La Catalunya de los 8 millones de habitantes

El alumnado de la Catalunya mestiza desembarca en la selectividad: "Queremos cambiar las cosas"

Tres estudiantes que se examinarán de las PAU, y que forman parte de la promoción de la últimas pruebas PISA, comparten los retos y las dificultades del alumnado de origen migrante

Cuando el futuro académico depende del color de tu piel

¿Qué ha pasado con el alumnado migrante y las pruebas PISA?: mentiras, verdades y retos

Jiayi Xu, Leydi Cristina Espinoza García e Ingrid Borikó Senobua

Jiayi Xu, Leydi Cristina Espinoza García e Ingrid Borikó Senobua / FERRAN NADEU / JORDI OTIX / MANU MITRU

Helena López

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Leydi Cristina Espinoza García, Ingrid Borikó Senobua y Jiayi Xu son tres de los miles de estudiantes de segundo de Bachillerato que a partir del próximo martes se examinarán de la selectividad en Catalunya. Vecinas de Horta y el Gòtic, en Barcelona, y de La Torrassa, en L’Hospitalet, coincidieron por primera vez en abril en la Mostra de Recerca Jove, espacio de encuentro de autores de Trabajos de Recerca (TR) destacados. Sus investigaciones de excelente lo tienen prácticamente todo en común. Lo principal es que son trabajos que nacen "casi de una necesidad". "Sentía que hacía falta hablar de nuestra realidad", señalan de una manera u otra las tres estudiantes, quienes, sin proponérselo, conforman los rostros de una nueva Catalunya: la que ha crecido hasta los 8 millones de habitantes con el músculo de la inmigración. La generación de la diversidad, pues, también está empezando a acceder a la universidad, no sin antes romper unos cuantos techos de cristal.  

Leydi Cristina, Ingrid y Jiayi, alumnas de excelente, forman parte del 24% de alumnado de origen migrante de la promoción que protagonizó las últimas pruebas PISA

Nacida y criada en Perú, Leydi Cristina llegó a Barcelona con 12 años, en segundo de ESO. Jiayi Xu nació en China y llegó a Barcelona con 8, en tercero de primaria, e Ingrid nació en L’Hospitalet (fue su madre quien migró de Guinea Ecuatorial). Los TR de las tres están estrechamente vinculados a su condición de niñas de origen migrante creciendo lejos de sus raíces o las de sus padres; cómo es vivir en su piel y qué impacto tiene el color de esta en su vida, también académica.

Siendo las tres ejemplo de ‘superación’ –estudiantes de excelente que tienen claro que irán a la universidad–, son conscientes de las dificultades que han afrontado para llegar donde están y de la importancia que tiene ponerlas sobre la mesa para que quienes vengan detrás lo tengan más fácil.

De hecho, el pasado diciembre, el Departament d'Educació mostró una gran torpeza achacando los malos resultados de las pruebas PISA a una hipotética "sobrerrepresentación" del colectivo migrante en los exámenes. Una argumentación que al día siguiente la conselleria se vio obligada a rectificar: no había "sobrerrepresentación", ya que PISA considera migrante a los estudiantes nacidos en el extranjero o de padres extranjeros, colectivo que en Catalunya ya representa un 24%, tal como muestra correctamente la prueba de la OCDE. Y precisamente se da la circunstancia de que Jiayi, Leydi Cristina e Ingrid, igual que el resto de estudiantes que hará la selectividad la semana que viene, forman parte de la generación que realizó las polémicas pruebas (se hicieron en 2022, cuando esta quinta estaba en cuarto de ESO).

Cuando llegué a Barcelona y no entendía nada, ser buena en matemáticas salvó mi autoestima, vi que el problema no era mi cabeza, era solo que no entendía la lengua

Jiayi Xu

— Acaba de terminar bachillerato científico

"Quiero que mi trabajo sirva para cambiar las cosas" es otra de las ideas que las tres expresan cuando hablan sobre sus premiados TR. Jiayi ha hecho el Bachillerato Científico y quiere estudiar "algo relacionado con las ciencias de la salud, quizá Biomedicina"; y Leydi Cristina e Ingrid han cursado bachillerato social (la primera quiere estudiar Derecho -"quizá el doble grado con ADE"; a Ingrid le gustaría estudiar Sociología y Política).

Leydi Cristina Espinoza, autora de un trabajo de investigación sobre el impacto del proceso migratorio en los jóvenes de origen latinoamericano.

Leydi Cristina Espinoza, autora de un trabajo de investigación sobre el impacto del proceso migratorio en los jóvenes de origen latinoamericano. / JORDI OTIX

'La experiencia de los adolescentes latinoamericanos en el sistema educativo de España' es el título del trabajo de Leydi Cristina, quien llegó a Barcelona en verano de 2019, sola, a vivir con su tía materna, que residía aquí desde el 2006 y tenía claro que lo primero que tenía que hacer su sobrina era aprender la lengua [hoy mira orgullosa cómo, cinco años después, mantiene esta entrevista en catalán con fluidez]. "Antes de venir ya había practicado un poco con el Duolingo el 'tu, vosaltres'; al llegar, mi tía me hacía ver el 3Cat, y yo me ponía en Youtube música en catalán, 31 FAM", explica la joven, quien añade que "lo bueno" es que allí, en Perú, cambió muchas veces de escuela y ya tenía experiencia en socializar y empezar de cero.

