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Abre el primer restaurante de Barcelona con videoconsolas para jugar gratis mientras cenas

Da igual si eres millennial, boomer o Jordi Hurtado. “Es como volver a tener 12 años”, te garantizan. Este es el segundo local de Checkpoint, un bar viral con barra libre de videojuegos retro   

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Domingo Ruiz y Anna Potyagalova posan en una de las mesas con consola de su nuevo restaurante Checkpoint.

Domingo Ruiz y Anna Potyagalova posan en una de las mesas con consola de su nuevo restaurante Checkpoint. / Manu Mitru

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Te tienes que frotar los ojos varias veces, como cuando ves un oasis en el desierto o una rueda de prensa de Nacho Cano. Parece una hamburguesería americana de los 50. Tiene enormes ventanales, mesas a lo ‘diner’ con sofás de cuero y media docena de videoconsolas repartidas a discreción. PS4, Nintendo Switch, Xbox, en un futuro cercano también habrá Play 5, prometen. Una consola por mesa, pantalla, 4 mandos. Esta tarde abre el primer restaurante de Barcelona donde jugar gratis mientras cenas.  

Es el segundo local de Checkpoint (Almogavers, 4). El primero -a apenas 10 minutos andando- se hizo viral este mismo año (Bailén, 43). Circula por Instagram un ‘reel’ que ya va por los 2,2 millones de visualizaciones. Es el único bar de Barcelona con barra libre de videojuegos retro. Del Tetris al Street Fighter. Juegas gratis con una consumición. Tienen la Wii, la Play 2, la Nintendo 64. Varios arcades, un par de coches de carreras, hasta escopetas con las que matar zombis. Esta gente te pone la nostalgia de punta en menos de lo que se tarda en decir “Chanquete ha muerto”. 

En la entrada del bar se puede jugar al primer Super Mario Bros, el de 1985.

En la entrada del bar se puede jugar al primer Super Mario Bros, el de 1985. / MANU MITRU

“Ya no nos cabía todo el mundo en el local –sonríen Anna y Domingo-. Había que ampliar”. En el bar original, el Check 1 –así lo diferencian ahora- se quedará lo retro. Al Check 2, al restaurante de estreno, se están llevando las consolas más nuevas. Entre partida y partida, servirán hamburguesas, sándwiches, platillos, tapas. Se inaugura este viernes a las 17 h. Aún faltará por rematar la ambientación ‘vintage’ con luces de neón. Prometen más consolas, más pantallas, más guiños. ¿Su objetivo? “Que sea accesible para todo el mundo”, responde Domingo. Del Mario Kart al Overcooked, el juego cocinitas de moda. “Enchufarse y jugar –garantizan- y disfrutar una hora sin complicarte”. 

Una de las mesas con consola del nuevo Checkpoint.

Una de las mesas con consola del nuevo Checkpoint. / Manu Mitru

Anna y Domingo son treinteañeros, aunque azotan nostalgias intergeneracionales. Da igual si eres millennial, boomer o Jordi Hurtado. “Es como volver a tener 12 años”, garantizan. Das fe a los tres minutos. Se te queda esa sonrisita de felicidad infantil de aquellos tiempos en los que Leticia Sabater aún no sacaba ‘hits’ del verano. 

Arcades, consolas y ambiente retro en el Checkpoint 1.

Arcades, consolas y ambiente retro en el Checkpoint 1. / MANU MITRU

Detrás de los dos Checkpoint están Anna Potyagalova y Domingo Ruiz. Ella es rusa, lleva desde los 9 en Barcelona. No intentes ganarla al Tetris. Él vino de Murcia, lleva el mando de la primera Nintendo tatuado en el brazo. En su casa tienen habitación ‘gamer’, 4 pantallas de tubo y hasta de esos monitores que se usaban antes para cirugía. Resoplan al intentar calcular cuántos juegos y consolas abarcan. Se pueden pasar jugando 10 horas seguidas.

Anna y Domingo, tras el ventanal del nuevo local.

