Repaso a su ecléctica trayectoria

Alain Delon, algo más que un mito del cine francés

Visconti, Losey, Antonioni y Melville fueron algunos de sus directores. Hizo todos los géneros, fue estrella comercial, presencia en el cine de autor e icono del 'polar' francés

Muere el legendario actor francés Alain Delon a los 88 años

Muere el legendario actor francés Alain Delon a los 88 años / Jacques Demarthon / AFP

Quim Casas

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¿Con qué Delon quedarse? ¿Con el asesino hierático de 'El silencio de un hombre' (1967), una de las obras maestras policíacas de Jean-Pierre Melville, tan influyente hoy en día, o con el exaltado garibaldino Tancredi Falconeri de 'El gatopardo' (1963), otra obra maestra, en este caso de Luchino Visconti? ¿Con el joven que busca trabajo en Milán en 'Rocco y sus hermanos' (1960), su otra gran colaboración con Visconti, impecable melodrama social, o con el ambiguo y seductor Tom Ripley de 'A pleno sol' (1960), una de las mejores adaptaciones de la novela de Patricia Highsmith? ¿Con su composición de Ramón Mercader en 'El asesinato de Trotsky' (1972), de Joseph Losey, o su fascinante trabajo en otro filme del mismo director, 'El otro señor Klein' (1976), en el papel de un probo ciudadano parisino en plena ocupación nazi que es confundido por su doble de origen judío?

La ecléctica trayectoria cinematográfica del actor, que este domingo ha fallecido a los 88 años, se inició a finales de los 50. Su físico –uno de los actores más bellos de la historia del cine– le hizo ideal para el drama romántico o el relato aventurero, para el 'polar' –el policíaco francés–, el melodrama o el cine histórico, pero también demostró dotes para la comedia. En 1958 protagonizó junto a Romy Schneider 'Amoríos', un drama vienés de principios del siglo XX en el que ya mostró prestancia, hechuras y talento en la piel de un joven oficial enamorado de una cantante de ópera.

En solo un año, 1960, cuando protagonizó 'A pleno sol' y 'Rocco y sus hermanos', Delon se convirtió en una de las grandes estrellas del cine francoitaliano. Era una época en la que ambas nacionalidades a nivel cinematográfico eran indivisibles gracias a la coproducción que beneficiaba tanto a una como a la otra. En esta primera época destacaron sus duelos con estrellas femeninas como Brigitte Bardot –con la que décadas después compartiría ideas desgraciadamente próximas a la extrema derecha– en 'Amores célebres' (1961), pero también su manera de integrarse en el cine de autor italiano, y no solo en el de Visconti: notable fue también su trabajo en 'El eclipse' (1962), de Michelangelo Antonioni.

Gran contribución al género policíaco

El policíaco fue uno de sus géneros preferidos. Interpretó junto a las estadounidenses Jane Fonda y Lola Albright la extrañísima 'Los felinos' (1964), asfixiante historia sobre un joven perseguido por unos gánsteres que se refugia en la mansión de una madura millonaria; le volvió a dirigir Réne Clément, que ya había sacado lo mejor del actor en 'A pleno sol'. En 'Gran jugada en la Costa Azul' (1963) rivalizó con el veterano Jean Gabin, con el que volvería a asociarse en uno de los mejores 'polar' de la época, 'El clan de los sicilianos' (1969), realizado como el anterior por Henri Verneuil y con icónica banda sonora de Ennio Morricone, y en 'Dos hombres en la ciudad' (1973), de Jose Giovanni.

Sus tres trabajos con Melville –'El silencio de un hombre', 'Círculo rojo' (1970) y 'Crónica negra' (1972)– son los mejores de su contribución al policíaco, especialmente el primero, donde sentó las bases de una estilizada composición gestual que ha influido en muchos filmes posteriores, del 'Ghost dog' de Jim Jarmusch al reciente 'El asesino' de David Fincher, en el que Michael Fassbender asume los modos fríos y distanciados de Delon en aquella película.

Pero también bordó sus composiciones para el director Jacques Deray en 'Borsalino' (1970) –un mano a mano con la otra estrella masculina de su generación, Jean-Paul Belmondo– y 'Flic story' (1975), donde encarnó al expeditivo a la vez que lacónico policía que atrapó a Émile Buisson (Jean-Louis Trintignant), el considerado enemigo público número uno en la Francia de los 50. Tanto le gustaba el género que, en 1981, debutó como director con 'Por la piel de un policía', a partir de una novela de Jean-Patrick Manchette

Delon mostró desparpajo para el cine de aventuras de época, una especie de prolongación europea de los personajes simpáticos y saltarines que había encarnado Errol Flynn en Hollywood: 'El tulipán negro' (1964), según una novela de Alejandro Dumas, y todo un clásico, 'El Zorro' (1975), son dos buenos ejemplos.

Más allá de Europa

Su éxito trascendió fuera de Europa y en la segunda mitad de los 60 inició sus excursiones por el cine anglosajón. Quizá no sea lo más destacado de su filmografía, pero dejó un puñado de títulos curiosos: fue uno más en el reparto 'all stars' de 'El Rolls-Royce amarillo' (1964), empequeñecido por Ingrid Bergman, Rex Harrison, Jeanne Moreau, Shirley MacLaine y George C. Scott; hizo de atracador en 'El último homicidio' (1965), junto a Ann-Margret y Jack Palance; rivalizó con Dean Martin en el wéstern 'Texas' (1966).

También lidió con Anthony Quinn en el relato bélico 'Mando siniestro' (1966) y formó parte del grupo protagonista del wéstern-samurái 'Sol rojo' (1971), con Delon, Charles Bronson, Toshiro Mifune y Ursula Andress: proyectos, hibridaciones y repartos irrepetibles en el cine popular de aquellos años. Redondeó con una de sus especialidades, la del asesino frío y sigiloso, en 'Scorpio' (1973), relato de espionaje en plena guerra fría coprotagonizado con Burt Lancaster.

En esta época, Delon era una de las estrellas francesas que engrosaba las filas de los repartos internacionales estelares: encarnó al héroe de la resistencia y futuro político Jacques Chaban-Delmas en '¿Arde París?' (1966), película bélica con la aparición de uno o más intérpretes conocidos a cada nueva secuencia.

Pese a sus características de estrella comercial, cuidó su imagen más identificada con el cine de autor. Brillante resultaría su interpretación en 'William Wilson', el episodio de Louis Malle para el filme colectivo 'Historias extraordinarias' (1968), quirúrgica adaptación del cuento de Edgar Allan Poe sobre el doble, en la que volvió a formar pareja con Brigitte Bardot. Con Romy Schneider se reencontró también en otro título definitorio, 'La piscina' (1969). Y en 1990 se produjo una asociación que nadie esperaba, la de Delon y Jean-Luc Godard en 'Nouvelle vague'.

 Aunque estuvo activo hasta 2019, con papeles que podría haberse ahorrado como el de Julio César en 'Astérix en los Juegos Olímpicos' (2008), su despedida real fue unos años antes, en 1998, cuando aceptó la propuesta de Patrice Leconte de volver a formar pareja con Belmondo –el único actor que le hizo algo de sombra– en 'Uno de dos', una sencilla comedia de acción en la que una joven Vanessa Paradis debe averiguar quien de los dos es su padre biológico. El filme, a destiempo, cerraba toda una era del cine francés.

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