Los déficits de los ciudados

Las sanitarias de las residencias: "Se está jugando con la vida de los ancianos"

Enfermeras y auxiliares explican las críticas situaciones a las que se enfrentan en su día a día

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Las sanitarias de las residencias: "estamos jugando con la vida de los ancianos"

Una enfermera de un geriátrico denuncia las condiciones laborales por falta de personal, este viernes.

Una enfermera de un geriátrico denuncia las condiciones laborales por falta de personal, este viernes. / ZOWY VOETEN

Elisenda Colell

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"Estoy quemada, no puedo más. Claro que pienso en irme, el panorama es desalentador. Tengo una sensación de abandono, que nadie va a hacer nada para mejorar las residencias", se lamenta una enfermera de un geriátrico público catalán. La mujer, que pide anonimato, es la única enfermera que queda en su turno. Debe atender a 165 ancianos en siete horas. A Eva Hernández, otra sanitaria, le preocupa irse de vacaciones. "Mi trabajo lo asumen personas que no tienen cualificación ni conocimientos, ven sufrir a los residentes y lo pasamos todas muy mal", indica. La auxiliar sanitaria a quien le toca asumir las funciones de la enfemera relata los temores que sufre cada día que va al trabajo. "Yo hago lo que puedo, pero si pasa algo... ¿quién se hará cargo?", se pregunta. Esta es la tensión, y las consecuencias, que provoca la falta de enfermeras en los geriátricos. Unas van desbordadas. Otras temen cometer algún error fatal. "Estamos jugando con la vida de los ancianos: que tengan 90 años no significa que se tengan que morir, y si lo hacen tienen derecho a morir dignamente", resume una de ellas.

Una enfermera de un geriátrico denuncia las condiciones laborales por falta de personal, este viernes.

Residencia de ancianos Gure Etzea, de Barcelona. / ZOWY VOETEN

La enfermera que pide anonimato lleva años trabajando en el mismo geriátrico. "Trabajamos con personas en condiciones de dependencia muy bestias que necesitan unos cuidados y atenciones que no se contemplan", explica. Detalla con esmero sus funciones en el trabajo: "Preparar la medicación, hacer de puente con el ambulatorio si detectamos algo, tramitar los ingresos que sean necesarios, hacer análisis y curas de heridas o úlceras, administrar sintrom, pasar escaleras de valoración por si ha habido declive y tomar decisiones de urgencia". Ya sea una caída, un paro cardiaco o una broncoaspiración. "Tienes que saber cómo actuar".

"Que tengan 90 años no significa que se tengan que morir, y si lo hacen tienen derecho a morir dignamente", afirma una sanitaria

Sustitutas sin cualificación

En su residencia, como en tantas otras, cuando falta una enfermera contratan a una auxiliar sanitaria. "Hay un descontrol que no veas: se nota en la mala evolución de las úlceras, que se cronifican... da pie a muchos errores", prosigue. A Eva Hernández, otra enfermera, le sucede lo mismo. "Desde hace tres años, cuando tengo fiesta o vacaciones ponen en mi lugar a una auxiliar que no está capacitada ni tiene formación. No te vas tranquila, siempre les pido que si pasa algo me llamen", explica. Ella trabaja en el turno de noche en un geriátrico público.

"Las familias saben que faltan manos, pero no son conscientes de la magnitud del problema", explica la enfermera Eva Hernández

El caso más grave ocurrió el verano pasado. Una mujer se ahogó con sus propios mocos y saliva y terminó muriendo. "Al menos yo podría haber puesto una vía subcutánea para sedarla, cosa que las auxiliares no pueden hacer", explica. Algunas, dice, lo hacen igualmente. "No tienen autoridad para ello, pero es mucho peor tener que ver cómo sufre un residente mientras esperas a que llegue el SEM".

