Crítica de 'El 47': Cine de denuncia amable y eficaz

'El 47', sobre un conductor de autobús que, en la década de los 70, se propuso demostrar que era posible llegar en transporte público hasta el barrio de Torre Baró, tiene la cualidad de ser una película muy clara en sus objetivos. No esconde nada, no tiene trampa, no pretende nada que no quede rotundamente claro en su historia, en sus temas, en las peripecias y, sobre todo, en los valores y las ideas de sus personajes

Esa claridad, así como la transparencia con la que transmite que la historia real de Manuel Vital era y es importante para Barrena y su equipo, es uno de los puntos fuertes de la película. Otro es la apuesta del director (que escribe el guion con Alberto Marini) por optar por un cine de denuncia que, sin excluir el enfado, se ampara en el afecto y en las buenas intenciones para lanzar su mensaje.

En tiempos tomados por el cinismo y la rabia, hay algo eficaz y, de alguna manera, exótico en esa decisión. 'El 47' funciona en esa claridad y esa apuesta por la emoción sin disfraz, en gran medida gracias a la complicidad de unos actores, encabezados por Eduard Fernández, Clara Segura y Zoe Bonafonte, que entienden esos códigos y los defienden con afecto.

Se echa de menos, eso sí, una descripción algo más elaborada de los personajes, sobre todo de los secundarios (si bien los actores saben defenderlos), y una recreación de la época menos rígida y evidente.