Entrevista

Luz Casal: “Mi prioridad es emocionar a través de la música, no del efecto visual”

La cantante ofrece tres conciertos en Catalunya este mes de agosto, el día 7 en el festival Sons del Món (Roses), el 15 en Mar d’Estiu (Santa Susanna) y el 21 en Occident Summerfest (Puigcerdà), en los que combinará las canciones de su último álbum, ‘Las ventanas de mi alma’, con el recorrido por sus más de cuatro décadas de trayectoria

La cantante Luz Casal, en una imagen promocional

La cantante Luz Casal, en una imagen promocional

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Año y pico después de publicar ‘Las ventanas de mi alma’ ha publicado una adaptación de ‘El canto del gallo’, de Radio Futura, un tema que habla de un día de feria y de los músicos ambulantes. ¿Se identifica con ellos?

Claro, yo soy un músico ambulante, lo somos, trabajadores ambulantes, un día pasando frío, luego calor… Es una manera de reivindicar eso, y un homenaje a Radio Futura, aunque no lo necesite. Las canciones con aire reggae no me son ajenas. Mi primer ‘single’, ‘El ascensor’, ya era así. Y se une a la sensación de continuar haciendo conciertos este año, y que es mejor seguir que hacer solo un concierto al mes. Como el deportista, tienes que estar engrasado. El año que viene continuaré la gira en el extranjero. Tenemos desde Helsinki hasta Hong Kong.

El músico ambulante se debe al público. ¿Hay una fricción entre el ego del artista y lo que sabe que desea la gente?

No, no, cuando yo me subo a un escenario, mi prioridad es la gente. ¿Qué sentido tiene sino subirte a un escenario? Para mí no hay fricción. Lo que quiere la gente se le da, y luego le das otras cosas que en principio no quiere pero que a lo mejor hacen poso, y luego en el concierto siguiente te las pide. Yo soy público también, y sé el esfuerzo que significa desplazarte, gastarte tu dinero en una entrada… Yo quiero dar gusto a la gente, de maneras diferentes, porque no soy alguien que tenga un estilo definido, igual estoy aquí y luego voy para allá…

En su obra hay desde rock’n’roll a boleros. 

Y conseguir una reacción digamos unánime no es fácil. Vas a un concierto de AC/DC y tiene claro lo que es. Lo mío requiere otra atención, y más dedicación, porque en un momento estás en una balsa de aceite y luego metes caña. Pero el objetivo es que la gente salga diciendo “qué bien lo he pasado”. Yo estoy en la música para ser libre, no para estar coaccionada, y mucho menos por mí misma. Y luego está tu necesidad de aventurarte como intérprete. No me visto todos los días igual, y no tengo que dar explicaciones por eso. Cantar al amor no puedes hacerlo con unas guitarras agresivas y distorsionadas, y la confianza se expresa de una manera distinta al rencor. 

En la actualidad hay una explosión de la música en directo por lo que respecta a los grandes nombres. ¿Cuál es su percepción?

Ahora no ver a Taylor Swift es como que te estás perdiendo algo importante. Yo he escuchado todos sus álbumes y me parece que tiene algunas canciones, no todas, no muchas, como ‘Shake it off’, y que la tía en conjunto es total. Pero ahora hay esa tendencia de no perderte tal cosa. Yo creo mucho en la posibilidad de que el músico tenga un sitio para actuar delante de 50 personas, y de 100, 500, 1.000, 5.000, 10.000… y lo que tú quieras. La música es la base, y luego está el espectáculo, el entretenimiento, que se puede complementar, pero que no necesariamente va en el mismo paquete. Mi prioridad es emocionar a través de la música, no de un efecto visual. Todos llevamos luces, escenografía, pensando que eso beneficia las canciones, pero yo no tengo coristas, ni bailarinas, y estoy en otro sitio. Pero no por eso juzgo de manera despectiva a lo otro. Si hay 90.000 personas que deciden ir a ver a alguien es por algo. No puedo estar en contra. 

Vivió los tiempos en que la radiofórmula pesaba en la manera de construir éxitos. ¿Cómo lo hace ahora para que una canción suene?

No tengo ni idea. Ahora hay gente con un éxito brutal de asistencia a los conciertos que no suena en la radio. La gente joven, los adolescentes, los descubren en las redes. Yo no uso TikTok, ni grabo videos ensayando al piano, ni ese tipo de cosas. No por nada, es que no tengo tiempo para todo. Priorizo pegarme unas horas haciendo unas escalas. 

Se dice que ahora, con el ‘streaming’, la gente salta de un género a otro superando los prejuicios de otros tiempos. ¿Lo ve?

Creo que es así, y lo ves en esos chicos de 15 años que llevan una camiseta de los Beatles o de los Ramones. Y dices: “¡pero si son tus abuelos! ¡O bisabuelos!”.

¿Valora la figura del fan?

Yo he llevado camisetas de Hendrix, de Billie Holiday, de AC/DC, de Led Zeppelin… Soy fan de muchísima gente, aunque estén lejos de lo que yo hago. Ahora hay muchísimas mujeres que me llaman la atención, como Billie Eilish: qué barbaridad, haciendo esas canciones tan bellas en su habitación, con su hermano… Otra que tiene un talento enorme es Olivia Rodrigo. Y en el rap, el trap, el reguetón… Karol G tiene una voz dulce y todo ese éxito.

Huy, lo que ha dicho, con el rechazo que genera el reguetón entre los adultos.

Cuando juzgas algo que te queda un poco lejos lo haces desde lo que a ti te emociona y no te puedes poner en la piel del otro. Haces un juicio que no te corresponde. ¿En el reguetón se mueve el culo? ¿Y Little Richard, en su época, que era negro y gay? No soy nada radical, ni en gustos ni en actitudes. Puedo decir que esto no lo haría, pero no juzgo vestimentas ni textos. 

En ‘El canto del gallo’ ha trabajado con Bronquio, músico y productor con ascendiente electrónico. ¿Se ve siguiendo un camino con él?

Lo conocí con su trabajo con Rocío Márquez. En ‘El canto del gallo’ ha habido un trabajo de dos con cierta sonoridad electrónica. ¿Puede tener continuación? Ni idea. ¿Qué puedo hacer para mi álbum número 18? ¿Canciones nuevas o reinterpretaciones? No lo sé. Me cuesta mucho hacer álbumes. El último representó cinco años. En este momento no tengo la capacidad de imaginármelo.