Un problema de salud pública

Los pacientes de los fármacos contra la obesidad: "La ansiedad por la comida deja de existir"

Personas tratadas con Ozempic, Wegovy y Mounjaro explican a EL PERIÓDICO que se encuentran "más ágiles" y "motivadas" para cambiar sus estilos de vida

MULTIMEDIA | Así funcionan el Ozempic y otros fármacos llamados a acabar con la obesidad

Los nuevos fármacos contra la obesidad evitarán cirugías bariátricas: "En 10 años también se reducirán la hipertensión, el colesterol y las apneas"

Ariadna Farré, enfermera y paciente del Hospital de Sant Pau que toma el fármaco Ozempic.

Ariadna Farré, enfermera y paciente del Hospital de Sant Pau que toma el fármaco Ozempic. / Jordi Otix

Beatriz Pérez

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Todos quieren explicar su historia, pero no todos desean salir del anonimato, quizá por el enorme estigma que aún pesa sobre la obesidad. Sin embargo, todos testiguan el "cambio total" en sus vidas que se obró una vez empezaron a consumir Ozempic, Wegovy o Mounjaro, los tres fármacos disponibles en España altamente efectivos para tratar esta enfermedad biológica. "A mí el Ozempic me ha cambiado la autoestima. La tenía un poco tocada, todas las personas obesas la tienen", explica Ariadna Farré, enfermera (y paciente) en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y la única de los cuatro testimonios entrevistados para este reportaje que desea hablar públicamente.

"A mí el Ozempic me ha cambiado la autoestima. La tenía un poco tocada, todas las personas obesas la tienen"

Ariadna Farré

— Paciente de Ozempic

Su historia comenzó hace tres décadas. "Yo he trabajado 30 años de noche y ya sabes: se come mal y se duerme poco. Hace 10 años me diagnosticaron diabetes". Sin embargo, toleraba "fatal" todos los fármacos hasta que apareció el Ozempic, que circula en España desde 2019 y que está indicado para personas que sufren tanto diabetes tipo 2 como obesidad (ambas patologías van habitualmente asociadas). "Junto a la dieta y al deporte, logré bajar 22 kilos en un año y medio. Llegué a pesar 105 kilos y ahora estoy en 78. Estaba en lista de espera para hacerme una cirugía bariátrica y no fue necesario", dice Farré, de 57 años.

El Ozempic, reconoce, le sirvió de motivación. "Cambié de hábitos y, según la doctora, esto es ahora lo que hace que me mantenga en mi peso", explica esta mujer que, aun así, lamenta que mucha gente consume Ozempic (desde la sanidad privada se hacen recetas menos justificadas) simplemente "porque llega el verano y quieren adelgazar". Este mal uso del fármaco fue lo que provocó que, durante meses, España sufriera desabastecimiento de Ozempic, lo que dejó a muchas personas con diabetes sin tratamiento. La llegada en mayo de Wegovy, indicado solo para la obesidad, solucionó este problema. "Cualquier medicamento debe tener control médico", insiste esta enfermera.

Pérdida de apetito

David (nombre ficticio), de 66 años, entró hace cuatro años en el ensayo clínico del Mounjaro, el fármaco también indicado para la diabetes tipo 2 y la obesidad que se comercializa en España desde el pasado 1 de julio. "Entré en el estudio por ser diabético. Además, pesaba 120 kilos. Tenía obesidad y los índices glucémicos disparados", explica David. Asegura que, "al cabo de un mes", empezó a no tener hambre. "Y así estuve un año. Me pinchaba una vez al día. Y bajé hasta los 78 kilos", asegura.

Al acabar el ensayo clínico, dejó de tomar el Mounjaro, si bien estos tratamientos, al ser para enfermedades crónicas, es posible que se hayan de tomar de por vida. Los doctores aún no lo saben exactamente, dada su reciente aparición. David volvió a subir de peso hasta los 87 kilos, pero ha logrado mantenerse a base de mejorar la dieta.

"Entré en un ensayo clínico del Mounjaro hace cuatro años. Al cabo de un mes, empecé a no tener hambre"

David (nombre ficticio)

— Paciente de Mounjaro

Alba (nombre ficticio), de 53 años, ganó 10 kilos a causa de una medicación que tomaba y que la hinchó mucho. Su peso idóneo eran 70 kilos y llegó a alcanzar los 82. Sin embargo, al no tener diabetes tipo 2, su endocrino, "con muy buen criterio", no le quiso recetar el Ozempic. Fue el mayo pasado cuando le recetó el Wegovy, que se distribuye en España desde ese mes. "En un mes y una semana he bajado 4,5 kilos. Yo me consideraba obesa y el doctor quería que yo me sintiera bien conmigo misma. Me dolían la espalda, las rodillas...", explica.

Ahora todo eso ha desaparecido porque esta medicación, asegura, "te quita la ansiedad de comer". "Tienes como una sensación de saciedad y de mayor tranquilidad", cuenta Alba. Además, físicamente se encuentra "mejor" y "motivada" para seguir bajando de peso y cuidándose. Eso sí: cuesta lo suyo: 180 euros al mes la caja. "No todo el mundo se lo puede pagar porque, aunque sea la misma molécula que el Ozempic, no me entra por la Seguridad Social".

Lo mismo cuenta Susana. "Siempre fui grande, alta, nunca fui delgada. Hacía ejercicio, pero con el covid, la menopausia y el preparar unas oposiciones empecé a ganar kilos y kilos... Y llegó un momento en que dije: 'Hay que bajar'", cuenta esta mujer de 55 años. Esta fue la razón por la que acudió a Vall d'Hebron, donde comenzaron a hacerle pruebas. "No te dan el fármaco de entrada". Desde mayo, Susana toma el Wegovy y, además de la paulatina pérdida de peso ("no sé decirte exactamente cuántos kilos he bajado porque no quiero entrar en esa locura"), va notándose "más ágil" y con "mayor movilidad". "Me canso menos. Y esto son signos de que voy adelgazando. La ropa me empieza a venir grande y me siento mucho mejor", señala.

"Ya no me cuesta comer menos porque no tengo tanta necesidad"

Susana

— Paciente de Wegovy

Todos los pacientes entrevistados destacan además cómo el ejercicio físico y la buena alimentación, en mayor o menor medida, han pasado a formar parte de sus vidas con la ingesta de estos fármacos. "Son cosas que acompañan al tratamiento, es todo un cambio. Yo no había hecho nunca musculación de la manera en que la hago ahora. Procuro hacer ni que sea media hora cada día", dice Susana. "Destaco la sensación de que ya no me cuesta comer menos porque no tengo tanta necesidad. Con la medicación, la ansiedad por comer no existe y seguir la dieta es mucho más fácil", concluye.

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