La presidencia de Illa

Junts y ERC se emancipan y se preparan para sacar partido a su rivalidad desde fuera del Govern

Illa y Aragonès escenifican un traspaso tranquilo de las carpetas del Govern

El conseller de Interior asegura que los Mossos no preveían el "comportamiento impropio" de Puigdemont

Última hora de la huida de Puigdemont: declaraciones de Interior y los Mossos, en directo hoy

El líder parlamentario de Junts, Albert Batet.

El líder parlamentario de Junts, Albert Batet. / Zowy Voeten

Júlia Regué
Carlota Camps
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Junts y Esquerra firmaron su divorcio en octubre de 2022 con la ruptura del Govern. El paso de la posconvergencia a la oposición abrió un nuevo capítulo de rivalidades que se centró especialmente en la competencia por ser el referente del PSOE en el Congreso. La investidura de Pedro Sánchez lo propició. Pero hasta este sábado, Esquerra seguía liderando el Govern, y JxCat sacaba partido a la minoría de Pere Aragonès para condicionar su geometría variable. Ahora ambos partidos están en la oposición, y las siglas que encabeza el expresident Carles Puigdemont ganaron el duelo a sus exsocios en las urnas. Sin embargo, la batalla les hizo perder la mayoría independentista, y Salvador Illa ha logrado que los socialistas recuperen el mando del Palau de la Generalitat y pongan fin a la década de ejecutivos soberanistas.

La reaparición y fuga de Puigdemont, el día en que ERC votaba con un "'sí' cargado de 'noes'" al nuevo jefe del Govern, certificó su emancipación y ambos se preparan ahora para rivalizar desde fuera del Govern. El propio expresident llamó a respetar la sesión parlamentaria a la que finalmente no asistió, mientras animaba a generar "nuevas oportunidades" para que el independentismo "ganara"; y el jefe de las filas posconvergentes Albert Batet exoneró a Illa de la persecución policial para detener a Puigdemont en cumplimiento de la orden de detención nacional que pesa en su contra.

El gesto no pasó desapercibido, voces del partido recalcaban que había que priorizar ese día el señalamiento a ERC, que pilotaba aún la conselleria de Interior con Joan Ignasi Elena a la cabeza, y que ya habría tiempo para presionar al PSOE y, por ende, al PSC, para que movieran ficha con el fin de que los jueces apliquen la amnistía completa al expresident. De hecho, los posconvergentes prevén que este sea un tema que se aborde en la próxima reunión con el Gobierno, con mediador de por medio, pero que no se celebrará hasta la pausa estival y en la que se deberá empezar a elaborar y abordar posibles apoyos a los nuevos Presupuestos Generales del Estado.

El choque previo

Junts y ERC llegaban a la cita parlamentaria del jueves con un cruce de acusaciones entre Marta Rovira y el propio Puigdemont. Si bien la secretaria general le sugirió que no cruzara la frontera a riesgo de ser detenido, él le respondió, vía carta, que ser arrestado "sí tendría sentido político" porque supondría una "confrontación" con el Estado que estuviera entre rejas pese a que la ley del olvido penal esté en vigor. Eso motivó que la representación de los republicanos en su acto de bienvenida se redujera a la portavoz Raquel Sans y a Marta Vilaret, que se sumergieron en la discreción dentro de la multitud. Pero, al ver que Puigdemont se fugaba y que nadie le encontraba, detectaron que se trataba de "la enésima encerrona".

Fuentes de Esquerra defienden que la maniobra de Puigdemont solo perseguía poner entre las cuerdas a los Mossos d'Esquadra, y poner en duda la "legitimidad" de la Cámara catalana para elegir a un nuevo jefe del Govern y, en esencia, trataba de dinamitar sus acuerdos con el PSC para forzarles a retirarse. Hay quien incluso considera que Puigdemont fue "desleal" con ellos, pero también con las entidades independentistas, porque "no cumplió su palabra" y les hizo partícipes de la jugada. "Habría que mostrar más respeto para las instituciones teniendo en cuenta que ha sido president", recalcan.

Decidieron que, tras las constantes críticas de Junts al dispositivo policial, no apoyarían la suspensión del pleno, todavía más teniendo en cuenta que Puigdemont no había sido detenido. Tumbaron la petición dos veces en la Mesa y también en la Junta de Portavoces, algo inaudito durante los últimos años, en los que trataban de ir a la una en este tipo de asuntos. "No habrá complicidades mientras los portavoces de Junts solo apunten a ERC para justificar sus actos", recalcan fuentes republicanas. Los posconvergentes acusaron a Interior de tratar al expresident como a un "terrorista" con la puesta en marcha de la operación 'Jaula', que consistió en cerrar todas las entradas y salidas para evitar una fuga, algo que tacharon de "gravísimo e inexplicable" y hasta llegaron a calificarlo como un posible delito de "malversación de fondos públicos". El vídeo de Puigdemont del sábado, junto con la carta del viernes, añadió más leña al fuego.

Una oportunidad

Pero, más allá de las críticas por el dispositivo policial, para Junts, el 'sí' a Illa supone un antes y un después en su relación con ERC. Lejos queda ya el pacto para la Mesa del Parlament de hace tan solo dos meses, las bases del cual se empezaron a sentar en una reunión entre Puigdemont y Rovira en Suiza -avanzada por EL PERIÓDICO-, tras años de relaciones frías y prácticamente inexistentes entre los dos mandatarios. Los dos dirigentes también se reunieron a principios de julio, además de tener contactos telemáticos, pero por aquel entonces el pacto con el PSC ya empezaba a coger forma.

La voluntad de los posconvergentes, tras constatar que los socialistas no se plantearían en ningún caso abstenerse para facilitar la llegada de Puigdemont a la Generalitat, era volver a tirar los dados en unas nuevas elecciones y mirar si se podía recuperar parte del voto independentista perdido. Que finalmente los republicanos hayan dado su 'sí' a Illa consuma un cambio de etapa que, en realidad, ya empezó cuando Junts salió del Govern y acabó con seis años de ejecutivos compartidos.

Sin embargo, Junts también ve en esta ruptura de bloques que parecían infranqueables durante el 'procés', una oportunidad. El partido cree que, electoralmente, les puede servir para ganar terreno a ERC y captar antiguos votantes republicanos descontentos con este pacto con el PSC. Es curioso que esta misma lectura la hagan en ERC, ya que creen que ha llegado la hora de emanciparse y pactar con los socialistas, cuándo y cómo consideren, sin complejos.

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