Opinión |
Elecciones en EEUU
Jorge Dezcallar

Jorge Dezcallar

Embajador de España.

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¡Hay partido!

La dimisión de Biden ha sido una pésima noticia para Trump, que prefería enfrentarse con un desgastado Biden y que ahora debe rehacer toda su estrategia para competir con una mujer joven y fuerte.

Kamala Harris, en un acto en la Universidad de Howard, en abril de 2023

Kamala Harris, en un acto en la Universidad de Howard, en abril de 2023 / JIM LO SCALZO/ EFE

Los medios de comunicación llevan semanas hablando de Estados Unidos y no es para menos porque han pasado cosas que nadie esperaba, como que el Tribunal Supremo haya declarado que Trump goza de una inmunidad casi total, lo que ha hecho decir a la jueza Sonia Sotomayor, una de las disidentes de la sentencia, que este fallo le exoneraría incluso si decidiera asesinar a un opositor político. Como que Trump sufriera un intento de asesinato y la bala que rompió su oreja acabara con la vida política de Biden. Y como que Joe Biden fuera a arrojar la toalla tras una penosa participación en un debate electoral que le dejó sin credibilidad para ganar la elección. Biden ha sido un buen presidente y su sacrifico para “salvar la democracia” que Trump amenaza le hace salir por la puerta grande al haber antepuesto los intereses de su partido y del país a los suyos propios. Su dimisión ha sido una pésima noticia para Donald Trump, que prefería enfrentarse con un desgastado Biden en noviembre y que ahora debe rehacer toda su estrategia para competir con una mujer joven y fuerte.

Con Kamala Harris como candidata puede volver a haber partido si consigue unir detrás de ella a todos los Demócratas, que parece que lo está consiguiendo muy deprisa, y logra construir una imagen propia que la haga también atractiva para los muchos indecisos a los que no gustaban ni Biden ni Trump. Tiene cuatro meses para lograrlo. Harris opondrá su juventud a la edad de Trump, su defensa de la ley como fiscal frente a quien ya está condenado como delincuente y tiene otros juicios abiertos, el hecho de ser mujer y su pertenencia a una minoría racial frente al machismo blanco y misógino de su oponente, que ya ha empezado a insultarla. Temas como el aborto, que era más incómodo para Biden, será una de las banderas de Harris. Por eso le están lloviendo fondos de donantes que eran remisos a dárselos a Biden y por eso creo que al final vuelve a haber partido en el que Trump, que sale como favorito, arriesga perder porque Harris, que no sale como favorita, se dejará la piel para ganar.

El mundo entero está pendiente del resultado de esas elecciones porque nada encontrará solución hasta saber quién va a dirigir el país más poderoso de la Tierra durante los próximos cuatro años. Me refiero, para empezar, a Ucrania y a Gaza. En la primera, el futuro puede ponerse de color hormiga para Zelenski si gana Donald Trump, que ya ha dicho que se sentará con Putin y arreglará el problema “en veinticuatro horas”, antes incluso de su 'Inauguration' del 20 de enero. Y si Trump se pone de acuerdo con Putin no es difícil concluir que lo hará a expensas de los intereses de Ucrania. En estas condiciones no cabe culpar a Zelenski por ser partidario de Kamala Harris.

En cambio, Netanyahu acaba de intervenir ante el Congreso de EEUU (una distinción que a mi juicio no merecía y que Kamala ha evitado) con un discurso desafiante que ha obviado el problema palestino. Netanyahu no oculta su preferencia por Trump que ha sido el más pro-Israel de todos los presidentes norteamericanos (que ya tiene mérito) pues llevó la embajada a Jerusalén y apadrinó los Acuerdos Abraham por los que cuatro países árabes (Marruecos, Sudán, EAU y Bahrain) establecieron relaciones diplomáticas con Israel a cambio de regalos americanos y sin mover un dedo por los palestinos. Netanyahu ha pasado de ser una baza a ser una carga para EEUU en Oriente Medio mientras pierde apoyos entre los Demócratas y el cerco legal se estrecha en torno de Israel: el Tribunal Internacional de Justicia acaba de recordar que la colonización de Cisjordania y de Jerusalén-Este es ilegal (los 700.000 colonos dificultan la creación de un Estado palestino); el Tribunal Penal Internacional puede emitir cualquier día una orden de detención internacional por crímenes de guerra contra Netanyahu como ya ha hecho contra Putin; y también hay una denuncia contra Israel por genocidio en el TIJ. Ante la espantosa tragedia humanitaria en Gaza y la continuación de la ocupación de tierras palestinas es difícil seguir mirando hacia otro lado. Hacerlo facilita acusaciones de hipocresía y de doble rasero contra Occidente. Y lo malo es que tienen razón. Por eso Netanyahu prefiere a Trump.

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