Obituario

La emotiva despedida a Pablo Huerres, escenógrafo del Liceu, fallecido en el accidente de barranquismo de Girona

Pablo Huerres recorrió buena parte del mundo gracias a sus espectáculos y adaptaciones teatrales

Despedida a Pablo Huerres en el Teatre Lliure de Montjuïc

Despedida a Pablo Huerres en el Teatre Lliure de Montjuïc / EPC

Lauren García

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Hay destellos de luz que se revelan nada más a la superficie y acaban por convertirse en la protuberancia de un diamante. Todo ello se podría decir de Pablo Huerres, escenógrafo asturiano residente en Barcelona, que falleció el pasado fin de semana en un accidente de barranquismo en Queralbs (Girona).

Desde muy niño Pablo Huerres sabía exprimir las gotas del talento: inquieto intelectualmente y sereno en el terreno personal. Partiendo de la concordia de una sonrisa, deslizaba con soltura y fragilidad el lápiz para retratar lo que tenía al lado o lo que imaginaba, mientras su mente bullía en el ansia de crear.

Comprometido socialmente y activo: ya de joven tuvo un programa en radio libre Cucaracha y un grupo de 'hardcore'. A partir de esa sonrisa llevaba los proyectos a buen puerto con una alta dosis de exigencia, seriedad y una enorme capacidad de perfeccionamiento.

Licenciado en Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, con la especialidad de escenografía dentro del título superior en arte dramático. Escenógrafo del Teatro Liceo de Barcelona en teatro y ópera, sus montajes recogieron el reconocimiento de las grandes ovaciones. Su desbordante trabajo y espíritu aventurero le hizo viajar por todo el mundo: estrenó la ópera 'Carmen' en Seúl y recorrió con sus espectáculos buena parte del mundo.

Realizó desde adaptaciones teatrales, como el 'Macbeth' de Shakespeare, hasta espectáculos de música electrónica en Elrow, que llegó a 26 países, y en que se hallaba inmerso de nuevo en los últimos tiempos, además de realizar los escenarios para músicos como Pablo López o Antonio Orozco. Su figura fue adquiriendo más presencia y prestigio con los años en Cataluña, no en vano fue profesor del departamento de Diseño escénico de la Escola Superior d’Art Dramatic y trabajó incansablemente en el Institut del Teatre.

Tras su fallecimiento un buen número de amigos se congregaron en señal de homenaje. Se leyó un manifiesto, en el que se encontraban frases como “Lo que realmente siento por ti es admiración. Por tu actitud ante la vida, tu sabiduría, tu inquietud, tu apertura mental, tu salvajismo y tu saber estar. Porque sabes disfrutar de todo a lo loco”.

A Pablo Huerres le gustaba pasear por las calles de Barcelona y en alguna recóndita y acogedora taberna tomar un vino con sus amigos y compañeros Daniel Klin, Carles Capdet o Sancho Moro, entre tantos otros. Y visitar Oviedo en vacaciones para charlar, gran amante de las tertulias y las palabras articuladas con pausa, con Montse, Hugo, Gustavo, Vázquez y muchos otros compañeros. 

Siempre tendrá un hueco en la inmensidad del Liceo y en Sietes, su pequeño pueblo asturiano. Un abrazo fuerte desde aquí a sus padres, Isabel y Paco y a toda la familia. El firmamento lo componen siempre las personas creativas.