Carta en las redes sociales

Puigdemont asume que será detenido en su regreso y carga contra ERC por investir a Illa

El expresident defiende que su vuelta a Catalunya supondrá una "confrontación" con los jueces porque no le aplican la amnistía al delito de malversación

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El expresident Carles Puigdemont

El expresident Carles Puigdemont / Glòria Sánchez (Europa Press)

Júlia Regué

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Carles Puigdemont ha roto su silencio tras el aval de ERC a la investidura de Salvador Illa y a la misma hora en la que el dirigente socialista se pronunciaba después de semanas en silencio para no hacer descarrilar su llegada a la Generalitat. En una carta de tres páginas publicada en las redes sociales, el expresident ha ratificado que regresará a Catalunya para acudir al Parlament el día en que se celebre el pleno de investidura del candidato socialista a riesgo de ser detenido y responde a la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, que su arresto sí tiene un "sentido político".

Tras casi siete años en el extranjero, Puigdemont mantiene que se marchó al extranjero para "seguir protegiendo la institución ilegítimamente destituida", por la suspensión de la autonomía con la aplicación del artículo 155, y que su retorno a Catalunya debe leerse como "una confrontación contra un régimen demofóbico y no como un lamento o victimismo".

"Sé que mi retorno puede comportar la detención e ingreso en prisión, quién sabe por cuánto tiempo", asume Puigdemont, y asegura que no dejará que se le use como "objeto de negociación" ni que su posible etapa entre rejas sirva para "abonar ninguna decisión política que conlleve renunciar a la lucha" por la independencia de Catalunya.

Un "golpe de Estado híbrido"

Su pretensión es, en el fondo, abrir una brecha entre el legislativo, que impulsó la ley del olvido penal, y la aplicación de la norma que está empleando el poder judicial, después de que el Tribunal Supremo no vea amnistiable el delito de malversación en su caso, por lo que si cruza la frontera será previsiblemente detenido y llevado ante el juez, que decidirá si le decreta prisión provisional. "Si se salen con la suya, imagino lo que me espera y lo que debo hacer", reconoce.

Pone en el foco lo que considera un "golpe de Estado híbrido" porque "en España las amnistías no amnistían, hay jueces dispuestos a desobedecer la ley y el Gobierno se lo mira con la indolencia del resignado". "Verme encarcelado ha sido el sueño frustrado de los perseguidores españoles durante siete años. Pero, para hacerlo, deberán violar muchas cosas: no es solo la ley de amnistía, es embarcarse en una detención ilegal y desobedecer las decisiones internacionales", prosigue.

Los dardos a Esquerra

Puigdemont no escatima críticas a los republicanos, a los que termina responsabilizado de las campañas "difamatorias" que ha sufrido e incluso de que ahora no quiera echarse atrás pese a que es consciente de que puede terminar entre rejas.

El expresident asegura que tendrá un "impacto negativo" que Catalunya tenga "un Govern de carácter españolista", "alérgico a la plena normalización de la lengua y que no tendrá ninguna capacidad de negociación real con el Gobierno para resolver el conflicto histórico" y deja caer que ERC debía "explorar alternativas, incluida la repetición electoral en nuevas condiciones", confirmando así que el plan de Junts pasaba por presionar en esta dirección teniendo en cuenta que los socialistas no iban a ofrecer a Puigdemont su abstención habiendo ganado los comicios.

Puigdemont confirma también que dirigentes de su entorno le han pedido que no regrese ahora, pero dice que quiere mantenerse firme en su decisión, que fue el 'leitmotiv' de la campaña electoral, y lo aprovecha para responder a Rovira, quien dijo que no veía sentido a que se arriesgara ahora a volver para ser detenido: "Irme al exilio fue una decisión política, regresar también lo es", apunta.

Puigdemont recuerda que ya prometió volver en 2017 y carga al entonces presidente del Parlament, Roger Torrent, que no lo hiciera. Torrent suspendió el pleno de investidura del 30 de enero de 2018 por las advertencias del Tribunal Constitucional sobre el veto a una investidura a distancia. Así, y a cuenta de la implosión en ERC por los carteles de los hermanos Maragall, el líder de Junts escribe: "Visto lo que hemos conocido sobre el escándalo de las campañas de guerra sucia organizadas por ERC, tengo pocas dudas de cómo se alimentó aquella campaña de desprestigio, un patrón que nos encontraríamos ahora con más intensidad", indica. Al mismo tiempo, llama a entrar en una nueva etapa en la que se "expulsen" las malas artes y la "toxicidad" como "tácticas de beneficios partidistas".

La "referencialidad" de Junts

La cúpula de Junts, que se ha reunido de forma extraordinaria y telemática para analizar la decisión de ERC, ha exhibido su apoyo a Puigdemont y ha emitido un comunicado después de su carta en el que dejan claro que "el regreso es un acto político, no personal, como lo fue la decisión de ir al exilio".

Tras el pacto PSC-ERC, Junts se erige como la "única fuerza independentista" con las "manos libres" con capacidad de gobernar y condicionar decisiones en el Parlament y el Congreso, ante Esquerra que, sin mencionarla, ha optado por "la peor de las alternativas posibles", invistiendo a un presidente "que representa al PSC más españolista de la historia".

El partido defiende que es el "referente" de los independentistas y se compromete a "ejercer esta responsabilidad" para que el soberanismo pueda estar en condiciones de volver a gobernar Catalunya "cuanto antes".