Del Estado de Derecho al Estado Judicial (XI)

La denuncia de “injerencias externas” al Poder Judicial; una compensación de la presidenta del Supremo y CGPJ a los conservadores que la han propuesto

Isabel Perelló Domènech decide descartar el discurso preparado por los servicios del Supremo y CGPJ para la apertura de los tribunales y opta por un texto breve de apenas 15 minutos donde destaca el nombramiento de una mujer para el cargo y apuesta por el feminismo, contra los casi 45 minutos habituales que suelen dedicarse a la memoria de actividades

Bolaños comentó con Robles en julio los nombres de Isabel Perelló y Susana Polo, ante el bloqueo conservador a Teso

La 'pinza' de Margarita Robles y el vocal José Antonio Montero apretó para hacer presidenta del Supremo y del CGPJ a Isabel Perelló

Los vocales conservadores abortan con el apoyo de Sumar la presidencia de Teso y colocan a "su progresista" Isabel Perelló al frente del Poder Judicial

Isabel Perelló.

Isabel Perelló. / EFE / J. J. GUILLÉN

Ernesto Ekaizer

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La flamante presidenta del Tribunal Supremo, Isabel Perelló Domènech, optó este jueves por redactar por su cuenta su discurso inaugural después de intentar colocar algunos párrafos en el largo discurso preparado por los servicios del Tribunal Supremo y el CGPJ -elaborado para el futuro presidente o presidenta sin saber quién iba a serlo- sobre la actividad del año 2023-2024. 

Optó, pues, por una alocución breve que podría titularse a modo 'orteguiano' yo y mi circunstancia. Es decir: la elección de una mujer como triunfo de todas las magistradas del Tribunal Supremo y el tributo de “reconocimiento y agradecimiento a todas las mujeres de nuestro país que a lo largo de la historia han luchado por la defensa del derecho a la igualdad y por acabar con de la inmerecida invisibilidad a la que se han vistos sometidas las mujeres en los distintos ámbitos de la vida profesional y social”.

Dejó constancia Perelló de las consecuencias del bloqueo a la renovación durante estos años y pagó un precio a la derecha conservadora que la aupó, respaldada por los dos vocales de Sumar como último recurso para cargarse a la magistrada Pilar Teso, por provenir de un pacto entre el Gobierno y el Partido Popular. Perelló hizo un par de exhortaciones relacionadas con la situación política. La página web del CGPJ, precisamente, tituló su discurso así: “La presidenta del TS y del CGPJ hace un llamamiento a las fuerzas políticas y poderes del Estado a “respetar el trabajo del Poder Judicial”. Y acto seguido apunta: “Isabel Perelló señala en el acto de apertura del año Judicial la necesidad de “evitar ataques injustificados” que pueden “socavar la legitimidad y la reputación” del Poder Judicial. Destaca que los jueces han seguido trabajando “con total entrega en la aplicación de la ley frente a cualquiera y en cualquier circunstancia”. 

Solo en tercer término acoge la nota de prensa en su introducción el carácter feminista del discurso: “La presidenta del TS señala que el nombramiento de una mujer es un paso más en el reconocimiento de la importante labor de las mujeres en la Administración de Justicia, pero recuerda que aún “queda mucho camino por recorrer”.

El tema del feminismo – Perelló recordó que cuando ella nació, en 1958, “las mujeres no podían acceder a la carrera judicial”- viene a cuento porque en las negociaciones entre el grupo de vocales progresistas y conservadores, a primeros de agosto, los primeros esgrimieron que debía ser una mujer, lo que formaba parte de la parte no revelada del pacto Bolaños-González Pons de finales de junio. Los vocales conservadores señalaron que no estaban de acuerdo en limitar la elección a una mujer.

El 22 de agosto pasado entró en vigor la ley de paridad (60/40%), lo que llevó al sector progresista a insistir en que la elección para la presidencia no podía vulnerarla. Porque si bien el número los vocales respeta esa paridad (12 vocales hombres, 8 mujeres), si se optaba por elegir a un hombre dicha relación se alteraba y por tanto no cumplía la ley. Y ello tendría gran repercusión habida cuenta de que se trataba de la primera gran institución que la incumpliría. Los conservadores se opusieron con una explicación “técnica”, según la cual la paridad debía aplicarse al número de vocales y no a la presidencia, que era “única”. Los progresistas rechazaron el razonamiento. Por tanto, el alegato feminista de Isabel Perelló Domènech encierra un mensaje a toda la sociedad sobre el avance de la causa feminista con su nombramiento.  

También acogió Perelló, el tema de la división de poderes -una división que la derecha solo ve en un sentido, esto es, del Poder Ejecutivo o Legislativo en el Poder Judicial y nunca al revés-que ha recordado que “ningún poder del Estado puede dar indicaciones ni instrucciones a los jueces y magistrados” sobre cómo han de interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico, ha señalado “la importancia de salvaguardar la independencia judicial frente a posibles injerencias externas” y ha apelado a la “necesidad de evitar ataques injustificados, que pueden llegar a socavar la legitimidad y la reputación de la Administración de Justicia o de sus integrantes”. 

Un 'travelling' de las cámaras por la gran cantidad de magistrados reunidos permitió advertir la gravedad en los rostros, parecía que el Tribunal Supremo ya no es lo que fue, los gestos traslucían cierta desazón mezclada con desdén. Algo así como una expresión que exclamaba: ¿Pero cómo es posible que hayamos llegado a este escenario tan inverosímil?

Allí en la sala del Supremo estaba este jueves un Carlos Lesmes con gesto adusto. Él volvió a la Sala Tercera de lo Contencioso- Administrativo tras dimitir como presidente del Supremo y CGPJ en octubre de 2022 –, y para quien su propia especialidad es 'la West Point del derecho', nombre de la academia militar de Estados Unidos fundada en 1802, es decir la más selecta del Supremo -quien había sufrido el epíteto de “sexista”. Era 2014, llevaba Lesmes unos meses, y Perelló junto con otras dos magistradas de la Sala Tercera -Margarita Robles y Celsa Picó- denunciaron en un escrito el “lenguaje sexista” de las cartas que solía dirigir a los magistrados.

Que ahora Isabel Perelló, gestiones de Margarita Robles mediante, estuviera en el lugar que él había ocupado durante nueve años -cuando había sido elegido por cinco- era una venganza del destino. La comisión permanente presidida por Lesmes había rechazado mantener su plaza en el Supremo al acceder a su petición de excedencia voluntaria para presentarse como candidata número 2 del PSOE por Madrid en las elecciones de junio de 2016. Después de recusar a Lesmes y recurrir la decisión, Robles perdió la plaza. Y ahora, ocho años más tarde, Margarita Robles volvía a través de Perelló a estar en plena forma.

Los vocales conservadores -influenciados por la mayoría de la APM- reflejan un clamor de sus afiliados: qué hay de lo mío. Jueces y magistrados con sus carreras truncadas -se les ha pasado el arroz- ha sido una de las graves consecuencias de la guerra de bloqueo del PP. Los magistrados quieren su plaza en el Tribunal Supremo- caso de Manuel Almenar, expresidente de la APM, que fue vocal del CGPJ en la época de Margarita Robles-, en los tribunales superiores de justicia y en las audiencias provinciales. Son noventa y ocho nombramientos en la cúpula.

Pues eso, qué hay de lo mío es lo que ha propulsado la renovación. Eso y la fecha límite del 5 de septiembre, el acto de apertura del año judicial.

“Si no existía ese 'deadline', seguiríamos sin presidenta”, dijo una fuente próxima al ministro de Justicia, Félix Bolaños.   

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