participación de todos los implicados y su objetivo es la reparación del daño causado a la víctima (no tiene por qué ser económica). También, de alguna manera, que la persona que ha causado el accidente o ha cometido un delito se pueda expresar delante del perjudicado o disculparse por su acción. Naciones Unidas, como el Consejo de la Unión Europea, apuesta por este sistema para solucionar controversias y para facilitar la conciliación y la reparación de las víctimas.

Con base a este criterio, se ha puesto en marcha esta prueba piloto. El protocolo de actuación detalla que, cuando ocurra un accidente de consideración en la ciudad, la policía municipal podrá informar a los implicados de la existencia de este servicio de orientación jurídica o hacer una derivación directa de aquellos casos que, por su urgencia y gravedad, así lo requieran. “El propósito es facilitar a los ciudadanos información y asesoramiento de cómo actuar y de dónde dirigirse”, asegura Sofía Torras, directora del centro ADR (Centro para la Resolución Alternativa de Conflictos) del ICAB. Los implicados pueden aportar, si lo consideran, al abogado que designen.

"¿Cómo está la víctima?"

"El proyecto nace de una verdadera inquietud humana y una clara vocación de servicio de los agentes policiales. Tras un accidente, el 'shock' que sufren las personas involucradas en él genera inquietud e interrogantes. ¿Cómo está la víctima? ¿Se recuperará? ¿Sobrevivirá? En los dramáticos casos de accidentes mortales: ¿cómo están los familiares? ¿Puedo hacer algo por ellos? ¿Puedo pedir perdón? ¿Puedo hablar con ellos?", explica la abogada y mediadora Paz Vallès Creixell, diputada de la Junta de Gobierno del ICAB. En otros casos, son las propias víctimas o sus familiares quienes necesitan trasladar preguntas al causante del accidente: "¿Por qué? ¿Por qué no nos viste? ¿Por qué bebiste? ¿La víctima estaba consciente o dijo algo antes de fallecer? ¿Cómo se podría haber evitado? A veces también existe la necesidad de explicar cómo les ha cambiado la vida desde el accidente", añade la jurista.

Para poder atender este servicio, el Colegio de Abogados ha creado un turno de 15 profesionales (sobre todo letrados, pero también algún psicólogo) con conocimientos en la mediación y en el ámbito de la justicia restaurativa que participan de forma voluntaria en el plan piloto. Está previsto que la prueba funcione durante seis meses. Tras analizar el resultado, podría ampliarse.

Para entrar en este proceso de reparación se tiene en cuenta, sobre todo, la voluntariedad de los implicados en el accidente (si no sería inviable) y la “gravedad de las lesiones”, según el protocolo de actuación. Es la Guardia Urbana la que determina los casos y los deriva al centro ADR, que se encarga de contactar con las víctimas y los implicados y designa un mediador. Este profesional es el encargado de convocar a las partes a unas sesiones con la intención de conseguir una reparación. “Nosotros explicamos el proceso a los interesados”, precisa Sofía Torras.

Más allá del dinero

“La intención es conseguir una interlocución directa de la víctima y quien haya provocado el accidente, para que este, si quiere, ofrezca explicaciones o pueda pedir disculpas”, sostiene la directora del centro. “No solo se busca una reparación económica, sino también respuestas –añade–. Es una forma de humanizar la justicia. En los juzgados la parte emocional no está contemplada, no tiene espacio. La justicia restaurativa impulsa la cohesión social”.

Carles García Roqueta, abogado experto en mediación y miembro de la Junta de Gobierno del colegio, señala que el objetivo del plan piloto es "trabajar la gestión de accidentes de tráfico con otra mirada”. “En las sesiones”, afirma, “utilizamos herramientas de mediación para conseguir una mayor agilidad en la resolución de los casos, en contraposición a recurrir únicamente a la vía judicial. Estas herramientas permiten acompañar a la ciudadanía, fomentar la conciencia de los hechos y facilitar que las partes implicadas puedan acercarse para dialogar y reconocerse mutuamente". En general, los procesos de justicia restaurativa y de mediación, además, permiten que los casos no lleguen a los juzgados y, de esta manera, ponen un granito de arena para descongestionar la Administración de Justicia catalana.

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