Educación en Catalunya

El 74% de los catalanes se muestra a favor de una asignatura de cultura religiosa en la escuela

Los expertos coinciden en que "el desconocimiento sobre el hecho religioso es inmenso" y ello "da pie a prejuicios y miedos"

El 28% de la población catalana ya es de origen extranjero: radiografía de la Catalunya de los 8 millones de habitantes

Alumnado en una escuela de Barcelona, este curso.

Alumnado en una escuela de Barcelona, este curso. / Ferran Nadeu

Helena López

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La pregunta es directa -"¿está a favor o en contra de que el sistema educativo incorpore una nueva materia en la que se forme al conjunto del alumnado sobre las diversas religiones del mundo?"- y la respuesta, concluyente. El 74% de los catalanes se posiciona a favor. Un 40%, "totalmente a favor", y un 34%, "más bien a favor". Así lo refleja el 'Barómetro sobre la religiosidad y sobrela gestión de su diversidad 2023', realizado por el Centre d'Estudios d'Opinió (CEO), y cuyos datos todavía se están analizando para sacar conclusiones y plantear propuestas.

El sondeo recoge también el poco conocimiento que la sociedad catalana admite tener sobre las distintas creencias religiosas. En una escala del cero al diez, donde cero es "ningún conocimiento" y el diez, "mucho conocimiento", ocho de cada diez encuestados manifiesta tener un conocimiento igual o superior al cinco en relación con el catolicismo, mientras que en cuanto al resto de confesiones, los que creen tener unos conocimientos que merecen el aprobado se sitúan por debajo del 40%.

El curso 22-23 estudiaban Religión católica 132.691 alumnos de los 457.503 matriculados en primaria en Catalunya, un 29% del total

Una vez vista esa fotografía... ¿Cuál es el papel que debería tener la religión en la escuela catalana, una escuela con un 24% de alumnado de origen diverso? ¿Y cuál es el que tiene? Según la Estadística de la Educación en Catalunya -que recoge la información tanto de las escuelas públicas como de las privadas-concertadas-, el curso 22-23 (el curso pasado, el último del que hay datos estadísticos consultables), en primaria, estudian Religión católica 132.691 alumnos de los 457.503 matriculados (un 29% del total) muy por delante de la evangélica (con 419 estudiantes, un 1,9%) la islámica, con 277 estudiantes (0,06%) y judía, con 124 estudiantes (0,03%).

Unas cifras similares a las de hace cuatro años: el curso 18-19, cursaron Religión católica 159.683 alumnos de primaria de los 483.712 matriculados entonces, un 33%, que es un 4% más que el curso pasado. El gran peso de la escuela concertada religiosa en Catalunya es el factor que explica estas cifras.

El sociólogo Víctor Albert-Blanco, investigador postdoctoral en el ISOR - Investigacions en Sociologia de la Religió de la UAB, pone contexto y empieza citando la Constitución española. El artículo 27.3 señala que "los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones".

La ley recoge el derecho de las "minorías religiosas de notorio arraigo" -protestantes, judías y musulmanas- a tener formación de sus religiones en la escuela pública

Años más tarde, en 1992, en un contexto de apertura de España, con la Expo de Sevilla, las Olimpiadas en Barcelona y con la entrada a la Unión Europa (en 1986), todavía reciente, en el ámbito de la religión se firmaron unos acuerdos con rango de ley que se concibieron como un acto de restitución a las religiones históricamente perseguidas y una manera de reconocer el pluralismo y la libertad religiosa en democracia. En ellos se establecen una serie de derechos para que las "minorías de notorio arraigo" -protestantes, judías y musulmanas-, siguiendo con el citado artículo 27.3, pudieran elegir esas religiones en las escuelas públicas, "si hay un grupo de familias que lo pide".

Es decir... hace más de 30 años. Entonces... ¿por qué son tan minoritarias esas "minorías de notorio arraigo" en la escuela pública catalana? "Por un lado, porque la demanda no se ha ido estructurando hasta hace muy poco, y es muy dispersa; y para que se haga tienen que haber un mínimo de alumnos", responde el pedagogo Carles Armengol, director general de Afers Religiosos de la Generalitat, quien añade otro factor: la dificultad de encontrar profesorado. Para impartir clase de Religión en un colegio público, además de los conocimientos sobre la materia, se debe tener el grado de Magisterio en primaria o un grado y el máster en secundaria, como sucede con el resto de materias.

Plan piloto de religión islámica

Tanto Albert-Blanco como Armengol coinciden en un tercer elemento, clave para entender la situación: el desconocimiento de ese derecho. "A medida que las comunidades se han ido organizando han tomado conciencia y han empezado a articular la demanda. De ahí nació el plan piloto de materia de Religión islámica del Departament d'Educació, que empezó el curso 20-21 y se ha ido renovando año tras año", explica Armengol. Un plan implantado en cuatro escuelas y cuatro institutos ubicados en el Baix Llobregat, Girona, Penedès y Barcelona y que ha hecho que esta asignatura pasaran de estudiarla 118 alumnos en primaria en el curso 18-19 a los 277 del curso 22-23.

"El tratamiento del hecho religioso en la escuela es algo que está mal resuelto. Habría que darle una vuelta".

Carles Armengol

— Director general de Afers Religiosos de la Generalitat

Ambos expertos añaden otra cuestión: las reticencias de gran parte de la comunidad educativa. "El tratamiento del hecho religioso en la escuela es algo que está mal resuelto,- opina Armengol- el desconocimiento sobre el hecho religioso es inmenso y eso es un peligro, porque el desconocimiento no ayuda a la convivencia y da pie a los prejuicios y los miedos, habría que darle una vuelta".

Sobre las citadas reticencias de la comunidad educativa de la escuela pública a impartir ningún tipo de religión, Albert-Blanco apunta que hay una "aspiración legítima a construir una escuela laica", pero, mientras esa situación no se dé, esas minorías tienen que tener los mismos derechos. "Los católicos si lo piden lo tienen, y saben cómo pedirlo y lo hacen, y las minorías, en cambio, no", subraya el sociólogo.

"Los católicos si lo piden lo tienen, y saben cómo pedirlo y lo hacen, y las minorías, en cambio, no"

Víctor Albert-Blanco

— Sociólogo del ISOR de la UAB

En medio de esa complejidad, y con una sociedad cada vez más diversa y una extrema derecha desbocada cuyos mensajes corren como la pólvora de móvil en móvil, parece tener todo el sentido del mundo la propuesta de impartir de forma generalizada, para el conjunto del alumnado, alguna materia sobre el hecho religioso desde una perspectiva cultural, no confesional, en la que, según el citado barómetro, estarían de acuerdo el 74% de los catalanes.

El investigador de la UAB opina que esa aproximación favorecería el respeto y evitaría el peligro de segregar al alumnado en función de la religión. Por esa aproximación apuestan también desde la Oficina d’Afers Religiosos (OAR) del Ayuntamiento de Barcelona, que ofrece formación al profesorado en esa línea, explica Lorena Spinola, técnica referente de educación de la OAR. "Hay interés en tratar la diversidad cultural, pero la palabra 'religión' genera un cierto rechazo en la escuela laica", lamenta Spinola. Ella entiende que es muy necesario romper ese tabú, porque la diversidad religiosa tiene mucho que ver con la diversidad cultural. "Van de la mano", remacha.

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