ERC busca recuperar el pulso electoral en el último baile del tándem Junqueras-Rovira

Independientemente de los resultados que obtenga, las elecciones europeas del domingo tendrán para ERC tintes históricos. Serán los últimos comicios a los que el partido se presenta bajo la batuta del tándem que forman Oriol Junqueras y Marta Rovira. Serán el último baile de un matrimonio político con 13 años de trayectoria que ha llevado el partido a lo más alto, pero que ahora pasa por horas bajas. A partir del lunes, Junqueras, por un lado, y, Rovira por el otro, empezarán a librar una batalla por el control de la formación.

Pese a este contexto agitado, los republicanos aún confían en que las elecciones europeas les permitan recuperar el pulso que han perdido en el último ciclo electoral, que incluye las municipales y generales del año pasado y las catalanas de hace un mes, en las que perdió 13 diputados. Tres convocatorias, tres decepciones.

Para recuperar este pulso, las dos facciones del partido -el 'junquerismo' y el 'rovirismo'- se han dado una tregua durante estos 15 días de mítines y actos electorales, al menos públicamente. Todo el mundo ha centrado sus esfuerzos en hacer campaña y en enterrar, aunque fuera por estas dos semanas, las discrepancias internas. La consigna es intentar aguantar el tipo en las urnas, para a partir de la semana que viene abrir la disputa sobre quien lidera el proceso de reconstrucción del partido.

Los republicanos consideran que tienen dos bazas que les dan opciones de sonreír el domingo. Primero, que ERC se ha presentado a estas elecciones europeas en coalición con EH Bildu y el BNG, dos marcas electorales que, a diferencia de Esquerra, están en su mejor momento. Con esto aspiran a, como mínimo, mantener los tres eurodiputados de hace cinco años. Esto se daría por bueno.

La otra baza es que su máximo competidor por el voto soberanista, Junts, acude a los comicios sin tener como candidato a su principal activo electoral, el expresident Carles Puigdemont. Cuando Puigdemont ha sido el candidato de Junts, ERC ha sufrido. Cuando no lo ha sido, Esquerra ha obtenido mejores resultados. Para analizar bien el resultado de ERC del domingo, habrá que fijarse en dos variables: si queda por delante de Junts y si logra superar la barrera del 13% de los votos, que es al pozo al que cayó en las catalanas y generales.

Romeva y Riba

Los republicanos han despedido la campaña desde Sant Cugat del Vallès con un invitado especial, el exconseller y exeurodiputado, Raül Romeva. Romeva, que es pareja de la candidata de ERC a las europeas Diana Riba, ha hecho un llamamiento a votar "masivamente" el domingo. "Cada voto que no vaya a la candidatura de Ahora Repúblicas -la coalición que forman ERC, EH Bildu y el BNG- alimentará las voces y las políticas de los que están poniendo en peligro la democracia y las libertades", ha dicho. Ese es el gran reto pendiente de ERC en las últimas convocatorias electorales: levantar a sus votantes del sofá y llevarlos a las urnas. Riba ha cerrado el mitin pidiendo "llenar las urnas" por una Europa "que invierta en pensiones, colegios y hospitales y no en armas y pistolas".

Los meses de verano, en ERC, serán ajetreados y no solo por la lucha de poder interna. Los republicanos también tienen que negociar la investidura de Salvador Illa con el PSC. De hecho, Esquerra ha utilizado la campaña como altavoz para intentar presionar a los socialistas. Su premisa es que, si el PSC quiere los votos de ERC, tiene que aceptar que la Generalitat disponga en la próxima legislatura de una financiación "singular" en la línea del concierto vasco. Una condición difícilmente asumible para los socialistas.

Salto al vacío

ERC ha buscado presentarse en esta campaña bajo tres grandes señas de identidad: el partido que representará en Europa la voluntad de independizarse de las "naciones sin Estado"; una opción progresista que contribuirá a un cordón sanitario a la extrema derecha y, finalmente, el grupo que más velará por los derechos de los agricultores.

Pero si por algo se han caracterizado los republicanos estos últimos 15 días es por intentar alejarse de los códigos convencionales de una campaña electoral. La primera señal fue fichando para el número cuatro de la candidatura al meteorólogo más mediático de TV3, Tomás Molina. Luego, para tratar de que llegasen sus mensajes de concienciación del cambio climático, ha sometido a sus candidatos a actividades variopintas. El primer día de campaña los lanzó río abajo haciendo ráfting para advertir de la importancia de la gestión del agua. Este viernes, ha hecho que Molina y Riba se tiraran en paracaídas para reivindicar la importancia de la calidad del aire. Todo al servicio de que, el último baile Junqueras-Rovira, sea lo menos amargo posible.