Dolores de madrugada

Pero también están los dolores que sorprenden de madrugada. "Como ellas no pueden preparar la medicación, no les pueden dar un calmante o un ansiolítico si no se ha previsto y tienen que aguantar toda la noche hasta que llega alguna enfermera". Estas profesionales, sigue, "no van a llamar a urgencias para una otitis, un dolor de barriga o un dolor de muela. Algunas se la juegan y les dan calmantes aunque no están autorizadas", cuenta Hernández. "El único recurso que nos queda es llamar al 061 pero en el fondo le estamos quitando este servicio alguien que seguramente lo necesita más, y, si no, se pasan horas en urgencias -explica Hernández-. Estas incidencias se resolverían con una enfermera en el centro".

"Para una otitis, un dolor de barriga o un dolor de muela no se llama a urgencias, pero algunas auxiliares se la juegan y dan calmantes aunque no están autorizadas", apunta una enfermera

Residencia de ancianos Gure Etzea, de Barcelona.

Residencia de ancianos en Barcelona. / Zowy Voeten

Sus palabras resuenan también entre las pocas auxiliares que aceptan hablar con este diario. "A mí me dijeron que sustituyera a la enfermera para 15 días y allí sigo, cuatro años después", explica una auxiliar sanitaria que, hasta entonces, trabajaba como gerocultora en su geriátrico. "A veces suplen mi antiguo lugar de trabajo, pero a veces no", sigue. Ella cobra lo mismo que antes de dar este apoyo sanitario, mucho menos que la enfermera. "Me contrataron para los cuidados más básicos, pero quieren que haga de enfermera... el problema es que lo ven normal", sigue. Las auxiliares, a diferencia de las enfermeras, solo pueden manipular la medicación y administrarla. "Es lo que dice el protocolo, lo que pasa es que se incumple de forma generalizada", se queja Carme Caballero, delegada sindical de la UGT en Girona.

"De forma generalizada se incumple el protocolo dice que las auxiliares solo pueden manipular la medicación y administrarla", afirman desde UGT

Responsabilidad inasumible

El peor momento que recuerda haber vivido esta auxiliar fue cuando un residente se atragantó con la comida. "No sabes reaccionar", explica. "Es que se vive muy mal, porque unas decimos que no vamos a hacerlo, otras aceptan... y se genera un conflicto", admite Desirée Muñoz, otra auxiliar que se ha negado a sustituir a una enfermera. "Es una resposabilidad que no nos toca", insiste.

A la UGT le constan casos parecidos. "En la residencia Feixa Llarga, de L'Hospitalet, estuvieron 15 días sin enfermera y no se contrató ninguna auxiliar. Un residente tenía dificultades respiratorias y no sabían qué hacer. Las cuidadoras llamaron a urgencias. Les preguntaban por la saturación y ellas no tenían ni idea. ¿Te puedes imaginar la angustia que causa?", cuenta Cristina García, responsable de la sección sindical de Derechos Sociales de la UGT. Recuerda otro caso de una caída de un residente en Badalona en un geriátrico que llevaba un año sin enfermera, donde las trabajadoras tampoco sabían qué hacer. "Y por otro lado están las enfermeras que no pueden librar. A muchas les deniegan las demandas de jubilación porque no hay personal. Esto tiene efectos físicos y psíquicos", insiste García.

Residencia de ancianos Gure Etzea, de Barcelona.

Residencia de ancianos en Barcelona. / Zowy Voeten

Según estas profesionales, las familias no son conscientes de la magnitud del problema. "Saben que faltan manos, que no hay personal... pero no a este nivel. No saben hasta qué punto está sucediendo", cuenta Hernández. Pone de ejemplo el caso de la mujer que murió cuando ella estaba de vavaciones. "Estas cosas se acaban callando: no consta en el expediente, no se dice a la familia... se hace como si aquí no hubiera pasado nada. Si no lo ven, no lo saben", explica. Al final, su malestar se resume en tres palabras. "Estamos solas y vendidas".