Crisis climática

Sant Celoni | Ser niño en verano en un pueblo sin piscina: "¿Cómo lo vamos a llevar? ¡Mal!"

Ola de calor: noche tórrida en Barcelona y tropical en casi toda Catalunya

A1-178129746.jpg

A1-178129746.jpg / ANNA MAS TALENS

Helena López

Helena López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Para los niños y niñas del pueblo es casi una leyenda. Cuentan los mayores que un día en Sant Celoni (Barcelona) hubo una piscina municipal donde refugiarse, juntarse y pasar en compañía y frescos los largos días de verano sin tener que esperar a la caída del sol. Además, estaba -según recuerdan sus madres y abuelos- en los jardines de la Rectoria Vella (el más grande y verde de los parques de la localidad). No era ninguna maravilla -no tenía césped y te quemabas las plantas de los pies en una achicharrante gravilla roja- pero era un espacio público necesario que el ayuntamiento cerró y derribó en 2006 y, 17 años después y en plena crisis climática, sigue sin sustituir.

Un grupo de niñas de Sant Celoni, pueblo de 18.000 habitantes sin piscina municipal, se refrescan en una plaza.

Un grupo de niñas de Sant Celoni, pueblo de 18.000 habitantes sin piscina municipal, se refrescan en una plaza. / ANNA MAS TALENS

Martes. 11 de julio del 2023. 18.30 horas. Dicen los meteorólogos, no la leyenda, que es la tarde más calurosa en mucho tiempo. Iris, una niña de P-5 -"bueno, en septiembre ya haré primero", se presenta- se acerca, pizpireta. "Dice mi madre que van a venir a preguntarnos cómo llevamos no tener piscina. ¿Cómo lo vamos a llevar? ¡Mal!", suelta con una sonrisa traviesa antes de marcharse corriendo a jugar con sus amigas.

"Es una vergüenza; un pueblo tan grande, con 18.000 habitantes, y sin piscina municipal en la que pasar estos calores", apunta en la misma plaza Rosario Lozano, quien cuida de sus nietos estos meses sin colegio.

En los más de tres lustros que han pasado desde que la vieja piscina cerró [los terrenos que ocupaba fueron aprovechados para construir la guardería municipal], su necesidad ha sido puesta sobre la mesa, sin éxito, en infinidad de ocasiones por las familias del pueblo, pero esta se ha vuelto una urgencia en la actual situación de emergencia climática. "Los veranos cada vez son más largos y las temperaturas más altas y los niños y jóvenes del pueblo no tienen dónde ir", cuenta Lorena Salazar, tesorera de la asociación de vecinos de Sant Ponç, barrio que este fin de semana celebra su fiesta mayor y que este año no podrá organizar la fiesta de la espuma por las restricciones por la sequía. "No nos dan permiso para montar nada que implique agua", lamenta. Detrás suyo, en el corrillo a la sombra y dándose aire con un abanico, Rosario lo tiene claro: el año que viene lo que tenemos que hacer es una recolecta, comprar una piscina grande entre todos y plantarla en medio de la plaza.

Una madre remoja a su hijo en la fuente en plena ola de calor.

Una madre remoja a su hijo en la fuente en plena ola de calor. / ANNA MAS TALENS

"No es solo que no haya piscina, es que no hay ni un parque con juegos de agua, como sí tienen en muchos municipios", añade Keren Ruiz, mientras sus hija juega con sus amigas con globos de agua en la plaza. "En estas semanas tan calurosas podrían haber buscado alternativas, como firmar un convenio con alguna de las piscinas de los pueblos cercanos y poner un autobús gratuito", añade.

Cuestión de justicia social

Hay consenso en que la situación impacta negativamente en todo el mundo, pero castiga más a los niños de las familias más vulnerables, los que no irán de vacaciones ni al ‘casal’, donde sí ponen autocares para ir a la piscina un día por semana. "Quien tiene coche y tiempo puede ir a la playa o a la piscina; pero hay muchas familias que o no tienen vehículo, o cuentan solo uno y se lo lleva un miembro de la pareja para ir a trabajar -prosigue Salazar-. O igual son muchos y no caben todos en el coche". Esta vecina también apunta a que "hay chavales más grandes que están solos en casa y que si hubiera piscina en el pueblo podrían ir, niños que están con los abuelos, que no conducen". 

Silvia León coincide con la reflexión y subraya la necesidad de espacios para los más jóvenes (ahora algunos cogen el tren y van a la piscina de Llinars del Vallès como alternativa más factible). "No solo cerró la piscina, también cerraron las discotecas del pueblo y ahora los chavales si quieren salir tienen que ir a Mataró, en coche, con los riesgos que eso comporta", apunta.

El sentimiento generalizado en plena ola de calor es de injusticia. En la Escoleta Popular de Sant Celoni compartían a finales de junio en redes una fotografía preciosa de sus niños en la riera, semanas más tarde -ya seca-, con un mensaje: "Los niños han disfrutado mucho. Muchos de ellos pasarán el verano en casa o en la chicharra de la plaza sin refrescarse. Los niños tienen derecho a disfrutar del verano y remojarse. Esperamos que el año que viene la piscina sea una realidad".

Anunciada para el 2025

Pese a que el nuevo equipo de gobierno local (PSC y L'Alternativa) insiste en que su construcción es prioritaria y se ha comprometido a construirla "lo antes posible", esta no será una realidad, mínimo, hasta 2025. Este viernes, el nuevo consistorio ha realizado una rueda de prensa para explicar que el proyecto encargado por el anterior gobierno (JxC y CiU) es "inviable por las dificultades del terreno y la inversión que requeriría" y que empiezan de cero, pero "ya", conscientes de la necesidad del equipamiento.

Una niña se refresca la tarde más calurosa del verano en Sant Celoni.

Una niña se refresca la tarde más calurosa del verano en Sant Celoni. / Anna Mas

Mar Monforte, impulsora hace ocho años de una recogida de firmas para pedir su construcción, recuerda el apoyo recibido por todo el pueblo. "La gente se volcó, es un tema que nos toca a todos; pero al final acabó en nada", reflexiona, repartiendo responsabilidades: "Los socialistas gobernaban cuando se cerró en 2006, pero los 'convergents' mandaron muchos años después y no la construyeron", zanja.

"A ver si esta vez es verdad", añade León, quien quiere tener esperanza.

Más allá de caso de Sant Celoni -según el consistorio en vías de solución-, el Departament de Acció Climàtica no dispone de un censo de municipos con esta problemática, considerada una cuestión municipal, aunque las entidades municipalistas tampoco disponen de datos al respecto.

Suscríbete para seguir leyendo