sentencia judicial

Condenado a 26 años y medio al profesor de batería de Quart (Girona) por abusos sexuales

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El profesor de batería de Quart durante el juicio, este martes.

El profesor de batería de Quart durante el juicio, este martes. / David Borrat / Efe

Ariadna Sala

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La Audiencia de Girona ha condenado a 26 años y medio de cárcel al profesor de batería de Quart acusado de abusar de cinco alumnos, la mayoría cuando eran menores de edad, entre 2009 y 2020. Otros cinco alumnos habían denunciado abusos pero no pudieron formar parte del procedimiento penal porque sus hechos habían prescrito.

La sentencia considera que ha quedado demostrado el relato que expusieron las cinco víctimas durante el juicio: logró ganarse la confianza de los jóvenes (la mayoría tenían entre 13 y 16 años cuando empezaron los abusos), les hacía regalos, les decía que tenían un don, que eran especiales, y en algún caso que estaba enamorado de ellos. Las víctimas habían llegado a desarrollar dependencia emocional del acusado, quien además se aprovechaba de su condición de profesor.

Los abusos comenzaban con masajes en la espalda y por encima de la ropa, y en algunos casos llegó a hacerles masturbaciones o pedirles a los alumnos que le hicieran tocamientos a él. En algunos casos los tocamientos pasaron a penetraciones, algo que el tribunal no ha puesto en duda. En primer lugar, porque el propio acusado reconoció que había habido relaciones sexuales con cuatro de los alumnos (de uno lo negó porque no tenía la edad legal para consentir, que en ese momento eran los 13 años). Así pues, la teoría de una "conjura" queda descartada.

El tribunal no se cree la versión del acusado, que tilda de "vía de escape parcialmente no veraz y de incompleta", y añade que está hecha con la "mera intención de exculparse tras ver toda la carga probatoria de la acusación".

Pautas típicas de un abusador

Según el procesado, en ningún momento percibió que los alumnos consintieran los tocamientos y las prácticas sexuales, alegando que se trataba de un consentimiento tácito. Sin embargo, el tribunal subraya que su comportamiento responde a las pautas típicas de los perpetradores de abusos sexuales a menores, conocidos en inglés como "groomers". En este sentido, detalla diversas actitudes como formar relaciones de confianza, ver qué límites tiene la víctima, perpetrar tocamientos cada vez más sexuales y compartir secretos, entre otros. El procesado cumplía con todos los preceptos, aunque no todos eran menores, "estaban en una fase de construcción de su personalidad", indica la resolución.

El profesor había logrado atrapar a los alumnos aprovechándose de su superioridad como profesor, de tal modo que cuando intentaba abusar de ellos, si ellos ponían límites, se lo permitía, pero con el tiempo insistía y conseguía lo que se proponía.

La sentencia, que todavía no es firme, da mucho valor a las periciales psicológicas que se han hecho a las víctimas, que objetivan su estado mental.

Por eso, le condena a 26 años y medio de cárcel por cinco delitos de abusos sexuales, de los cuales cuatro con penetración, y le impone cinco años de libertad vigilada. Con todo, concluye que tendrá un cumplimiento máximo de prisión de 20 años. Además, también le hace pagar 80.000 euros por indemnizar a las víctimas, que a raíz de los hechos han sufrido múltiples secuelas psicológicas. En cambio, le absuelve de tres delitos de exhibicionismo y provocación sexual a los que se enfrentaba por mostrar material pornográfico a los alumnos.