Nueva legislatura

ERC presiona para que su centenar de cargos en el Govern de Illa lo abandonen

Los republicanos quieren empezar cuanto antes a hacer una oposición nítida al president Illa

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Marc Puig / ERC

Quim Bertomeu

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El PSC ya hace un mes que aterrizó en la Generalitat para relevar a ERC, pero la administración catalana dista de ser íntegramente socialista. En varios niveles del Govern se mantienen altos cargos nombrados por ERC y ahora los republicanos quieren que, cuanto antes, sean cesados o dejen el puesto por iniciativa propia. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, los republicanos cifran en más de un centenar estos altos cargos que quieren que salgan de la administración.

La voluntad de ERC es, pese a haber investido president a Salvador Illa con sus votos, empezar a hacer una oposición nítida al Govern del PSC, y este objetivo se complica si siguen habiendo miembros de sus filas en la Generalitat. Fuentes de la dirección del partido quieren que el cese o la dimisión de altos cargos nombrados por ERC se produzca de forma inminente, ya sean "militantes o no militantes". En definitiva, no quieren a miembros de la administración de Pere Aragonès en la administración de Salvador Illa.

Desde el partido de Marta Rovira perciben una cierta "OPA del PSC" a cargos de ERC para dar una pátina "catalanista" a la nueva administración. Es decir, interpretan que a Illa ya le interesa que algunos cargos de ERC no se vayan para dar a su Generalitat un espectro ideológico que vaya más del PSC. De hecho, el nuevo president ya buscó este efecto cuando nombró a dos consellers de la órbita de ERC -Francesc Xavier Vila en Política Lingüística y Sònia Hernàndez en Cultura - y ERC no quiere que esta operación se repita en los altos cargos.

Según varias fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, algunos consellers republicanos ya transmitieron a sus altos cargos, antes de irse de sus despachos, que no podían seguir en la Generalitat cuando se completara el traspaso de poderes a los socialistas. La instrucción fue que ERC no tenía que permanecer en la nueva administración. Si el tema ha vuelto a surgir ahora es porque a los republicanos se les empieza a agotar la paciencia. Así lo transmitió Rovira el lunes en una entrevista en TV3: "Hace casi dos meses que empezó el traspaso responsable [de poderes] y ahora Salvador Illa tiene que empezar cesar altos cargos y si no pediremos desde el partido que estos cargos abandonen el Govern porque esto ya es un gobierno socialista".

Tras el mensaje de Rovira ya han empezado a haber los primeros movimientos. Por ejemplo el del director de la Agència de Residus de Catalunya (ARC), Isaac Peraire. Este militante y exdirigente de ERC, próximo a Marta Rovira y que Aragonès situó en su día en este organismo del Govern, hizo llegar la semana pasada una carta a la consellera de Territori, Sílvia Paneque, pidiendo que le cesara del cargo. En la carta exponía que había sido un "auténtico honor" haber desarrollado el cargo, pero pedía a la consellera que "se proceda a nombrar una persona sustituta para esta responsabilidad".

Cuando ERC cifra en más de un centenar el número de altos cargos está pensando en puestos como el de Peraire en organismos que dependen de la Generalitat -hay otros casos como el Port de Barcelona o el Institut d'Estudis de l'Autogovern-. También en directores generales que son, tras el conseller, el secretario general y los secretarios específicos, el cuarto escalafón de la administración catalana. Allí aún no ha habido una renovación a fondo.

Otro motivo, menos confesable, que tiene ERC para presionar por la salida de sus altos cargos es tensionar de forma indirecta al PSC. Los socialistas tienen que nutrir de personas afines hasta 16 consellerias -dos más que en el mandato de Aragonès- y esto siempre tensa a un partido. Más si este partido también tiene responsabilidades en muchos ayuntamientos de Catalunya; en las diputaciones provinciales y en el Gobierno de Pedro Sánchez. A veces falta gente o, simplemente, hay mucho movimiento -equipos que se deshacen en una administración para irse a otra- y esto genera nervios y disfunciones. En definitiva, ERC no quiere que los socialistas se sirvan de altos cargos republicanos para completar los huecos que falten en la administración Illa.

El papel de oposición

La presión que ERC ejerce para dejar la administración de Illa sin rastro de la administración de Aragonès se explica por la voluntad del partido de Rovira de empezar a ejercer plenamente de partido de oposición. Los republicanos se encuentran ante el reto de empezar a construir este nuevo papel opositor y no será para ellos una tarea fácil. El problema es que ERC quiere mostrarse como un partido nítidamente opositor a Illa pero, a la vez, tendrá que negociar y transaccionar repetidamente con el Govern del PSC si quiere conseguir que se cumplan los pactos de investidura. Uno de estos pactos es el que tiene que conseguir una "financiación singular" para la Generalitat.

Otro asunto que complica la definición del papel opositor de ERC es la crisis interna que atraviesa el partido. Hasta el 30 de noviembre no celebra el congreso para elegir a una nueva dirección, por lo que hasta entonces no habrá un nuevo liderazgo plenamente legítimo para decidir qué papel quiere adoptar hacia el Govern de Illa y el PSC. Por ahora hay tres candidaturas en disputa. De estas, solo una, la que impulsa el exconseller Alfred Bosch, es abiertamente contraria a tejer pactos con los socialistas. Las otras dos no se han posicionado claramente sobre este tema, pero las dos tienen a miembros que han participado en pactos con los socialistas en los últimos años.

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