Experiencias retro en Barcelona: viajes exprés a los años 80 y 90

Te quedas un buen rato con la boca abierta. La misma cara de pasmo que cuando se le escapó la teta a Sabrina. Te entra así de repente un sofoco ‘vintage’. Ahora mismo hasta aceptarías pulpo como animal de compañía. Achinas los ojos como cuando intentabas ver el Canal+ codificado. ¿Eso es…? Sí, sí, ahí viene a buscarte un jeep de ‘Jurassic Park’. Solo falta Jordi Hurtado recordándote su infancia entre dinosaurios. Acabarás en una guarida retro escondida por Viladecans entre arcades, pinballs, gremlins y coches clásicos. Tienen tres locales llenos de atrezo de los 80 y 90. Párkings con coches fantásticos que hablan y hasta una nave espacial de ‘Star wars’ a escala real.  

Esta gente te pone la nostalgia de punta en menos de lo que se tarda en decir “Chanquete ha muerto”. Retro Experience BCN, se llama esta máquina del tiempo ‘vintage’. “Si existe, lo tenemos”, garantizan en Instagram. Alquilan coches clásicos, pinballs, arcades, todo tipo de recreativas, jukebox, radiocasetes XXL. Todo lo que un exniño de EGB pueda desear: desde un Conecta 4 gigante hasta un Segway tuneado a lo Vespa o al mismísimo ET. El catálogo retro incluye el Delorean de ‘Regreso al futuro’, el Ecto-1 de los ‘Cazafantasmas’, incluso un bus escolar americano de 13 metros y la X-Wing de ‘Star wars’ a escala 1:1 (“eso no lo tiene nadie en Europa”, garantizan). En total, más de 300 artículos con los que flipar en colores, como se hacía en los 80 y 90. “Es el mejor trabajo del mundo –sonríe José-. Y encima nos pagan”. 

José Rico vendría a ser el MacGyver del ‘vintage’: resucita todos los artículos retro que le pongan por delante. Es el propietario y CEO de Retro Experience. 43 años. Lleva 25 rescatando artículos de colección. Tiene una bici BMX hasta en el dormitorio. Lo suyo es “diógenes del bueno”, que dice él. “Veo una pieza y digo: no puede destruirse, tengo que conseguirla y guardarla para futuras generaciones”, se ríe. Ha llegado a comprar un gnomo gigante de 14 metros. 

A los 20 años restauró su primer clásico, un Mini Cooper. Desde entonces, habrán pasado por sus manos un millar de coches. Se ha dedicado a la automoción más de una década. Hasta que se le fue de las manos el Diógenes ‘vintage’. Ahora tiene que repartir su colección retro en tres naves entre Viladecans y Castelldefels, además de varios párkings. 

Por un momento hasta se te olvida la nueva canción del verano de Leticia Sabater. Te pones más nerviosa que cuando hacías un test de la ‘SuperPop’. No sabes por dónde empezar. Lo mismo juegas un Tetris que echas un futbolín, pedaleas en una Capri Cobra como si estuvieras en ‘Stranger things’ o postureas al volante de época de un Volkswagen Karmann Ghia de 1959. Está justo al lado de un Fórmula 3 del 82. “Se hicieron solo 15 unidades en España –detalla José- y corrieron el Gran Premio entre el 82 y el 84. Esta es la única unidad que queda viva”.  

“Esta es la nave que quiere venir la gente a ver”, explica José. La de Viladecans. “Es donde hay un poco más de variedad”. Cada día recibe al menos una decena de mensajes para visitarla. “Esto no es un museo –se encoge él de hombros-. Es un local privado donde organizamos eventos y nos sirve de almacén”. Pero esa es la idea: llegar a tener una nave grande en la que aunar toda la colección. “Y allí montarlo todo bien, como una exposición –adelanta-. Entonces igual hacemos jornadas de puertas abiertas”. 

Un gremlin de los chungos te mira intimidante sobre una Vespa del 72. De un solo vistazo se ven jukebox, pinballs, una combi reluciente. Es lo que más se alquila: las furgos. Mira, ahí sigue Curro igual de sonriente que en el 92. Hay teles culonas y arcades que aún funcionan con pesetas. “Esta nos la piden mucho en los eventos”. José señala una recreativa que se llama Mighty Wizards. Disparas a monstruos con una ametralladora de bolas de pimpón. Muy liberador. La deberían pedir en el Congreso. 

¿La máquina estrella? La de gancho de toda la vida. “La alquilamos cada semana –asegura José-. A la gente le encanta”. Ellos dan opción a que los premios no se escurran de la minigrúa en el último momento. “Es una máquina de recaudación –desvela el coleccionista-.y está diseñada para que el dueño gane dinero”. La suya se puede programar (hay tres niveles de dificultad a elegir). 

Hacen sesiones retro de fotos, videoclips, anuncios, eventos, exposiciones. Mucha promo de marca y mucho músico de reguetón. Su Delorean quemó goma en la colaboración de Quevedo y Soge Culebra ('No puedo llamar'). ¿Lo más raro que les han pedido? “Películas porno dentro de las furgonetas. Y no una vez –resopla José-. Me pagaban bastante, pero dije que no. Luego imaginaría siempre ahí… -se ríe-. Que no, que no”.  

¿Que cuánto cuesta viajar al pasado? Alquilan arcades (24 horas) desde 250 €. El coche peliculero más caro es el DeLorean de ‘Regreso al futuro’. “Es del que menos unidades hay en España –justifica José-. Que yo sepa, solo hay ocho”. Una sesión de dos o tres horas te puede salir por 500 €. 

También reparan pinballs, arcades y todo tipo de máquinas recreativas. Se lo pedían mucho los seguidores. Tienen un técnico especializado. “Cada semana nos llega una máquina distinta para reparar –detalla José- y no cogemos más porque no queremos saturarnos. Es una locura”.  

No da cifras de negocio, por mucho que le insistas. “No me gusta hablar de dinero porque esto es un hobby”, se ríe. “Es un hobby que te da dinero para poder vivir”. ¿Se gana bien la vida con la nostalgia? “La gente paga bien”, responde. Cada vez está más de moda. Aunque hay que picar mucha piedra, asegura. “Esto tiene un trabajo detrás que nadie se imagina”, resopla. “Si te enseñara mi cuenta bancaria cómo está…Todo lo que ves aquí es reinversión”. Al final, confiesa, esto se te va de las manos. 

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