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Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.

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Días de minas políticas para Illa

Los socialistas se han tenido que tragar lo de la mesa "antirrepresiva" teniendo en cuenta que ellos han sido los impulsores del indulto y de la ley de amnistía

El líder del PSC, Salvador Illa, en el pleno de constitución del Parlament.

El líder del PSC, Salvador Illa, en el pleno de constitución del Parlament. / Zowy Voeten

La ley de amnistía que ha entrado en vigor lleva de sobrenombre “para la normalización institucional, política y social”. Así de entrada, lo deja claro. Busca normalizar la vida ciudadana de las cosas públicas, aquellas que nos afectan a todos. A todos, no a un grupo.

Pues en el mismo momento en que Felipe VI estaba firmando esa ley para su publicación en el BOE, la buscada normalización institucional saltaba por los aires. La Mesa de edad del Parlament, cuyo única autoridad se sustentaba en los años de vida de los diputados, decidía aceptar los votos de Carles Puigdemont y Lluís Puig, dos diputados que no reunían las condiciones para hacerlo. Y vuelta a empezar.

La primera sesión de la nueva legislatura catalana, la quince, volvía a tener una situación grotesca y, desde el trasfondo político, anodina, como se viene produciendo desde el año 2017. En este caso, el reconocimiento fugaz de dos votos que ya el propio Tribunal anunció que anulará de existir impugnación, como así ocurrió.

No podía ser de otra manera. El independentismo es tozudo y solo una sociedad menos agitada, que ya lo está, pueden reconducir estas formas de actuar a una vía muerta. Claro que cambiar aquello que está muy interiorizado es difícil. Y en este caso parece casi imposible.

Ese realismo paralelo tan catalán, que no mágico, sigue vivo. La política empreñada se puso de acuerdo para darle vida a una mesa "antirrepresiva". ¡Cuánto filólogo trabajando para el ‘procés’! Va en su cultura. Y es lícito reconocer que saben jugar con las palabras, que son agujas.

La realidad es que los socialistas se han tenido que tragar lo de la mesa "antirrepresiva" teniendo en cuenta que ellos han sido los impulsores del indulto y de la ley de amnistía. Tres miembros de la mesa del PSC darán para poco de no ser que, finalmente, la ERC de Bruselas, la que controla Marta Rovira, que ahora parece mandar, decida que la legislatura debe ser más larga y dejar que el Congreso del partido, el que tiene en noviembre, sea lo más llevadero posible.

El campo de minas que se le abre a Salvador Illa para formalizar un gobierno le dificulta el camino. Esquerra podía haber tenido la presidencia de la Mesa, pero, ciertamente, con las luces políticas largas le hubiera restado credibilidad. Pero las minas siguen ahí instaladas. Las evidentes y la que irá instalando la Justicia, con razón, en sus diferentes acciones judiciales. Eso todavía en un misterio, pero la del Tribunal Supremo ya es conocida. Pregunta a las partes si esta Ley afecta o no a sus causas. Parece dilatorio, pero son los pasos que se deben seguir.

Y todo para saber si finalmente Illa puede ser el president o nos vamos a elecciones, las dos únicas vías posibles. La otra, la de Puigdemont, forma parte de la realidad paralela que hacía mención al inicio de este texto. Una realidad que ya dibujaba de forma convencida el pasado lunes una lista unitaria para un futuro. Y lo decían con un convencimiento pasmoso.

Pero las minas saldrán. Supremo, Tribunal de Cuentas, Constitucional, todos han tenido tiempo para preparar sus posturas frente a la amnistía. Y formar un Govern con todo ello le resultará difícil. 

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