Opinión |
Machismo
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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La semana de la cultura de la violación

No, no hay violadores en potencia, pero qué casualidad, que las noticias están llenas de agresores

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Rafa Mir enfrenta una orden de alejamiento y es investigado por agresión sexual

Rafa Mir enfrenta una orden de alejamiento y es investigado por agresión sexual / ROBER SOLSONA | EUROPA PRESS | VÍDEO: EFE

No hay violadores en potencia, dicen, pero la semana ha estado llena de noticias sobre violaciones.

No hay violadores en potencia, pero el lunes oímos al alcalde de un pueblo con una canción popular que va de una niña que lleva “a la camita, la subí la faldita y la bajé la braguita". Para luego corear: "La eché el primer caliqueño; la eché el segundo caliqueño, y el tercero ya no hay quien lo eche, ya no queda leche". 

No hay violadores en potencia, pero 51 hombres normales y modélicos serán juzgados en Francia, tras violar casi cien veces durante nueve años a una mujer inconsciente y drogada. Su marido, Dominique Pélicot, puso un anuncio donde ofertaba y ofrecía a su mujer para ser violada mientras la grababa y disfrutaba con ello. 

No hay violadores en potencia, pero esta semana hubo otra noticia más sobre este tema. Dos jóvenes han denunciado al jugador de fútbol Rafa Mir y a un amigo por agresión sexual. Hasta el juicio, él está en libertad y firmará cada semana ante el juzgado.

No hay violadores en potencia, menos maltratadores, pero esta semana un hombre ha asesinado a su pareja tras arrastrarla con su coche, otro asesinó a su mujer en Castellón y todo el mundo descubrió que la maratoniana ugandesa Cheptegei fue asesinada tras ser quemada por su pareja con gasolina ante sus hijos. 

¿Reacciones? Sobre la canción pederasta, mitad del pueblo apoya, mujeres incluidas, porque es “cultura popular”. Y el presidente de la Conferencia Episcopal lo rechaza pero pide “contexto”, que eran fiestas y había alcohol. Sobre la mujer francesa violada, la revista 'Charlie Hebdo' hace mofa de sus agresiones con una viñeta asquerosa. Sobre el caso de Rafa Mir, una periodista ha dicho que “irse a las cinco de la mañana al chalet de una persona que no conoces es asumir un riesgo”. 

¿Qué decir? Frente a la canción pederasta como “cultura”, antes también había luchas de gladiadores como tradición, pero las sociedades avanzan y no se corean delitos. Frente a la violación masiva en Francia, no hay humor en que te violen y si no llega a ser porque al tipo lo pillaron grabando bajo la falda de mujeres en un súper, aún estaría con sus vídeos pornos y violándola más hombres, porque ni uno llamó a la policía ante aquella atrocidad. Que frente al caso de Rafa Mir, el 80% de las violaciones provienen de conocidos. No nos hace falta ir con uno a las cinco de la mañana, los tenemos en casa o en el trabajo. Así campa el machismo a sus anchas, con la complacencia, las justificaciones y la “cultura”.

Por cierto, ¿dónde están los irritados días atrás con la frase de “violadores en potencia”? Porque en todas estas noticias los protagonistas no son extraterrestres. Los asustados por una frase para reflexionar mientras a nosotras nos asusta que nos violen o maten. No, no hay violadores en potencia, pero qué casualidad, que las noticias están llenas de cultura de la violación o de agresores. No hay violadores en potencia, pero qué casualidad que cada dos horas hay una violación y nunca sois vosotros ni vuestros colegas.

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