Salud mental

Inquietud médica por el impacto en los jóvenes de los reveses cotidianos: "No les enseñamos que se puede fracasar"

Trastornos como ansiedad, depresión, problemas de comportamiento o autolesiones siguen al alza entre una generación educada para el éxito

La ansiedad se ha duplicado en jóvenes y los trastornos mentales ya afectan al 34% de la población en España

Paro, precariedad laboral y vivienda, detrás de los problemas de salud mental de los jóvenes

Barcelona 29/04/2021 Salud mental y depresión entre los jóvenes

Barcelona 29/04/2021 Salud mental y depresión entre los jóvenes / FERRAN NADEU

Patricia Martín

Patricia Martín

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Ana María es una joven de 25 años que, tras romper con su novio, ha tenido que dejar de ir a trabajar durante unos días. Está muy ilusionada con su beca, pero entró en shock y ha acudido al psiquiatra en busca de ayuda. Pedro ha recurrido a los psicofármacos para poder soportar la tensión de la Selectividad. Y María es una joven que se ha desmoronado después de que un profesor descubriera que hizo un trabajo con inteligencia artificial. Son tres ejemplos de jóvenes que se han ‘roto’ emocionalmente ante problemas cotidianos. Y no son los únicos.

Ante el Día Mundial de la Juventud, que se celebra cada 12 de agosto, los psicólogos alertan de que los trastornos mentales en este sector de la población siguen disparados, una situación que se destapó con la pandemia y que aún continúa. Por ejemplo, un reciente estudio del Observatorio Social de “la Caixa” indica que casi la mitad de los jóvenes de entre 16 y 32 años reconoce padecer malestar emocional, pero solo el 30% pide ayuda cuando se siente mal y, de ellos, solo el 26% se dirige a profesionales de la salud. Y el informe anual del Sistema Nacional de Salud, publicado esta semana, indica que el trastorno de ansiedad se ha duplicado desde 2016, junto con otros problemas mentales.

Casi la mitad de los jóvenes de entre 16 y 32 años reconoce padecer malestar emocional

En concreto, entre adolescentes y jóvenes destacan los problemas de comportamiento -las rebeldías extremas-, la ansiedad, la depresión o ambos a la vez, las autolesiones o los trastornos de conducta alimentaria (anorexia y bulimia). Y, los casos más graves, acaban en suicidio, que ha aumentado un 32% entre 2019 y 2021 en adolescentes de 12 a 17 años y teniendo en cuenta la franja hasta los 30 años casi un 8% de 2021 a 2022.

Las causas

Atendiendo a esta grave situación, se les ha definido como la ‘Generación de Cristal’, aludiendo a su supuesta fragilidad y a la falta de tolerancia a la frustración; pero los especialistas consideran que esta etiqueta les estigmatiza, cuando la problemática es fruto de las sociedades actuales. "Yo no podría el acento en la gente joven, sino en la sociedad, no podemos victimizarlos", apunta Tomás Santa Cecilia, director de CECOPS (Centro de Consultoría Psicológica).

Se fomenta el éxito sin esfuerzo, pero no enseñamos a nuestros hijos a que se puede fracasar y cómo gestionarlo

Tomás Santa Cecilia

— Psicólogo

El especialista pone como ejemplo que ahora se prima el éxito, pero no se educa en la frustración. “Se fomenta el éxito sin esfuerzo, pero no les enseñamos a que se puede fracasar y cómo gestionarlo”. Además, las familias se exigen más que antes, quieren destacar en el trabajo, en el deporte y ser unos padres ejemplares, pero es difícil llegar a todo. “Queremos ser mejores padres pero con menos tiempo. No se trata de pasar más tiempo con nuestros hijos, sino en la calidad. No sirve estar con ellos pero mirando el móvil. Y fruto de nuestro estrés, sale esta generación”, resume.

También achaca el aumento de los malestares emocionales al culto al cuerpo, a la presión del grupo y a las omnipresentes redes sociales. “Internet promueve una sociedad superficial e irreal donde no hay problemas. Por ejemplo, ahora parece que todo el que no pasa el verano en la playa no es feliz y claro, no todo el mundo puede ir a la playa”. Además, las redes y los videojuegos producen aislamiento social, de relaciones en persona, que son las que permiten desarrollar las habilidades sociales.

El éxito y la belleza

En la misma línea, la psicóloga Sònia Cervantes apunta que “vivimos en una sociedad ansiógena, que genera ansiedad, porque tienes que ser el mejor y los mensajes son que vas a conseguirlo todo”. Asimismo, se inocula la idea de que el “éxito depende de la eterna juventud y se venera de forma enfermiza la belleza, lo que no ayuda a los jóvenes a madurar ni a aceptarse a sí mismos”.

Una de las causas es que la sociedad les otorga un “empoderamiento evolutivo que no les toca y su cerebro no está preparado”

Otro problema, añade, es que “les estamos robando la niñez”, porque se están “saltando etapas” y les damos un “empoderamiento evolutivo que no les toca y su cerebro no está preparado”. Cervantes pone como ejemplo que las niñas se maquillen, pero no como un juego simbólico, a edades tempranas, o los bikinis con relleno que emulan el pecho de las mujeres, así como el paso al instituto a los 12 años, cuando antes era a los 14.

A su juicio, los problemas cotidianos a los que se enfrentan los jóvenes son los mismos que han existido siempre, el desamor, fracasar en los estudios, encajar en las redes de amigos, encontrar trabajo… pero “hace años no había móvil ni el bombardeo actual de estímulos, que te impide, por ejemplo, desconectar completamente de tu exnovio, porque ahora puedes ver a diario qué hace y qué no, lo que supone un machaque emocional”.

Cerebro en construcción

“El problema en los adolescentes y jóvenes es que su cerebro está en construcción, por lo que tienen menos recursos para el manejo de las situaciones y todo lo viven más intensamente”, añade.

Los reveses del día a día a veces son solo el desencadenante, pero el caldo de cultivo son situaciones de abandono, acoso, maltrato o sucesos traumáticos

A su vez, Gloria Bellido, de la Sociedad Española de Psicología Clínica, indica que los problemas del día a día a veces son solo el “desencadenante”, como la gota que colma el vaso, pero en ocasiones el caldo de cultivo son situaciones de abandono, acoso, maltrato, sucesos traumáticos, divorcios conflictivos...

“Influye mucho la etapa de 0 a 3 años, que es cuando se desarrollan las emociones y los problemas de salud mental pueden deberse a que en la niñez los hemos sobreprotegido, como padres que queremos que tengan éxito y sean felices, pero también sucede al revés, a veces se los ha dejado a su suerte porque los padres tienen que pasar muchas horas trabajando”, indica.

Fin del tabú

La parte positiva es que en los últimos años se ha roto el tabú en torno a los problemas mentales y especialmente los jóvenes son más capaces de verbalizarlos y pedir ayuda. Pero a veces también se cae en el “autodiagnóstico o que se llame depresión a un mal de amores, que causa simplemente tristeza”, apunta Santa Cecilia.

Otro problema es que ante la falta de psicólogos y psiquiatras, se abusa y normaliza la toma de psicofármacos. “Vivimos en la España del Trankimazin”, resume Cervantes.  

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