Críticas al silencio estival de Sánchez

“Les deseo unas felices vacaciones. Que descansen, porque me imagino que septiembre también vendrá intenso como acabamos el mes de julio”. Con estas palabras se despidió el presidente del Gobierno de los periodistas en la rueda de prensa del balance del curso político.

Desde entonces, Pedro Sánchez no ha tenido comparecencia pública alguna en el mes de agosto. Ni siquiera tras el encuentro con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, con la que puso punto y final a su estancia veraniega en La Mareta, en Lanzarote. Esa reunión del 23 de agosto es la única instantánea - sin declaración alguna porque dejó la rendición de cuentas en manos del ministro de Política Territorial, el canario Ángel Víctor Torres- en la agenda oficial de Sánchez desde el 31 de julio, y hasta que este 27 de agosto vuelva a presidir una reunión del Consejo de Ministros en La Moncloa.

“Tanto silencio no es bueno”, reconocen cargos socialistas que, lejos de cuestionar el derecho a unas vacaciones del jefe del Ejecutivo, apuntan a que su actitud pasiva ha permitido que “otros” hablen y marquen la agenda política.

No solo por cuestiones políticas, admiten en el PSOE los que se atreven a hacer alguna crítica a la posición del presidente, sino porque “el tema lo merece”, en referencia a la crisis migratoria y a los mensajes de auxilio de gobiernos regionales como Canarias o Ceuta. Máxime cuando ha estado en la comunidad canaria dos semanas.

“No han calibrado que este momento no es como otros, ahora la gente está quemada”, señala un alto cargo sobre la situación migratoria y el clima político aderezado tanto por el discurso que relaciona inmigración con delincuencia como por la falta de acuerdo en las políticas de Estado entre PSOE y PP que alimentan estos planteamientos.

Y más cuando la situación ya está “calentita” tras el cerco judicial a Sánchez y su familia, un caso que en el partido levanta más sospechas de que “algo hay” de las que se comparten públicamente, y después, principalmente, del acuerdo PSC-ERC para la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat entendido como una cesión “más difícil de explicar”.

“Es un concierto, digan lo que digan los míos”, resume un dirigente del partido que celebra las palabras de Josep Borrell porque ha manifestado lo que otros evitan: “En términos técnicos es un concierto”, remarcó el todavía Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y ex secretario de Estado de Hacienda, tras el intento de la vicepresidenta María Jesús Montero de enfriar las críticas internas en el PSOE con una aparición fugaz en agosto en la que negó que se tratase de un concierto.

Un silencio de Sánchez arropado por la estrategia del PSOE este agosto de enviar a los periodistas declaraciones ‘enlatadas’ y centradas en una reiterada demanda al PP de que dé “explicaciones” sobre los “más de 300 contratos bajo sospecha concedidos” a la empresa de la hermanade Alberto Núñez Feijóo porque, según el PSOE, muchos fueron dados “a dedo” desde la Xunta de Galicia.

Ni el presidente ni nadie ha dado detalles de cómo se materializará el acuerdo con ERC sobre financiación pese a un “malestar” extendido por las filas socialistas y la sociedad en general. Y al que suman el episodio del expresidente catalán Carles Puigdemont dejándose ver por Barcelona y volviendo a huir. “Eso fue un cachondeo” que ahonda en el “rechazo” al Gobierno, y en especial a Sánchez, que dirigentes provinciales detectan que es cada vez más creciente.

El retorno a la actividad pública de Sánchez, con el Consejo de Ministros de este martes y la gira por varios países de África - Mauritania, Gambia y Senegal - que emprederá acto seguido para firmar acuerdos de “migración circular”, no supondrá por ahora que el presidente rompa su silencio y ofrezca explicaciones, porque según Moncloa se limitará a hacer declaraciones institucionales. Será la próxima semana cuando Pedro Sánchez reuna a la Ejecutiva del PSOE por primera vez tras el verano.