Anna y Domingo, tras el ventanal del nuevo local. / MANU MITRU

Fuera de España –aseguran- ya se están multiplicando los bares con videoconsolas. “En Canadá hay un montón –enumera Domingo-, en Australia, EEUU, Reino Unido. También está funcionando en los países nórdicos. Kappa Bar es una franquicia muy grande”. Por Instagram ya les preguntan si abrirán en otras ciudades. De momento, en Madrid está Next Level, un bar temático con arcades. En junio se inauguró en Blanes Pixel Bar. “El chico nos escribió porque estuvo en Checkpoint y dijo: ‘Yo quiero hacer esto’”. Y la tendencia irá a más. Lo auguran con la misma seguridad que si tuvieran escondido en el garaje un Delorean con condensador de fluzo.  

Dos mesas de juego del Checkpoint 1.

Dos mesas de juego del Checkpoint 1. / MANU MITRU

Se lleva lo retro, sí. A estas alturas de ‘boom’ nostálgico, se ven arcades hasta en las tiendas de ropa: el Lefties del Portal de l’Àngel (nº 22) tiene seis maquinas en las que jugar gratis. Hay asociaciones  retro (Arcade y Retromaniacs) y macrosalón recreativo anual (RetroBarcelona). En Retro Experience BCN puedes alquilar hasta una nave de 'Star wars' a escala real. 

Enseguida entiendes por qué se ha hecho viral. Es inevitable pararse en seco en la puerta del Checkpoint 1: hay una Nintendo con pantalla ‘vintage’. Se puede jugar a pie de acera al primer Super Mario Bros, el de 1985. Si consigues soltar el mando, enseguida te topas con un par de asientos con volante y palanca de marchas. Es el Winding Heat de Konami, una joyita noventera. 

Domingo se echa una carrera en el noventero Winding Heat.

Domingo echa una carrera en el noventero Winding Heat. / MANU MITRU

Hay arcades, consolas con mandos retro, monitores de tubo. “Lo más parecido a la experiencia original”, garantizan. Las escopetas antizombis están al fondo. Es otro ‘hit’ de la casa: The House of The Dead. Hace apenas un mes que la trajeron y ya tiene una legión de adictos. En breve volverán a instalar el Guitar Hero. Los clientes suelen hacer cola.

Anna y Domingo masacran zombis en The House of The Dead.

Anna y Domingo masacran zombis en The House of The Dead. / MANU MITRU

Viene gente de todas las edades, aseguran: de 20, 30, 40 años, familias que salen del cole. “Make friends, play games”, se lee en la pared. Haz amigos, juega. “Esa es la idea –asiente Anna-: un sitio cómodo donde puedas estar con tus amigos y pasarlo bien”. Tienen código de conducta. “Estás como en casa”, repetían hace dos días amigos y clientes habituales durante la preinauguración del restaurante ‘gamer’. “Como friki de toda la vida, hubiera deseado que estuviera en mi adolescencia”.  

"Make friends, play games", se lee en la pared. "Haz amigos, juega".

"Make friends, play games", se lee en la pared. "Haz amigos, juega". / MANU MITRU

El nuevo Checkpoint abre en pleno meollo del Triángulo Friki. La verdad –dirían ahora Mulder y Scully en sus expedientes X- está aquí dentro. En un par de manzanas se concentran librerías de ciencia ficción, manga, cómics, videojuegos, lo que imagines japonés, mucho juego de rol, ahora también restaurantes 'gamer'. A finales de verano se trasladará al barrio otro bar para videojugadores: Afterlife (ahora está en Marià Cubí, 192). Por aquí han pasado todos los ‘gamers’ pro, El Rubius incluido. En su barra se rodó ‘Bocadillo’, la peli-troleo de Wismichu. “Una taberna deportiva enfocada a videojuegos”, la autodefine uno de sus socios. Aquí no se viene a jugar, sino a ver jugar. Se miran los esports como quien ve un Madrid-Barça. ¿Su late motiv? “Desvirtualizar a tus compañeros de partida online”. Tienen hasta su propio "bautismo de fuego".

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