Psicología

Masculinidad tóxica en el colectivo LGTBIQ+: ¿de qué manera nos afecta?

La expresión de género viene también condicionada por determinadas experiencias

Masculinidad tóxica en colectivo LGTBIQ+

Masculinidad tóxica en colectivo LGTBIQ+ / 123RF

Ángel Rull

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La masculinidad tóxica se refiere a un conjunto de normas culturales que dictan cómo deben comportarse los hombres. Estas normas promueven una versión de la masculinidad que valora la agresividad, el dominio y la supresión de las emociones vulnerables, como la tristeza o el miedo. Este tipo de masculinidad se manifiesta en conductas que buscan mantener una imagen de fortaleza y control, rechazando cualquier característica que se perciba como "débil" o "femenina".

Estas normas no solo afectan a los hombres heterosexuales, sino que también influyen en hombres gays, bisexuales y personas trans, quienes pueden sentirse obligados a demostrar una "verdadera" masculinidad para ser aceptados, tanto dentro de la comunidad LGTBIQ+ como en la sociedad en general. La idea de que la vulnerabilidad es sinónimo de debilidad crea barreras para una expresión emocional saludable y auténtica.

La masculinidad tóxica también se manifiesta en comportamientos de competencia y comparación constante. Los hombres pueden sentirse presionados a demostrar su valía a través del éxito profesional, físico o sexual, lo que puede llevar a una perpetua insatisfacción y estrés. Esta dinámica competitiva puede erosionar las relaciones personales y fomentar un ambiente de rivalidad en lugar de apoyo mutuo.

Otro aspecto crucial es la influencia de los medios de comunicación y la cultura popular, que a menudo refuerzan estos estereotipos. Películas, series y publicidad suelen promover imágenes de hombres fuertes, insensibles y dominantes, lo que perpetúa estas expectativas y dificulta la aceptación de otras formas de ser hombre. La internalización de estos mensajes desde una edad temprana puede tener efectos duraderos en la autopercepción y el comportamiento.

¿Cómo se refleja la masculinidad tóxica en el colectivo LGTBIQ+?

Dentro del colectivo LGTBIQ+, la masculinidad tóxica puede adoptar formas particulares. Por ejemplo, en algunos sectores de la comunidad gay, puede existir una presión para demostrar una apariencia o comportamiento "masculino", desvalorizando o incluso ridiculizando a quienes no se ajustan a este ideal. Las personas trans, especialmente los hombres trans, pueden enfrentar expectativas y presiones adicionales para "probar" su masculinidad de maneras que pueden ser dañinas y alienantes.

Esta presión puede llevar a que algunos hombres gays adopten comportamientos y actitudes hipermasculinas para evitar ser estigmatizados como "afeminados". Esto no solo afecta su bienestar emocional, sino que también perpetúa un ciclo de prejuicios y exclusión dentro de la propia comunidad. El rechazo de lo "femenino" refuerza la noción de que solo ciertos tipos de masculinidad son válidos, marginalizando a aquellos que no encajan en este molde.

En el caso de las personas trans, la necesidad de conformarse a las normas de género puede ser aún más acentuada. Los hombres trans pueden sentir una intensa presión para demostrar su masculinidad de maneras que van más allá de lo que se espera de los hombres cisgénero. Esta presión puede incluir la adopción de comportamientos agresivos, la supresión de emociones o la evitación de cualquier cosa que se perciba como "femenina", lo cual puede ser psicológicamente agotador y perjudicial.

Las lesbianas y personas no binarias también enfrentan problemas relacionados con la masculinidad tóxica. En algunas partes de la comunidad, puede haber una tendencia a valorar más las expresiones de género que se alinean con la masculinidad tradicional, dejando de lado la diversidad de identidades y formas de ser. Esto puede llevar a la exclusión y la invisibilización de quienes no se ajustan a estos estándares, perpetuando un entorno menos inclusivo.

¿Por qué aparece?

La aparición de la masculinidad tóxica dentro del colectivo LGTBIQ+ tiene raíces complejas. En muchos casos, es una respuesta a la opresión y marginación sufrida en una sociedad heteronormativa y patriarcal. Algunos buscan adoptar estas normas de masculinidad como una forma de protegerse y obtener aceptación en contextos hostiles.