Antes de venir ya había practicado en el Duolingo y, al llegar, veía 3Cat y me ponía música en catalán en Youtube, 31 FAM

Leydi Cristina

— Llegó a Barcelona a los 12 años

"Aquí fue más complicado porque, aunque algunas hablaban en castellano, tampoco entendía qué decían. Yo pedía que me pasaran un borrador y me miraban raro", prosigue Leydi Cristina, quien vio claro que si quería hacer amigas "de aquí" tenía que ser ella la que se acercara. "Aquí son más reservados. Es más fácil llegar a otro que es migrante, como tú, por esa sensación de hacer piña. Cuando es alguien de aquí tú te tienes que adaptar a esa persona, vi que tenía que dar el paso", relata. Y lo dio: "Tuve la suerte de encontrar a una niña a la que le gustaba el Kpop, como a mí, y me cogí a eso. Dejamos fuera las diferencias y nos fijamos en lo que teníamos en común; y ella me abrió a su grupo".

En su caso, fue su tía, siempre a su lado, la que le dio la idea para el TR. "Que nadie crea que el error es suyo; que estén orgullosos de ser de donde son, pero que eso no les haga cerrarse. Hay algunos que, por miedo a perder su identidad, es como si rechazaran las cosas nuevas. Y tienen que estar orgullosos, pero abrirse", asegura, convencida. "Tenía un poco de desconfianza en el trabajo. Pensaba que quizá no interesaba. No sabía si sería bien recibido", confiesa. Nada más lejos de la realidad.

Jiayi Xu, alumna de Barcelona que el curso que viene se presentará a la selectividad.

Jiayi Xu, alumna de Barcelona que el curso que viene se presentará a la selectividad. / FERRAN NADEU

Aunque estudiaba Bachillerato Científico, Jiayi Xu tenía claro que quería que su TR fuera sobre su comunidad, la cual "hace mucho tiempo que está aquí, pero es muy desconocida". A diferencia de los trabajos de Ingrid ['Ser mujer negra afrodescendiente en Catalunya y la interseccionalidad; ¿afecta a las alumnas negras afrodescendientes no tener referentes docentes?'] o de Leydi Cristina, Jiay Xu ha querido hacer el trabajo desprendiéndose de su experiencia personal. En 'Fort Pienc: El Chinatown de Barcelona; particularidades y evolución de la comunidad china en nuestra ciudad', radiografía la realidad de su comunidad a través de las historias de decenas de ciudadanos chinos -no la suya-, pero aprovechando que ella, al compartir la lengua y los códigos, podía derribar algunas barreras. "Había trabajos sobre el tema, pero todos hechos por personas que no son de origen chino, y eso se nota", reflexiona.

Es como si hacia las personas negras no hubiera exigencia, como que no te ven capaz, que piensan que si acabas el bachillerato ya has hecho mucho

Ingrid Borikó Senobua

— Estudiante afrodescendiente

Sentada con este diario, sí habla de su experiencia personal. Explica que las matemáticas "salvaron su autoestima" cuando llegó a Barcelona y no entendía nada en clase. El hecho de destacar en matemáticas hizo que se dieran cuenta de que el problema no era su cabeza, era que (aún) no conocía la lengua.

La importancia de las tías

Igual que Leydi Cristina, Ingrid no se cansa de agradecer a sus tías y, en su caso, a sus hermanas, el apoyo recibido con la investigación. Un trabajo que, "más allá de la nota", para ella era muy importante por lo que significaba: quería demostrar que lo que ella sentía era verdad, que no era cosa suya. Hizo un cuestionario con preguntas directas a 100 chicas negras nacidas o que hayan estudiado en Catalunya. Recibió 100 respuestas y todas le daban la razón.

Ingrid Borikó Senobua, hace unas semanas en Barcelona.

Ingrid Borikó Senobua, hace unas semanas en Barcelona. / Manu Mitru

A la pregunta directa sobre si alguna vez habían sufrido racismo en el cole, no hubo una sola que respondiera que no. "Lo quería demostrar", apunta la joven de L'Hospitalet, a quien la escuela le recomendó estudiar el bachillerato en otro ambiente -pasar de La Torrassa a Fort Pienc-, donde entendió qué significa ser una mujer negra en Catalunya, algo a lo que la ayudó leer, a partir de los 15 años, a autoras como Desirée Bela-Lobedde, bell hooks o a Angela Davis.

Su TR quiere mostrar que las chicas negras forman parte de esta sociedad y también quieren y necesitarían ver a profesoras como ellas. "Los referentes son imprescindibles, sobre todo en el ámbito educativo y en una sociedad cada vez más diversa". Ingrid está a punto de examinarse de la selectividad, pero tiene amigas que no cursarán estudios superiores porque "no se ven", lo que significa que en el instituto no las han acompañado correctamente. "La orientación es muy importante, y para las personas negras aún más. Es como si hacia nosotras no hubiera exigencia, como si no te vieran capaz y ya hubieras hecho mucho si acabas el bachillerato”, zanja esta preuniversitaria, dispuesta a cambiar la historia.

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