El duelo en la izquierda

El adelanto de Podem a los Comuns en Catalunya enciende las alarmas en el partido de Ada Colau

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Ada Colau, Jaume Asens y Jéssica Albiach, en un mitin de la campaña de las europeas

Ada Colau, Jaume Asens y Jéssica Albiach, en un mitin de la campaña de las europeas / ACN

Sara González

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Aunque trataron de quitarle hierro al hecho de competir por primera vez en unas elecciones, los Comuns sabían que podía pasar que Podem los adelantara en Catalunya. Y pasó. Prueba de que eran conscientes del riesgo que se asumía es que el propio candidato, Jaume Asens, tratando de poner la venda antes que la herida, dejó dicho desde el primer día de la campaña que había que asumir que sería necesario rehacer puentes con los morados tras la contienda. Los 8.000 votos que les han sacado de ventaja han hecho saltar las alarmas y han puesto en jaque el partido de Ada Colau, estrechamente vinculado en estos momentos al Sumar de una Yolanda Díaz que ha acabado dimitiendo de las riendas del espacio tras los sucesivos varapalos en las urnas.

¿Por qué Podemos, con menor implantación en Catalunya y habiendo acumulado pérdida de militancia en los últimos años, ha superado a los Comuns? Asens tenía enfrente a la exministra Irene Montero como candidata, dirigente con alta popularidad entre el gran público y rival difícil de batir por mucho que el dirigente presumiera día sí y otro también de ser uno de los padres de la amnistía, carpeta que ha logrado capitalizar el PSC. Al hecho de que la candidata estatal de Sumar, Estrella Galán, fuera una desconocida para el gran público, se suma que la notoriedad de Asens, número dos de la candidatura española, alcanza el 50% en Catalunya.

Choque de estrategias

Si los Comuns optaron por una campaña catalanizada muy personalizada en la figura de Asens tratando de seducir a votante independentista pensando en ERC y en la CUP, que no concurría a estas elecciones, los morados apostaron por una campaña estatalizada e identitaria de sus propias siglas tratando de atraer desde la izquierda y, con este sello, arremangarse especialmente en Catalunya. El contraste final ha sido el de un espacio, el de Comuns-Sumar, desdibujada entre la tracción del PSOE que merma el liderazgo de Díaz y el soberanismo asociado a Asens frente a un Podemos que, tras un repliegue que lo ha empequeñecido, pero también homogeneizado, tiene una identificación más clara.

Los datos que se barajan en el espacio es que alrededor de una cuarta parte del voto de Comuns-Sumar en Catalunya en las generales del año pasado ha acabado ahora en la bolsa de Podem, que ha sido más eficiente en electorado fronterizo de la izquierda soberanista en buena parte por el perfil de la candidata, cuya proyección trasciende las siglas. Esta realidad se suma al hecho de que el pasado 12 de mayo los Comuns perdieron dos diputados -pasaron de 8 a 6- en los primeros comicios en los que se presentaron tras romper con Podem, aunque no vincularon directamente el descenso al divorcio de la coalición.

Compensar la caída con influencia

En las pasadas municipales perdieron también la alcaldía de Barcelona, aunque después quedaron segundos en las generales, posición que no han logrado sostener. Esta trayectoria, que los morados sí que atribuyen al hecho de haber prescindido de ellos en Catalunya, pone en jaque al espacio, que aspira a compensar la debilidad en las urnas con tener influencia en la gobernabilidad catalana. No lo han logrado hasta ahora con un pacto con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona pese a haber facilitado la alcaldía de Jaume Collboni, y los socialistas de Salvador Illa no conciben como una prioridad acordar con ellos un Govern de coalición.

¿Hay reconciliación posible con Podem en Catalunya? Los puentes se rompieron desde, precisamente, la negociación de las listas de las generales, en las que los morados denunciaron sentirse minorizados. Hasta ahora, los Comuns han defendido que ellos ya representan al votante de Podem, que han absorbido a buena parte de sus cuadros -a principios de año, más de un centenar de dirigentes rompieron el carnet de los morados, también Jéssica Albiach y el mismo Asens- y que, por lo tanto, podían permitirse prescindir de las siglas de sus exsocios. El escenario obliga a los Comuns a analizar tanto el frente con Sumar -ahora con un boquete en su liderazgo- como la brecha con Podem, pero también los morados tienen en sus manos un resultado disociado de una implantación y una representación institucional menguante.

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