Opinión | Limón & vinagre

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Periodista

Papa Francisco: por la boca muere el pez

El Sumo Pontífice tiene una cara B. Y la enseña cuando se desabrocha la faja

El papa Francisco, durante la ceremonia en la que ha anunciado el Jubileo 2025.

El papa Francisco, durante la ceremonia en la que ha anunciado el Jubileo 2025. / Efe

Se podría decir que el Papa Francisco (87 años) está en racha. O que últimamente está perdiendo grandes oportunidades de quedarse callado. Aunque tal vez aprovecha el tiempo que le queda en el convento para hacer lo que dice el refrán. El Sumo Pontífice de los católicos tiene descolocados a algunos de sus fieles y la inmensa mayoría de infieles, con lo que siendo muy benevolentes puede calificarse de salidas de tono. El Santo Padre partidario de abrir la Iglesia a todos los hijos de Dios, sin apartar a ninguno, enfrentado con la parte más conservadora y hostil a los cambios de la institución, empeñado en ajustar la sensibilidad del credo que dirige con la evolución de la sociedad contemporánea, tiene una cara B. Y la enseña cuando se desabrocha la faja. El Papa relajado habla y aconseja en tono jocoso y hace suyos uno detrás de otro los más periclitados clichés de la caspa. Al Papa argentino le traiciona el subconsciente. No se sabe si se pronuncia 'ex cátedra' o como aspirante al Club de la Comedia, pero sus deslices apuntan a las dianas de siempre: las mujeres y los gays. Qué sorpresa. Se esperaba otra cosa de Bergoglio. (Si es que ya no se va a poder hacer chistes sobre enanos ni sobre gangosos; si es que ya no se va a poder decir nada de nada, cómo está la cultura de la cancelación).

La semana pasada, el Papa se reunió a puerta cerrada con la Conferencia Episcopal italiana en su asamblea de primavera. En el transcurso del encuentro y en tono jocoso, se dirigió a los doscientos obispos que la componen para pedirles que no admitan más homosexuales en los seminarios porque ya hay “demasiado mariconeo”. Tal fue el impacto planetario de sus palabras, que trascendieron de inmediato, que al día siguiente mediante una nota de prensa del Vaticano se excusó asegurando que no era su intención ser homófobo, y pidió perdón “a quien pudiese sentirse ofendido por el uso de un término al que se han referido otros”. Por si quedaba alguna duda de su arrepentimiento, hace un par de días trascendió que Francisco contestó de su puño y letra una carta recibida de un joven seminarista expulsado de su formación religiosa por haberse declarado gay, quien le afeaba la alusión al “mariconeo”. “Sigue tu vocación”, le dijo al hombre de 22 años que le relataba su mala experiencia y el “alto precio” que pagó por mostrarse sincero. “Jesús llama a todos”, le recordó. No llegó a comunicarle que como autoridad máxima de la Iglesia ordenará su reingreso inmediato en el seminario, de manera que el sacerdote frustrado tiene entre difícil e imposible seguir la llamada, necesita un milagro urgente. Pero le aseguró que rezará por su alma.

Tres días después de semejante metedura de pata, el sucesor de Pedro mantuvo otro encuentro informal con jóvenes curas en el que les animó a dejar de lado los cotilleos y los chismes, “que son cosas de mujeres”.El “pecado de la lengua” que hace dos años reprochó al colectivo de las suegras se hace extensivo a todo el género femenino. También conminó a los clérigos a ir de cara por la vida porque “los hombres llevamos los pantalones y debemos decir las cosas”. No se ha contrastado que en ese momento el Santo Padre luciese un chándal, es de suponer que vestía su habitual atavío de sotana blanca, o sea falda, símbolo de caridad. Poca ha demostrado con el sexo opuesto al suyo. En una reciente entrevista con la CBS se reafirmó en su negativa a la ordenación femenina: “Pero las mujeres siempre han tenido, diría, la función de diaconisas sin ser ordenadas, ¿verdad? Las mujeres son de gran servicio como mujeres, no como ministras dentro del orden”. Sirven para servir, aunque últimamente se están rebelando y atrincherándose tras las escrituras de los golosos inmuebles de su propiedad (recuérdese el plante de las clarisas de Belorado, que se han escindido de la Iglesia, o el litigio ganado por las jerónimas de Palma). Y dando mucho que hablar. O chismorrear, verbo favorito del patriarcado cuando quien se expresa es una mujer.

No hay dos sin tres. A quién dirigirá sus dardos humorísticos el Papa próximamente. Ni idea. Pederastas, vendedores de armamento, traficantes de seres humanos, millonarios que no pagan impuestos, fondos buitre de viviendas, señores de la guerra, ultras, dictadores prominentes, ciberdelincuentes, gente que no contesta los guasaps… Hay tanta huella del maligno en este mundo que no debe saber por dónde tirar.