La socialización desde una edad temprana en un entorno que valoriza la masculinidad tradicional puede llevar a que estas normas se interioricen profundamente. Las experiencias de discriminación y rechazo pueden intensificar el deseo de conformarse a estos estereotipos como un mecanismo de defensa. Adoptar una fachada de masculinidad "dura" puede parecer una estrategia para evitar la vulnerabilidad en un mundo que castiga la diferencia.

Además, los medios de comunicación y la cultura popular desempeñan un papel significativo en la perpetuación de la masculinidad tóxica. Las representaciones limitadas y estereotipadas de las personas LGTBIQ+ en películas, series y publicidad refuerzan la idea de que solo ciertos comportamientos y apariencias son aceptables. Esta representación restringida no solo afecta cómo la sociedad percibe al colectivo, sino también cómo las personas LGTBIQ+ se ven a sí mismas y a sus pares.

La internalización de estas normas puede ser una manera de lidiar con la inseguridad y la autoimagen, especialmente cuando se ha crecido en entornos que castigan la expresión de la identidad de género o la orientación sexual. Las personas pueden replicar comportamientos y actitudes tóxicas que han visto y experimentado, perpetuando un ciclo de opresión dentro de la propia comunidad. Además, la falta de modelos positivos y diversos de masculinidad en la educación y los medios agrava esta situación.

¿Cómo nos afecta dentro del colectivo?

Los efectos de la masculinidad tóxica dentro del colectivo LGTBIQ+ son variados y profundos. En primer lugar, puede generar divisiones y conflictos internos. La presión para conformarse a ciertos ideales de masculinidad puede llevar a la exclusión y el rechazo de aquellos que no se ajustan a estas expectativas, fomentando un ambiente de discriminación y prejuicio.

Esta exclusión interna puede ser particularmente dañina porque las personas que ya enfrentan discriminación externa buscan apoyo y aceptación dentro de su comunidad. La imposición de normas de masculinidad tóxica puede crear barreras adicionales, haciendo que algunos se sientan alienados y sin un lugar seguro al que pertenecer. La falta de aceptación y apoyo puede llevar a problemas de salud mental, aumentando el riesgo de ansiedad, depresión y otros trastornos.

La salud mental es otra área significativamente impactada. La imposición de una masculinidad tóxica puede contribuir a problemas de autoestima, ansiedad y depresión. La represión de las emociones y la necesidad de mantener una fachada de invulnerabilidad pueden impedir la búsqueda de apoyo y la construcción de relaciones sanas y auténticas. La constante autoevaluación y el temor a no cumplir con las expectativas pueden crear un estado de estrés crónico.

En las relaciones interpersonales, la masculinidad tóxica puede manifestarse en dinámicas de poder y control, afectando la calidad y la igualdad dentro de las relaciones. La incapacidad de expresar emociones y la tendencia a resolver conflictos mediante la agresión pueden deteriorar la comunicación y la intimidad. Esto no solo impacta negativamente en las relaciones románticas, sino también en las amistades y en las interacciones dentro de la comunidad.

Finalmente, en términos de representación y visibilidad, la masculinidad tóxica puede limitar la diversidad dentro del colectivo LGTBIQ+. Al privilegiar ciertas formas de ser y presentarse, se reduce la riqueza de experiencias y perspectivas, creando un entorno menos inclusivo y acogedor para todos y todas. La falta de representación diversa puede perpetuar estereotipos dañinos y dificultar la aceptación de las múltiples formas en que las personas pueden expresar su identidad y orientación.

Es esencial reconocer estos impactos para poder abordarlos de manera efectiva. Fomentar una cultura dentro del colectivo que celebre la diversidad y rechace los estereotipos dañinos es un paso fundamental hacia una comunidad más fuerte y unida. A través de la educación, el diálogo abierto y el apoyo mutuo, podemos trabajar para desmantelar las estructuras de la masculinidad tóxica y construir un futuro más equitativo para todas las personas del colectivo LGTBIQ+.

* Ángel Rull, psicólogo.