Primera vez en la historia

El inédito dilema del presidente del Parlament: dos candidatos dispuestos a someterse a la investidura

CALENDARIO | ¿Cuándo será el debate de investidura en Catalunya? ¿Habrá repetición de elecciones?

Rull se abre a que Puigdemont pueda optar a la investidura sin un pacto previo con ERC

El president del Parlament, Josep Rull, el passat 9 de juliol.    |  DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

El president del Parlament, Josep Rull, el passat 9 de juliol. | DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

Gisela Boada

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Con la cuenta atrás para la investidura en marcha, los partido trabajan a contrareloj para lograr un entendimiento que facilite un debate de investidura antes del 26 de agosto. El PSC negocia prácticamente "a diario" con ERC para intentar cumplir con el plazo marcado por la dirección republicana de lograr un preacuerdo antes de finales de julio que permita a Salvador Illa postularse. En paralelo, Junts también trata de buscar su hueco y no cierra la puerta a una investidura de Carles Puigdemont, por lo que el expresident se ha implicado personalmente en las negociaciones con la secretaria general de ERC, Marta Rovira, como adelantó EL PERIÓDICO.

El primero tiene posibilidades de superar la votación si consigue el apoyo de los republicanos y el previsible voto de los Comuns. El segundo, mantiene su voluntad de presentarse, a sabiendas de que necesita, además de un acuerdo con ERC, una abstención de los socialistas, que el PSC descarta por completo.

Todo pasa por Rull

La cuestión en toda esta encrucijada es saber quién quiere presentarse primero a este debate. Algo que está condicionado en última instancia a la decisión del presidente del Parlament, Josep Rull. Debe ser él, tal y como marca la normativa, quien proponga un candidato. Su criterio, según ha expresado, es priorizar la voluntad de los postulantes a someterse al debate, tengan o no los apoyos amarrados suficientes para superar la votación. Esto abre la puerta tanto a Illa como a Puigdemont, a pesar de que el segundo tenga la aritmética en contra.

A finales de junio debía haberse celebrado ya un primer pleno de investidura, pero Rull optó por presentar un acto equivalente a una investidura fallida, aplazando así la decisión de qué candidato sería el primero. Entonces nadie se mostró voluntario a someterse al debate y Rull consideró que debía activarse el marcador hasta la repetición electoral, a la espera de resolverse este asunto. Esta situación ya supuso un hecho inédito en la historia de la institución, ya que, si bien sí que se había usado este "comodín" antes, nunca había sido para aplazar un debate de investidura por falta de un postulante.

Si la legislatura ya empezó a trompicones, Rull debe encarar ahora una casuística a la que ningún otro jefe de la Cámara se ha enfrentado todavía: decidir quien de los dos candidatos se presenta a un pleno de investidura, o en qué orden lo hacen, si los dos muestran interés en dar el paso antes del 26 de agosto.

Una situación inédita

Con la hemeroteca del Parlament en la mano, se trata de una situación inédita. Si bien los resultados de las elecciones siempre dan un ganador -en este caso, el socialista-, la suma de mayorías alternativas ha forzado en los últimos años a que no haya sido el candidato del partido con más votos el que se ha sometido al debate.

Ha ocurrido con el frente independentista en las dos pasadas contiendas. En 2017, Inés Arrimadas (Cs), ganadora de las elecciones, reunició a postularse. Algo diferente fue la situación de Illa en 2021. También quedó primero pero, en su caso, fue la presidenta Laura Borràs, de Junts, quién consideró que no debía celebrarse un pleno de investidura patra el candidato socialista, porque su investidura no prosperaría.

Si tiramos más atrás en el tiempo, ha habido legislaturas en las que dos presidenciables han estado cerca de postularse a la vez, pero siempre el candidato con menos posibilidades ha dado el paso atrás o no ha llegado a manifestar su intención de someterse a un pleno.

Pujol y Maragall (1999)

En 1999, cuando Jordi Pujol (CiU) tomó posesión de la Generalitat por última vez, el entonces candidato a la presidencia socialista, Pasqual Maragall, mantuvo durante días el argumento de que él debía ser el president porque había ganado las elecciones. Lo cierto es que el PSC fue el partido más votado, pero CiU sacó más escaños por el sistema de escrutinio por circunscripciones.

"Mantuvo ese discurso, pero nunca hubo ni por parte de él ni del partido una voluntad real de presentarse a una investidura", sostienen voces cercanas a Maragall, que aseguran que "estaba claro" que Pujol sacaría adelante su candidatura. Lo hizo finalmente con los votos del PP y la abstención de ERC.

Maragall y Mas (2003)

Cuatro años más tarde, Maragall logró la anhelada presidencia de la mano del tripartito (PSC, ERC y ICV), que acabó con 23 años seguidos de gobierno de CiU y que se selló bajo el Pacto de Tinell y la promesa de reforma del estatuto. En ese momento también había la duda sobre si el sucesor de Pujol, Artur Mas -que quedó primero-, acabaría presentándose como candidato a la investidura, ya que tanto PSC como CiU negociaron con los republicanos, entonces con Josep Lluís Carod-Rovira al frente de las conversaciones, sus apoyos.

La entente entre los tres partidos de izquierdas y la certeza de Mas de que era imposible superar un debate hizo que nunca llegara a dar un paso al frente en ese momento.

La posible detención de Puigdemont

Ahora Rull se encuentra en una disyuntiva sin precedente a la que deberá hacer frente tan pronto se desbloqueen los pactos de investidura y alguno de los dos dé el paso al frente. Pero el escenario es todavía más complicado si el retorno de Puigdemont para el debate implica una detención, algo para lo que el jefe del hemiciclo ya se está preparando en vistas de evitar que esto se produzca dentro de la institución.

Si el expresident regresa y es detenido, será Rull quien tome las riendas de la situación y decida si el pleno de investidura sigue adelante o no. Sea como sea, él tiene la última palabra.

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