Los puntos calientes del rock

Lea el prólogo de 'Lugares míticos del rock' del fotoperiodista Ferran Sendra

Con motivo de la publicación del libro de fotografías 'Lugares míticos del rock: 300 escenarios que han hecho historia. De Woodstock a Abbey Road' de Ferran Sendra y los dos conciertos en Barcelona de Bruce Springsteen, EL PERIÓDICO ofrece a sus lectores el prólogo del volumen, escrito por el crítico musical Jordi Bianciotto

La portada del libro de fotografías que ha prologado Jordi Bianciotto y su autor, Ferran Sendra.

La portada del libro de fotografías que ha prologado Jordi Bianciotto y su autor, Ferran Sendra. / EPC

Jordi Bianciotto

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Un viaje apasionante a la mitología viva del rock’n’roll

Hablar de rock es apuntar al fenómeno cultural más poderoso y transformador de la era moderna, que conserva posiciones en el sustrato de las músicas y del imaginario colectivo de la actualidad. Un género que es mucho más que eso y que ha desarrollado una mitología asociada a los escenarios propios de la extensísima galería de artistas. Lugares poco menos que santos, con su aura, su memoria y su fondo sentimental, a los que Ferran Sendra apunta con su cámara desde hace más de cuatro décadas, con un balance tan exhaustivo como el que refleja este libro.

Lo que Sendra nos propone aquí es un viaje tan literal en el sentido geográfico como artístico y emocional. Historia pura y palpable de los últimos setenta años de cultura popular a través del encuentro con todos aquellos lugares que un día fueron inspiradores o que nos ayudan a completar el significado de las obras de los grandes creadores de la era del rock. El mosaico es formidable y cubre un amplísimo espectro de enclaves y fetiches. Las casas en que nacieron cantantes y compositores, los estudios donde se grabaron los álbumes míticos y las salas de concierto cuyos recuerdos todavía retumban. Calles, jardines, paisajes, edificios y ornamentos inmortalizados en portadas de álbumes y hoteles, restaurantes y cafés donde cosas importantes sucedieron. Cruces de caminos, estaciones de metro, murales. Clubs de culto, a veces minúsculos, escondidos en el callejero, pero que marcaron tendencia. Esculturas y placas conmemorativas, tótems asociados a obras y carreteras infinitas. Playas con poder sugerente, puentes icónicos, prostíbulos de honorable subtexto y cárceles cuyas paredes hablan. Sepulturas y lápidas que siguen invitando a la peregrinación y a la ofrenda.

Todas estas fotografías son el fruto de la búsqueda apasionada de Ferran Sendra de los puntos calientes de la historia del rock, la mayoría repartidos entre el Reino Unido, Irlanda y los Estados Unidos, las sedes bautismales de este relato musical. En ciudades como Londres, Liverpool o Dublín se ha pateado Sendra las calles a la caza del trofeo asociado a David Bowie, los Beatles o Van Morrison.

Y ha salido de las urbes en busca de aquellas rocas que fascinaron a Led Zeppelin, del caserío fantasmal de Black Sabbath o de las casas en que nacieron o vivieron Mick Jagger o Freddie Mercury. Al otro lado del Atlántico, ha cazado los puntos calientes de metrópolis como Nueva York o Filadelfia, ha recorrido la legendaria Ruta 66, de Chicago a Los Ángeles, sin dejar nunca de disparar la cámara, y se ha deslizado hacia el este y el sur, atraído por las fuentes bautismales: Memphis, Nashville, Nueva Orleans y sus caminos secundarios. Esas fotos que reflejan el necesario roce con el country y el blues, el eco de Johnny Cash y B. B. King. Obligada y minuciosa visita a ‘Graceland’, la mansión de Elvis Presley, gran mausoleo del rock and roll, retratado del derecho y del revés sin escatimar detalle. Y su objetivo ha ido en busca de otros enclaves carismáticos, más allá del mundo ‘anglo’: el Berlín de David Bowie y Pink Floyd, el Montreux que hizo historia con Deep Purple, la Menorca telúrica de Mike Oldfield.

La singladura que nos propone el libro está ordenada a partir de los lugares, y no de los artistas, lo cual le da un sentido útil como guía de viaje en la que cada ciudad y cada enclave brindan la galería completa de puntos de interés para el conocedor del rock. Así, esta obra es tanto una ventana abierta a la evocación y a la revisión de la música que nos sigue estremeciendo, dado que estas fotografías se salen de su marco físico, caminan y nos sacuden por dentro, como una invitación a hacer las maletas ‘ipso facto’ y a marchar a descubrir por uno mismo, y olfatear, y tocar (si es posible), las piezas y escenarios aquí mostrados.

Lo que viene en las próximas páginas es el reflejo selecto de un archivo vivido kilómetro a kilómetro por Ferran Sendra, fotoperiodista y apasionado del rock a partes iguales, aunque él sostenga que no es más que un ‘freak’, porque cuando los demás se van de vacaciones a la playa él se monta una ruta por el sur de Inglaterra o por New Jersey, persiguiendo las huellas de los ídolos. Pero aquí está su obra, hablándonos del deseo de tocar a los mitos con la punta de los dedos. Con su cascada de imágenes y sus textos explicativos, ‘Lugares míticos del rock’ es un libro en el que detenerte en cada página, en cada detalle, y descubrir hechos y claves fascinantes, que tal vez se te habían escapado. Cuaderno de viaje, fuente de información y, más allá de eso, un espectáculo en sí mismo que nos invita a perdernos a placer por los caminos y recodos de la banda sonora de nuestras vidas.

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