De capa caída

¿Qué pasó con Katy Perry? El día que el mundo le dio la espalda a la princesa del pop 'rosa'

Hace años que una de las caras más reconocibles del panorama musical parece empalmar polémicas, malas críticas y trabajos con una repercusión muy por debajo de lo esperado

Katy Perry, investigada por posible delito medioambiental en España por grabar su último videoclip sin licencia

La artista Katy Perry promocionando uno de sus álbumes

La artista Katy Perry promocionando uno de sus álbumes / LCO

Antonio Porras

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Katy Perry siempre ha sido una de esas artistas que lo ha hecho todo a lo grande. A golpe de canciones pop plagadas de humor y ese artificio maximalista del que hacía gala, hubo una época en que todo lo que tocaba se convertía en oro. Así lo demuestran las cifras (mantiene el récord de artista con más números 1 en un mismo álbum con 5, empatada con Michael Jackson), pero también el imaginario colectivo. Difícil olvidar esa imagen cantando ‘'Roar’ a lomos de un león dorado de casi 8 metros de alto en uno de los shows del medio tiempo más vistos de la Super Bowl, estampa que ya queda para los anales de la historia de la música.

Sin embargo, aquellos días en los que Perry se alzaba en el Olimpo de las estrellas ya han quedado en el olvido y, a pesar de sus numerosos intentos, no consigue que el público ni la crítica, quienes antaño fueron sus grandes aliados, la readmita en el podio del pop.

'Lifetimes' ha sido el último cartucho de la estadounidense para reclamar su trono pero, dos semanas después de su estreno, solo ha servido para copar los titulares por enzarzarse en un conflicto con el govern balear por grabar el videoclip en las playas de Formentera sin tener las licencias correspondientes. Sin embargo, no ha sido el primer traspiés de Perry, cuya carrera empezó a desinflarse años atrás.

Inicio de la decadencia

Fue en 2017, con 'Witness', su cuarto álbum de estudio, cuando empezó a atisbarse el declive del amor que el público sentía por la intérprete. En aquel trabajo trataba de mostrarse más madura. Más política incluso, involucrándose en la campaña electoral de Clinton contra Trump y con un adelanto musical que denunciaba la desinformación. No terminó de cuajar y su colaboración con Migos, grupo de rap que había hecho unas declaraciones homófobas, abrió una herida en la imagen pública de Perry que nunca terminó de sanarse.

Después de ello, Perry volvía a intentarlo con 'Smile', un retorno a sus raíces de estética circense que tampoco convenció y se desplomó en ventas (12 millones llegó a vender la artista en su era dorada, mientras que 'Smile' a duras penas roza las 60.000 copias). No importaba cuánto lo intentaba, nada parecía funcionarle.

Tampoco lo ha hecho con 'Woman's World', el tema con el que la cantante abría su nueva etapa musical este julio y con el que volvía a ponerse en el ojo del huracán debido a su colaboración Dr. Luke (el productor denunciado por Kesha por abuso sexual) en un supuesto himno feminista.

VIDEO DE KATY PERRY

Katy en el videoclip de 'Last Friday Night' / Videoclip

Crisis de identidad

Observando sus últimas publicaciones en redes sociales, se aprecia una Katy Perry que no da indicios de haber cambiado: sigue divertida, colorida e histriónica, se muestra como la misma artista a la que vimos adentrarse en un mundo de gominolas en el que sus pechos disparaban nata montada en 2010, en el vídeo de ‘Teenage Dream’, su apogeo. Todo lo que gustaba de la fórmula Katy Perry continúa ahí, en el mismo sitio que hace una década. La cantante sigue siendo la misma, completamente ajena a que el mundo a su alrededor sí ha cambiado y, con ello, la percepción que se tiene de ella.

La Katy Perry despreocupada y superficial de 2013 ya no surte efecto ante un público que corea los nombres de artistas como Taylor Swift, Billie Eillish o Olivia Rodrigo, que se muestran imperfectas. Y es esa asunción de la propia vulnerabilidad e imperfección lo que las acerca al espectador. La imagen de Perry como ‘pin-up girl’ del pop, siempre radiante y sonriente, ya no es creíble ante una audiencia que reclama la honestidad en sus referentes. Porque, ¿quién es siempre feliz?

En una sociedad cada vez más concienciada de la importancia de expresar sus sentimientos, la felicidad perpetua es vista como impostada, una barrera que no permite al público ver a la verdadera Perry. Tampoco le han ayudado sus numerosas polémicas a lo largo de los años. Nunca han sido tan graves como para colocarle la etiqueta de ‘cancelada’, pero sí han desgastado todavía más la imagen de alguien que apostaba por llevar el optimismo por bandera. 

Katy Perry se empeña en reciclar el molde del éxito, cruzando lo dedos por repetir el resultado pero olvidando que el motivo por el que conquistó al mundo fue su frescura

Lo mismo ocurre con su música. Mientras que el resto de artistas de su quinta evolucionaba (como por ejemplo Lady Gaga experimentando con el jazz y el cine, o Taylor Swift pasándose al folk), Perry ha optado por seguir exprimiendo la fórmula que siempre le ha funcionado: estética por encima de sustancia, poniendo risas enlatadas ante un público que busca la emoción espontánea.

‘Woman’s World’ o ‘Lifetimes’ no han funcionado porque no enseñan nada que no hayamos visto en los anteriores álbumes de la cantante, que se empeña en reciclar la fórmula del éxito, cruzando lo dedos por repetir el resultado pero olvidando que el verdadero motivo por el que conquistó al mundo fue por su frescura y naturalidad.

Tristemente, Perry parece haber renunciado a la introspección propia del artista que alcanza la madurez y, con ello, a la posibilidad de crecer y renovarse. Por el contrario, ha decidido estancarse en las reminiscencias de una época dorada de la que debería haberse despedido hace tiempo.