Limón & vinagre
Josep Cuní

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Periodista.

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El juez Peinado y la percepción de la parcialidad

Argumenta el instructor que ni “en la Constitución Española ni en ninguna otra ley que regule los procesos judiciales” se contempla que esto no se pueda hacer antes de unos comicios

El juez Juan Carlos Peinado.

El juez Juan Carlos Peinado.

Hubo un tiempo en el que los jueces solo hablaban a través de sus sentencias. Esto se decía. Era cuando el mundo mediático estaba muy acotado. Lo cual no era obstáculo para que algunas de sus posiciones se deslizaran a través de algún periodista de confianza y llegaran a la ciudadanía reflejadas en los periódicos que citaban voces autorizadas. Sigue sucediendo. 

No obstante, los tiempos han cambiado también para la justicia. La amplitud de fuentes informativas auspiciada por la potencia de la digitalización ha alterado un mundo que se tenía muy a salvo, pero que cada día es visto más como un actor que toma partido que como el sustentador de la balanza que le representa con los ojos vendados. Claro que hay de todo porque la mies es mucha, pero el papel atribuido a algunos togados en posiciones destacadas del escalafón judicial y las fijaciones de otros instructores que parecen perseguir sus objetivos para encontrar las razones ensoñadas que no necesariamente sucedidas, pone en alarma al sistema que durante demasiado tiempo no pudo, no quiso o no supo fijar técnicamente su tercera pata.  

Por su parte, las asociaciones profesionales inciden en el paisaje respondiendo claramente a perfiles ideológicos legítimos, pero que contribuyen a la descripción partidista de los asientos ocupados en el Consejo General del Poder Judicial según el color atribuido y que tanto fingen disgustarles cuando se hace. Siempre es más fácil fijarse en el dedo que señala la luna que resolver una crisis sin precedentes que ha dejado de ser noticia por fatiga.

El órgano de gobierno de los jueces se reunirá el lunes en convocatoria extraordinaria para analizar “algunas manifestaciones públicas que puedan afectar a la independencia judicial”. En la causa, un nombre de mujer, Begoña Gómez. En la queja, su esposo Pedro Sánchez. En el trasfondo, el instructor que la investiga. 

Juan Carlos Peinado García (27 de setiembre de 1954), reservado y perseverante, es de los jueces que siguen hablando a través de sus escritos. Y se le entiende todo. Al cúmulo de algunas polémicas decisiones que abarcan un amplio abanico de casos, acaba de añadir la providencia que justifica la citación como investigada de la esposa del presidente -y convertida en icono socialista- en la recta final de la campaña electoral. Argumenta el instructor Peinado que ni “en la Constitución Española ni en ninguna otra ley que regule los procesos judiciales” se contempla que esto no se pueda hacer antes de unos comicios.

El opositor persistente desde los veinticinco años que vio como el éxito se le resistía demostró, no obstante, una tenacidad a prueba de decepciones hasta acceder a la judicatura a los cuarenta. Es aquel mismo empeño el que ayuda a entender que se haya convertido en el magistrado que ha alterado el tablero político español. Olvidando, eso sí, que hay un documento del CGPJ de 2016 sobre 'Principios de ética judicial' que habla de “velar por el mantenimiento de imparcialidad en coherencia con el carácter esencial que la imparcialidad tiene para el ejercicio de la jurisdicción”. 

Lo recuerda su colega Ignacio González Vega: el juez no solo debe ser imparcial, también tiene que parecerlo. Adaptación del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del proverbio español de la mujer del César. Pues ni lo uno, ni lo otro.

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