Nueva legislatura

Illa descarta nuevos presupuestos para este año y se centra en los de 2025

El Govern sitúa a ERC y los Comuns como "socios prioritarios" para las cuentas y se prepara para iniciar los trámites

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El president de la Generalitat, Salvador Illa, y la consellera de Economía, Alícia Romero.

El president de la Generalitat, Salvador Illa, y la consellera de Economía, Alícia Romero. / Zowy Voeten

Quim Bertomeu

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La primera decisión de calado de Salvador Illa como president de la Generalitat ya está tomada: el Govern renuncia a presentar los presupuestos de este año y se centra en preparar los de 2025, que le gustaría tener en vigor el próximo 1 de enero. Es una decisión que, según ha podido saber EL PERIÓDICO de fuentes conocedoras, se tomará de forma definitiva el martes, en la reunión del ejecutivo catalán. Además, Illa también tiene decidido que ERC y los Comuns serán los "socios prioritarios" para negociar las cuentas. Son los dos partidos que, hace dos semanas, le dieron sus votos para ser investido presidente de la Generalitat.

Illa tenía la duda de si rescatar el proyecto de presupuestos de 2024 de un cajón de la Generalitat o empezar a preparar directamente los de 2025. Rescatar los de 2024 -que elaboró el president Pere Aragonès, pero que no salieron adelante por falta de apoyos- tenía dos bondades: la primera, que eran unos presupuestos expansivos sobre los que aún no pesaban las nuevas restricciones financieras que dicta Bruselas. Se podía gastar más. El segundo, que eran unas cuentas que gustaban a los socialistas y que tenían garantizado como mínimo el apoyo de ERC, ya que estos dos mismos partidos las habían negociado y pactado en febrero. Sin embargo, la decisión que se ha tomado es renunciar a estos presupuestos y pasar a elaborar directamente los de 2025.

Para llegar a esta conclusión han pesado varios elementos, por ejemplo, una cuestión organizativa. El proyecto de presupuestos de 2024 se estructuraba según las consellerias con las que ERC había organizado la Generalitat (14 en total) y ahora, con la llegada del PSC, el organigrama ha cambiado y son 16. Hay dos nuevos departamentos -Deportes y Política lingüística- y otros han visto modificadas sus competencias. Esto dificultaba la aplicación de las cuentas y el reparto de recursos entre consellerias.

Otro elemento decisivo ha sido la cuestión del calendario. Los trámites para aprobar unas cuentas son laboriosos y hay que dedicar como mínimo dos meses entre tramitaciones varias y negociaciones. Si Illa y su consellera de Economía, Alícia Romero, querían aprobar primero los presupuestos de 2024 y luego los de 2025, se exponían a enfangarse en dos negociaciones de final incierto y a someterse a un desgaste superior. Por lo tanto, la decisión final ha sido quemar todas las naves abordando directamente los de 2025. Centrándose en los del año que viene, el nuevo Govern busca el margen de tiempo suficiente para intentar tenerlos en vigor el 1 de enero. No hay mayor fortaleza para un ejecutivo que poder decir que inaugura el año con los deberes presupuestarios hechos. Desde el 2010, en Catalunya solo se ha conseguido una vez. Fue el Govern de Pere Aragonès en 2022. En todas las otras ocasiones, las cuentas se han aprobado con retraso o, directamente, no se han podido aprobar.

La nueva financiación y el FLA

¿Qué impacto tiene la decisión de Illa de ir directamente a las cuentas de 2025? La mayor consecuencia es que los presupuestos del año que viene no podrán ser tan expansivos como los de 2024. Bruselas ha recuperado las reglas fiscales que relajó durante la pandemia y, por ejemplo, la Generalitat volverá a tener un margen de déficit de solo el 0,1%. Eso obligará al Govern a medir mucho más cada euro gastado. "Habrá que apretarse de nuevo el cinturón", apunta una voz conocedora de los entresijos de la Generalitat.

Desde el Govern admiten que las reglas fiscales obligarán a la contención presupuestaria, pero defienden que tienen dos elementos que les permiten, pese a todo, ser optimistas en cuanto a ganar capacidad financiera. El primero, que esperan que Catalunya consiga ya los primeros frutos de la nueva financiación que han pactado el PSC y ERC. Es decir, aunque ven imposible que el nuevo modelo pactado entre el PSC y ERC -la "financiación singular"- esté en vigor a corto plazo, consideran que sí podrían llegar desde el Estado las primeras mejoras de recursos para la Generalitat.

Lluïsa Moret y Marta Rovira firman el pacto de investidura PSC-ERc ante la Biblioteca de Catalunya

Lluïsa Moret y Marta Rovira firman el pacto de investidura PSC-ERC ante la Biblioteca de Catalunya / Marc Puig / ERC

El segundo elemento que el nuevo Govern espera tener a su favor es que, de cara al año que viene, el Gobierno de Pedro Sánchez materialice la condonación de 15.000 millones de euros de deuda de la Generalitat derivada de haberse acogido al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Es un acuerdo que en su día ERC pactó con el PSOE, pero que está pendiente de aplicarse. Desde el nuevo ejecutivo de Illa quieren que esto se ejecute de la forma más rápida posible. "Esto nos reducirá la deuda y los intereses de la deuda", explica una voz autorizada del Govern. En definitiva, el ejecutivo catalán espera que, entre la reducción de la deuda y la mejora de la financiación, se compense a su favor las restricciones fiscales de Bruselas.

Los socios

En su discurso de investidura, Illa prometió mano tendida hacia todos los partidos menos los de extrema derecha, Vox y Aliança Catalana. Sin embargo, de cara a los presupuestos, priorizará como socios a ERC y los Comuns. Desde la Generalitat se interpreta que son los partidos con más sintonía y, a la vez, los que potencialmente están más interesados en aprobar las nuevas cuentas porque, entre cosas, tendrán que incluir los acuerdos de investidura de cada uno de los partidos ha firmado con el PSC. Así, el Govern no descarta mantener reuniones con Junts y el PP, pero duda que tanto unos como otros tengan un interés real en negociar a fondo. De hecho, en la primera semana de vida del ejecutivo ya se ha visto cómo posconvergentes y populares aspiran a ejercer el papel de oposición dura, como mínimo en estos primeros compases del mandato.

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