El futuro del CGPJ

El difícil papel de la presidenta Perelló: huir de los "frentismos" para cubrir 102 plazas en la cúpula judicial

El apoyo unánime del sector conservador fue clave para la elección de la progresista y primera mujer presidenta del Poder Judicial, que tiene ante sí el reto de buscar equilibrios en el Pleno

Tomará posesión este miércoles a las 13.00 horas en el Tribunal Supremo

Isabel Perelló asume la presidencia del CGPJ y del Supremo, jurando su cargo ante el rey

Isabel Perelló asume la presidencia del CGPJ y del Supremo, jurando su cargo ante el rey / BORJA SÁNCHEZ-TRILLO | EFE | VÍDEO: EFE

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"Debemos huir de los frentismos". Esta es la consigna que, al menos de cara al exterior, circulaba entre los nuevos vocales del Consejo General del Poder Judicial una vez se alcanzó el consenso necesario para elegir a Isabel Perelló --por primera vez una mujer-- al frente de esta institución y, por lo tanto, del Tribunal Supremo. La búsqueda de consenso y equilibrios será fundamental si se tiene en cuenta que, a día de hoy, son ya 102 las vacantes que el órgano de gobierno de los jueces tiene que designar en órganos clave como son el propio alto tribunal, la Audiencia Nacional, los tribunales superiores y las audiencias provinciales.

En el Supremo, de los 79 magistrados que deberían estar dictando sentencias faltan ya un total de 29 si contamos a la propia Perelló, que debe ahora abandonar la Sala de lo Contencioso-Administrativo, precisamente la que presenta un mayor déficit de miembros. De hecho, la elección como vocales de Ángel Arozamena y José Antonio Montero contribuyó hace unos meses a seguir vaciando esta Sala, pues los miembros del nuevo consejo tienen dedicación exclusiva al cargo.

Perelló obtuvo el apoyo unánime de los diez vocales designados a propuesta del PP, mientras los cuatro votos obtenidos por Ana Ferrer entre los progresistas fueron consecuencia de un pacto dirigido a evitar que, una vez puesto su nombre sobre la mesa, se fuera de vacío. También fue clave la presencia entre los conservadores de Montero, muy cercano a la nueva presidenta desde que compartieron la impugnación de sus respectivos nombramientos para el alto tribunal en 2009.

Ello da idea del nivel de consenso alcanzado, y también subraya el mensaje de que la nueva presidenta del Poder Judicial es una persona sin sombra de duda de que haya sido impuesta desde algún grupo político. "Nació del consenso entre los vocales, y a su vez, de alguien de reconocido perfil independiente", dice uno de los consultados.

Por ello, quienes defienden su perfil conciliador auguran un futuro de acuerdos, argumentando que reúne la confianza de todo el espectro judicial. "Es la confianza que nos suscita", agregan. "No hay otra que consenso", señalan desde el sector progresista, para añadir que esa es "la voluntad política y hay un mandato ciudadano" que se formalizó al reformar la ley orgánica.

No obstante, la verdad es que hasta la llegada este mismo martes de la candidata 'tapada' Perelló el comportamiento de los vocales no ha podido estar más lejos de ese ideal: ha costado cinco plenos nombrarla presidenta y las decisiones previas con algún trasfondo político han evidenciado la fractura en bloques. Como ejemplo, el intento fallido de los vocales conservadores para amparar al Tribunal Supremo ante los ataques del ministro Óscar Puente por la inaplicación de la ley de amnistía a Carles Puigdemont.

Perelló, como presidenta, tiene voto de calidad. Es decir, su voto puede contar doble si hay que deshacer un empate. Pero la realidad es que el nuevo Consejo requerirá un voto reforzado de tres quintos -un total de 13 vocales- para hacer nombramientos. Así que el de la presidenta no será decisivo, salvo que falten algunos vocales, y siempre se precisará consenso para que alguien pueda resultar elegido. Justo ahí es donde pueden aparecer las principales dificultades del mandato que Perelló comienza, pese a los buenos propósitos que ahora todos parecen compartir.

Llegar al acto del rey

De momento, la prioridad es cumplimentar los trámites que permitirán a Perelló ser la anfitriona del acto de Apertura de los Tribunales, que preside el Rey Felipe VI, y que está convocado para este jueves 5 de septiembre. A primera hora de la mañana, la magistrada acudirá al Palacio de la Zarzuela a jurar o prometer su cargo, y a las 13.00 será el acto de toma de posesión en el Tribunal Supremo. Y su discurso se preparará en un tiempo récord para que los plenos que han sido necesarios para su elección queden en el pasado.

La tradición es que el presidente plantee en él los principales problemas y necesidades de la carrera judicial y Perelló cuenta con la ventaja de haber seguido hasta la víspera de su nombramiento dentro de una sala del Supremo, justo la más castigada por las vacantes que ha acarreado el retraso en la renovación del Consejo, uno de los hándicaps que precisa de una atención prioritaria.

Su experiencia en distintos tribunales colegiados, como la Audiencia Nacional o el propio Supremo, así como la presidencia de la Asociación de Letrados del Tribunal Constitucional, pueden serle de especial utilidad a la hora de buscar los consensos necesarios para proceder a seleccionar a los magistrados que deben incorporarse al alto tribunal.

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