Opinión |
Relaciones
Carles Sans
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¡Aprendamos a dialogar!

 Conversar significa hablar con alguien que te escuche y que tú escuches también, pero hoy en día hemos perdido esa capacidad

Tardeo de El Paripé

Tardeo de El Paripé / Cedida

¡Hasta luego, vacaciones!, como también la de muchos currantes que se ven empujados sin remedio a afrontar sus obligaciones. No queda otra que poner buena cara y a trabajar.

En estos días de verano he tenido la buena costumbre de socializar más de lo que suelo hacer durante el resto del año. Comidas, cenas, meriendas y aperitivos han marcado los tiempos de mi día a día. Tengo la buena costumbre de reunirme con los demás si de por medio hay, como mínimo, un piscolabis, palabra que se usa menos de lo que deberíamos. Sin embargo, esos encuentros me han servido para darme cuenta de una cosa: las personas hablan y hablan sin parar con la lógica intención de que unos y otros se escuchen y muy poca gente lo hace bien. Todos tenemos anécdotas que contar, opiniones e ideas que compartir; pero he constatado que cada día es más complicado conseguir argumentar hasta el final, hasta tu final, el que tú consideras que es el final de tu explicación. Conversar significa hablar con alguien que te escuche y que tú escuches también, pero hoy en día hemos perdido esa capacidad. Escuchamos, sí; pero a medias. La gente no sabe dialogar. Me he dado cuenta de que en reuniones informales uno está hablando y es interrumpido por varias personas a la vez, unas serán para discutirle y otras para secundarle, pero ninguna de las dos partes tiene la paciencia de dejar acabar a nadie. Está claro que cada vez estamos menos capacitados para respetar un turno de palabra, especialmente si lo que uno cuenta dura más de un minuto y medio. ¡Ah! Por cierto, ¿qué me dicen de las parejas que se interrumpen el uno al otro para contar lo mismo vivido por los dos? Empieza uno, y el otro habla por encima para anticipar lo que el que habla pretendía acabar diciendo. ¿Me dejas contarlo a mí, cariño? Es una frase muy oída entre matrimonios que cuentan cosas juntos.

¡Cómo me gustaría vivir en una película! En el cine cada personaje cuenta con su diálogo y la gente se escucha. Nadie interrumpe, salvo por imperativos del guion.

Alguien dijo una vez que escuchar exige un combate personal contra nuestro propio ego, convirtiendo este arte (de escuchar) en una virtud, por cierto, en peligro de extinción. 

Suscríbete para seguir leyendo