La investidura de Salvador Illa

El PSC guarda silencio tras rubricar el pacto con ERC para no condicionar a la militancia

Illa no prevé pronunciarse hasta el sábado, cuando se reunirá la ejecutiva ya con el veredicto de las bases republicanas encima de la mesa

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El líder del PSC, Salvador Illa, en un pleno en el Parlament

El líder del PSC, Salvador Illa, en un pleno en el Parlament / ZOWY VOETEN

Sara González

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Tras rubricar el preacuerdo para la investidura de Salvador Illa, la dirección de ERC y la del PSC contienen la respiración a la espera de que la militancia republicana dicte sentencia este viernes. En la sede de la calle Calàbria lo hacen llevando las riendas del relato y luciendo que tienen amarrada la llave de la soberanía fiscal. Y los socialistas se acogen a la dicha de quien calla, otorga, con sonrisas y cautela. Un silencio que no es pasivo, sino proactivo y a conciencia de que por la boca muere el pez. O, en el caso que nos ocupa, el pacto.

Illa, que ve la presidencia de la Generalitat más cerca que nunca y que cerrará la alianza con los Comuns este miércoles, no quiere ningún paso en falso que haga descarrilar su proclamación, así que prevé no pronunciarse hasta el sábado, cuando se reunirá la ejecutiva socialista ya con el veredicto de las bases de ERC encima de la mesa. "Estamos ante una oportunidad única y desde el PSC se confía en un resultado positivo para la ciudadanía", reza el escueto comunicado emitido tras poner el broche a los consensos con la cúpula de la calle Calàbria.

Consciente de la fragilidad de la alianza tejida en manos en estos momentos de una militancia en convulsión, los socialistas catalanes ni tan solo han rebatido que lo que se ha pactado pueda considerarse un concierto económico, como exhiben los republicanos, aunque entre bambalinas dirigentes de la dirección de Illa rechacen esa nomenclatura. "Todo lo que digamos puede ir en contra nuestra", sostiene uno de ellos. Así que lo han fiado todo, por ahora, al rotundo "compromiso" del PSOE y de Pedro Sánchez par hacer "efectivo" el sistema de financiación acordado con ERC.

A la espera de Junqueras

Ese silencio del PSC es también la actitud que prefieren los negociadores de Marta Rovira, conscientes del impacto que pueda tener sobre la consulta de las bases cualquier afirmación del PSC que desafine respecto a lo defendido. Más aún mientras no se pronuncie Oriol Junqueras, el otro mutismo significativo escrutado por propios y ajenos. Sin embargo, también hay dirigentes republicanos que admiten que el hecho de que los socialistas catalanes no defiendan con contundencia y abiertamente el contenido del pacto puede ir en detrimento de la "confianza".

Pero entre una opción y la otra, el PSC ha preferido "ceder" el protagonismo a ERC y que, si el preacuerdo no llegara a buen puerto, no sea imputable a ningún traspié suyo con algún mensaje que haga entrar en contradicción la interpretación de la letra pequeña del documento hecho público. Hasta el viernes, admiten en la dirección de Illa, serán días de "alto voltaje" y de presiones internas y externas a las que esperan que resistan los republicanos.

Junts ya ha arremetido sin ambages contra la entente y la ANC llama abiertamente a movilizarse para impedirla, una hostilidad que esperan que se vea compensada con el pronunciamiento oficial del PSOE y, a poder ser, con el abrigo público de Junqueras al 'sí' a la investidura. "Mucho malabarismo y paciencia, que el objetivo lo vale", receta un veterano socialista.

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