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Gemma Martínez

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Directora adjunta de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

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Kamala Harris, ojo con imitar a Barack Obama

Kamala Harris insufla entusiasme en la convenció demòcrata de Chicago

Kamala Harris insufla entusiasme en la convenció demòcrata de Chicago

Kamala Harris se presentará en sociedad este jueves y explicará qué presidenta de Estados Unidos querría ser si gana a Donald Trump el próximo 5 de noviembre. Lo hará en la convención del partido demócrata, en Chicago, envuelta en un halo de entusiasmo febril que recuerda al que generaba Barack Obama antes de sus primeras elecciones, en 2008. La peligrosa comparación ha sido alentada por los observadores políticos y por los círculos de Harris, que se ha rodeado de relevantes colaboradores del expresidente, como su jefe de campaña, David Plouffe, entre otros.

Los ecos de Obama son consecuencia de la comprensible emoción por la californiana, polémica por Gaza al margen, después de que haya sustituido en el cartel a un Joe Biden castigado por su debilidad física y mental e incapaz tanto de movilizar a las bases demócratas como de ampliarlas con más votantes. También recuerda a Obama por su idealismo (del «sí, se puede» de entonces al «cuando luchamos, ganamos» de ahora), por el simbolismo del cambio que representa (primera mujer y negra), por el dominio de las redes sociales y por la vaguedad de sus mensajes hasta ahora. El expresidente recurrió en campaña a esta falta de concreción para centrarse en las emociones y apelar así al máximo de personas que pudieran sentirse identificadas con él. Se temía que dar más pistas podía generar rechazo y ser excluyente.

Harris hace bien en potenciar las fortalezas que comparten, sobre todo en el corto plazo, pero se equivocará si aspira a imitarle. Ella no es Obama y ha de dar a conocer su propia historia de éxito. Sus años de vicepresidenta de Estados Unidos, con sus pros y sus contras, y solo unas semanas de campaña electoral son más que válidos por ahora contra un Trump descolocado con su candidatura, como empiezan a mostrar sondeos y encuestas en algunos estados clave. Obama, en cambio, fue un senador inexperto en la gobernación del país cuando decidio pelear por la Casa Blanca, pero tuvo dos años para dar discursos carismáticos.

Además, Harris ha de detallar su agenda progresista antes del próximo debate con Trump y reconocer que para su materialización necesitará armar una compleja coalición. El realismo siempre será mejor que un exceso de simbolismo y de expectativas difíciles de cumplir en un país muy polarizado, como bien sabe Obama. 

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